Pepe Mart¨ªnez
He tardado algunos d¨ªas en escribir estas l¨ªneas por la pena que produce la p¨¦rdida de una. persona con la que, se ha tenido un gran afecto personal y por la desaparici¨®n que esta p¨¦rdida conlleva de girones enteros de nuestra existencia.Pepe Mart¨ªnez fue para m¨ª un ser entra?able en los momentos dram¨¢ticos del comienzo de mi exilio, por el apoyo moral que nos dimos mutuamente y por tantas otras cosas. Entre innombrables recuerdos queda, por ejemplo, el de las muchas veces que juntos recorrimos, cogidos de la mano de su hija, entonces ni?a, los jardines de las Tuller¨ªas.
Pero Pepe fue, sobre todo, un elemento clave en lo que constituy¨® un hecho fundamental en mi vida e, indudablemente, una aportaci¨®n importante para el nacimiento de una Espa?a nueva: la fundaci¨®n de Ruedo Ib¨¦rico. ?Record¨¢is, Elena, Nicol¨¢s, Ram¨®n, etc¨¦tera, aquellas conversaciones en Andorra y el momento de la firma del acta de fundaci¨®n en el caf¨¦ de Cluny, del Boulevard Saint Michel? ?Recuerdas, Hugs Thomas, nuestras conversaciones en el Reform Club, de Londres, para adquirir en inmejorables condiciones los derechos de traducci¨®n de tu Historia de la guerra civil, e id¨¦nticas gestiones en la Cambridge University Press para el Laberinto espa?ol, de Gerald Brennan; las mismas en Par¨ªs para la Historia de Pasa a la p¨¢gina 12
Viene de la p¨¢gina 11
la guerra civil, de Mihail KoItsov, y la visita de Southworth a nuestra primera sede de la Place Saint Andr¨¦ des Arts?
No digo todo esto para que se me recuerde ni para mi recuerdo, sino para confirmar mi identificaci¨®n con el de Pepe. Muchos a?os estuvimos separados y de pronto me encontr¨¦ ante su f¨¦retro. Muchos amigos acudieron a despedirle, pero no hubo representaci¨®n oficial y falt¨® la de aquella juventud que en los libros de Ruedo Ib¨¦rico asent¨® y confirm¨® su rebeld¨ªa contra una tiran¨ªa sangrienta. Pepe desapareci¨® solo, como tantos luchadores de la historia. Sirvan estas l¨ªneas para confirmar que, mientras siga la sangre regando las c¨¦lulas de mi cerebro, estar¨¢ presente en el recuerdo de quien fue su entra?able amigo y el compa?ero de una gran aventura com¨²n.-
, embajador de Espa?a en ,
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