El libro m¨ªtico de Mart¨ªn-Santos llega al cine
En 1961, la editorial Seix Barral publicada Tiempo de silencio, novela de Luis Mart¨ªn-Santos que ven¨ªa a acabar con la moda tremendista que hab¨ªa impregnado la literatura surgida despu¨¦s de la guerra civil. Luis Mart¨ªn-Santos, en Tiempo de silencio, ya no habla del acto de escribir como de un gesto directamente ligado a una ut¨®pica revoluci¨®n ni defiende el objetivismo como t¨¦cnica literaria.En la novela Tiempo de silencio se remeda, con intenciones destructivas, la ret¨®rica del r¨¦gimen y se postula, ni que sea indirectamente, el derecho del autor a dotar de autonom¨ªa a sus obras, que no tienen por qu¨¦ verse como el espejo de la realidad, sobre todo si de ¨¦sta nos quedamos con la estricta superficie.
Tiempo de silencio
Director: Vicente Aranda. Int¨¦rpretes: Imanol Arias, Victoria Abril, Juan Echanove, Francisco Ralbal, Francisco Algora, Joaqu¨ªn Hinojosa, Charo L¨®pez y Queta Claver. Gui¨®n: V. Aranda y Antonio Babinad, basado en la novela hom¨®nima de Luis Mart¨ªn-Santos.Fotograf¨ªa: Joan Arnor¨®s. Decorados: Josep, Rosell. Montaje: Teresa Font. Espa?ola, 1986. Estreno en cines Aluche, Benlliure, Lope de Vega y Novedades.
En 1985, Vicente Aranda ha podido rodar Tiempo de silencio [que hoy jueves se estrena en varios cines de Madrid], algo que se hab¨ªa propuesto casi en el mismo momento en que apareci¨® el libro. Pero el cine, las im¨¢genes, son v¨ªctimas de su inmediatez y es dif¨ªcil lograr que destilen la iron¨ªa deseada, que ellas no reivindiquen por s¨ª solas ese tremendismo del que se intenta huir.
Adem¨¢s, la censura cinematogr¨¢fica era mucho m¨¢s, estricta que la literaria por obvias; razones de popularidad del medio -las mismas que hoy rigen, para la televisi¨®n y que no se cuestionan- y la espera ha sido obligada. El franquismo nunca hubiera aceptado que se hablara de Espa?a como de un reino de silencio poblado por eunucos.
Esos 25 a?os transcurridos entre la novela y la pel¨ªcula justifican -si es que hac¨ªa falta- que Vicente Aranda haya hecho su lectura, que el cineasta haya optado por realizar algunos peque?os cambios argumentales -hay supresiones o elipsis que obedecen a una estricta l¨®gica de concentraci¨®n dram¨¢tica- y matizar el sentido ¨²ltimo de la absurda peripecia vivida por Pedro, ese investigador protagonista que descubrir¨¢ que el mundo no tiene nada que ver con la asepsia y racionalidad de los laboratorios.
En palabras de Joan Lluis Marfany, los intelectuales son mostrados "como una especie zool¨®gica no s¨®lo socialmente marginada, sino absolutamente incapaz, rid¨ªcula e irrelevante".
Pero en la mirada de Luis Mart¨ªn-Santos hay "una cierta iron¨ªa conmiserativa y, por encima de todo, el intelectual es presentado como una v¨ªctima". Vicente Aranda ha privado de piedad a la mirada al reducir la martirolog¨ªa de Pedro -no pierde su plaza de cient¨ªfico dedicado a repetir experimentos ya hechos en otros pa¨ªses, por otras personas y sin ning¨²n resultado- y limitar la iron¨ªa de que estaba dotado gracias al proceso de identificaci¨®n existente entre el autor y su protagonista.
Atractivo
El personaje m¨¢s atractivo de Tiempo de silencio-pel¨ªcula es Dorita, a la que el gui¨®n ha insuflado una vitalidad y entusiasmo de que carec¨ªa en el texto novelesco, quiz¨¢ buscando adaptar esa chica casamentera a las dotes de Victoria Abril, una presencia casi constante en las ¨²ltimas cintas de Aranda, tan obsesiva para el cineasta como llega a serlo para Pedro, que la ve por todas partes, como insinuante nieta de la propietaria de la pensi¨®n en que se aloja, como prostituta t¨ªsica o como marisabidilla existencialista proustiana.Esta omnipresencia de Dorita, as¨ª como el car¨¢cter ed¨ªpico de las relaciones entre Mat¨ªas y su madre -Charo L¨®pez es perfecta anfitriona en salones elegantes, pero tambi¨¦n es una prostituta avejentada y ninf¨®mana-, son dos de las v¨ªas de escape que el cineasta Vicente Aranda ha encontrado para dotar al filme que presenta de una dimensi¨®n que trascienda la estricta cr¨®nica, ese behaviorismo al que se ha dicho est¨¢ inevitablemente condenada la imagen fotogr¨¢fica.
Otros recursos son m¨¢s convencionales y est¨¢n dentro mismo de la novela -el cad¨¢ver imaginado en el suelo del sal¨®n- o dentro de la tradici¨®n cinematogr¨¢fica- la voz en off en las secuencias carcelarias.
Tiempo de silencio es un filme de mundos cerrados y estancos, que s¨®lo se sostienen si permanecen aislados. Pedro se ve envuelto en una serie de equ¨ªvocos y, finalmente, en un crimen, porque se ha atrevido a abandonar la casilla que le estaba asignada.
Casual
Pero, y eso lo recalca m¨¢s Vicente Aranda que el propio Luis Mart¨ªn-Santos, este salirse del marco prefijado es casual, porque Pedro es un cobarde, una persona que vio quiere hacer nada para que las cosas sean distintas, que acepta sumisamente las desgracias que le caen encima. Quiz¨¢ por eso, porque es m¨¢s culpable -?m¨¢s franquista?- el h¨¦roe cinematogr¨¢fico que el novelesco, el castigo final es menor.El gran dilema de esta pel¨ªcula que ahora se estrena en Espa?a estriba en su capacidad para existir aut¨®nomamente, imponi¨¦ndose a la letra impresa de la misma manera que ¨¦sta venci¨® a la realidad. Y eso s¨®lo puede calibrar hasta qu¨¦ punto se ha logrado un espectador virgen, no contaminado por la presencia fort¨ªsima del estilo del novelista Luis Mart¨ªn Santos, de su poder de innovaci¨®n y renovaci¨®n, de sus saltos del engolamiento a la desesperaci¨®n, de la cr¨®nica al delirio, en una novela con iana voluntad de riesgo que no encontramos en el filme, qui¨¦n sabe si por fortuna.
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