Qui¨¦n defiende los derechos humanos
M?S DE 12 d¨ªas, lleva el industrial Jos¨¦ Mar¨ªa Ega?a secuestrado por ETA. Una vez m¨¢s el bandidaje pol¨ªtico aplica a sus v¨ªctimas toda clase de extorsiones: detiene por la fuerza a las personas, las a¨ªsla sensorialmente para proceder a los sucesivos traslados, las encierra en recintos equivalentes a celdas, a veces sin luz y en condiciones higi¨¦nicas m¨¢s que precarias, les censura las comunicaciones con el mundo exterior y extiende sobre la cabeza del secuestrado una permanente amenaza de muerte. Los secuestros a manos de terroristas constituyen uno de los mayores y m¨¢s continuados atentados a los derechos humanos que se registra en nuestro pa¨ªs. Dif¨ªcilmente se encontrar¨¢n casos m¨¢s graves de ejercicio de la tortura y de humillante privaci¨®n de libertad. La falacia de identificar la violencia y la tortura de los terroristas con la acci¨®n legal de la polic¨ªa y de la justicia halla en los secuestros una de sus mayores evidencias. No es extra?o, por tanto, que quienes defienden esta curiosa e interesada teor¨ªa, portavoces conspicuos del brazo armado de E-TA, se nieguen al m¨¢s m¨ªnimo gesto de conmiseraci¨®n y de solidaridad con quienes sufren de tan humillante y dolorosa detenci¨®n fuera de toda legalidad y de toda racionalidad pol¨ªtica. Pero m¨¢s grave resulta que en el resto de la sociedad cunda el silencio y la indiferencia.Casi olvidado por el conjunto del mundo pol¨ªtico, preocupado ¨²nicamente por el refer¨¦ndum, sus causas y sus consecuencias; ?relegado por los medios de comunicaci¨®n al segundo o tercer plano de la actualidad; acallado por los propios terroristas y afines, que tratan de cobrar el rescate y no de montar una operaci¨®n propagand¨ªstica, y por la propia familia, por una muy respetable l¨®gica tendente a salvar su vida antes de realizar una campa?a contra los terroristas: ah¨ª est¨¢ Jos¨¦ Mar¨ªa Ega?a, ejemplo de atentado continuo a la libertad, y a los derechos humanos, sin que asociaciones y entidades preocupadas por su respeto hayan realizado siquiera un gesto verbal, en un momento en que, precisamente, han sido pr¨®digos en comparecencias a prop¨®sito del refer¨¦ndum.
Que grupos pol¨ªticos y entidades perfectamente identificados con el sistema democr¨¢tico se hallen asociados, por mor de la OTAN o de cualquier otra circunstancia, con portavoces y justificadores de la delincuencia armada contra las instituciones de este pa¨ªs, que la misma etiqueta pacifista sea instrumentalizada por gentes que mantienen posiciones ambiguas frente a la violencia y al uso de las armas contra ciudadanos indefensos, son efectos preocupantes de la confusi¨®n generada por el debate en tomo al refer¨¦ndum. El debate de la izquierda espa?ola, su propia recomposici¨®n tras las fracturas recientemente causadas por la pol¨ªtica atlantista del Gobierno, ser¨¢ imposible si no hay una reflexi¨®n honesta en torno a las circunstancias que hacen posible el uso de dos varas de medir, permiti¨¦ndose algunos -pretendidos pacifistas- condenar en nombre de principios no violentos la permanencia de Espa?a en la OTAN y aceptar, en cambio, la violencia "en determinadas circunstancias", justificando la extorsi¨®n y el asesinato -ah¨ª est¨¢ el nuevo atentado de Zumaya- como sistema de lucha pol¨ªtica contra las instituciones de nuestra Constituci¨®n.
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