Tres dimensiones del pianismo contempor¨¢neo
En 48 horas hemos podido escuchar a tres pianistas de tan diverso talante como seguros m¨¦ritos: el irland¨¦s Tinney (Dubl¨ªn, 1958), el sovi¨¦tico Gregori Sokolov y la portuguesa Mar¨ªa-Jo¨¢o Pires (Lisboa, 1944). Sobre Tinney hemos escrito bastante desde que obtuvo el Premio Paloma O'Shea 1984, despu¨¦s de haber ganado el Pozzoli 1983. Entre las ventajas del galard¨®n saritanderino no es la menor el absoluto lanzamiento que suponen docenas y docenas de actuaciones en Europa y Am¨¦rica. Quien salga triunfante de semejante prueba quedar¨¢ absolutamente colocado entre los grandes del piano.Lleva camino de tal situaci¨®n el dublin¨¦s Hugh Tinney, del que existe ya en el mercado internacional un excelente disco -impulsado tambi¨¦n por Paloma O'Shea- dedicado a Franz Liszt, pieza indispensable en la abundante discograf¨ªa del compositor h¨²ngaro, cima del piano rom¨¢ntico y puerta del moderno. Esta vez, Liszt figur¨® tan s¨®lo con dos p¨¢ginas (Armon¨ªas de la tarde y Chasse-neige -Barrenieves-), tocadas primorosamente.
Hugb Tinney, Gregori Sokolov y Mar¨ªa-Jo¨¢o Pires
Obras de Schubert, Halffter, Liszt, Prokofiev, Chaikovski, Schumann, Debussy, Mozart y Beethoven. Teatro Real. Madrid, 11 y 12 de marzo.
No lo fue menos, e incluso me pareci¨® el punto m¨¢s elevado del recital, la versi¨®n de la Sonata n¨²mero 8, en si bemol, de Sergei Prokofiev, que combina perfectamente dos rasgos que son caracter¨ªsticos de Tinney y que parecen contradictorios: un rec¨®ndito lirismo y cierta dosis de austeridad que, por momentos, roza la sequedad. Enteramente valiosa la traducci¨®n de la Cadencia, de Crist¨®bal Halffter, una muestra del magisterio alcanzado por el compositor madrile?o tan alto que, a pesar del lenguaje y la supercontrastante vecindad de Schubert, arranc¨® una largu¨ªsima ovaci¨®n a un p¨²blico mayoritario y preferentemente conservador.
En la Sonata en si bemol, p¨®stuma, de Franz Schubert, Tinney se produjo en perfecto ganador de un gran premio, pero falt¨® la imaginaci¨®n creadora que, de entrada, quiere decir imaginaci¨®n sonora. En una obra como ¨¦sta -tal sucede en el Concierto en sol beethoveniano- es preciso fabricar el encanto sonoro desde el primer momento. "El buen d¨ªa se ve desde el alba", dicen los italianos, y en esta sonata la concepci¨®n trascendente del int¨¦rprete debe evidenciarse desde el milagroso comienzo. S¨®lo esa carga un tanto aseptica disminuy¨® los atractivos de una ejecuci¨®n de gran pianista. Hay que resaltarlo en Tinney porque es un excelente m¨²sico y est¨¢ dotado no s¨®lo para el triunfo virtuos¨ªstico, sino tambi¨¦n para hacer de su toque esa belleza que, cada uno con su sonido, prestigiaron el pianismo de un Rubinstein, un Schnabel, un Gilels, un Barenboim, una Argerich, un Zimmerman. El ¨¦xito fue claro, pero el entusiasmo, con todo hacerse presente, un tanto mesurado, como la l¨ªnea del pensamiento de Tinney.
El estilo de Sokolov
Tiene el secreto sonoro el sovi¨¦tico Gregori Solcolov, y luce, en m¨¢xima medida, un talante virtuos¨ªstico de gran clase, como qued¨® evidenciado en su Concierto en s¨ª bemol menor, de Chaikovski, con la Sinf¨®nica de Mosc¨², dirigida por Ver¨®nica Dudarova. Pero el estilo de Sokolov parec¨ªa llevamos a la sensibilidad y los gustos de otro tiempo, y hasta dir¨ªa que su versi¨®n de la brillante pieza chaikovskiana tuvo el encanto de lo kitsch. Excelentes las cuerdas de la Sinf¨®nica de Mosc¨², y de inferior calidad los vientos, en conjunto es, un buen instrumento, aunque su directora no resulta particularmente interesante (pensemos en otra mujer directora, Nadia Boulanger).La portuguesa Mar¨ªa-Jo¨¢o Pires volvi¨® a encandilar al auditorio con la calidad de su sonido, la nitidez de su juego y la hondura de un pensamiento tan rico en fidelidad como en imaginaci¨®n.
Cada autor encuentra en Pires el enfoque justo y necesario: el Schumann de las Escenas (de ni?os, del bosque), el Debussy de Pour le piano, el Mozart de la Sonata KV 310, en la menor, y el Beethoven cimero de la Sonata opus 1100, toda una suma musical, plena de novedad, abierta hacia el futuro y sintetizadora del pasado.
Brava, brav¨ªsima versi¨®n la de Mar¨ªa-Jo¨¢o, como corresponde a una de las primeras figuras del pianismo europeo actual. Entusiasmo sin tasa por parte de la audiencia, que ovacion¨® o brave¨® a la singular int¨¦rprete.
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