Fuera de lugar
Fulgor i mort de Joaqu¨ªn Murieta.
Autor: Pablo Neruda. Traducci¨®n al catal¨¢n, de Miquel Mart¨ª i Pol. M¨²sica de Josep M. Mainat. Int¨¦rpretes: Juli¨¤ Argudo, Txiki Berraorido, Ricard Borras, Teresa Estrada, Ester Formosa, Llu¨ªs Homar, Quim Lecina, Blai Llopis, Carlota Soldevilla, Ramon Vall. Direcci¨®n musical: Josep Pons. Coreograf¨ªa: Lydia Azzopardi y Celso Gelabert. Espacio esc¨¦nico, vestuario y direcci¨®n: Fabi¨¤ Puigserver. Compa?¨ªa del Teatre Lliure, Barcelona. VI Festival de Teatro. Estreno: Mar¨ªa Guerrero, 20 de marzo de 1986.
Primero est¨¢ la cuesti¨®n de la traducci¨®n: de si es necesario traducir al catal¨¢n a Pablo Neruda o si es s¨®lo un acto gratuito de afirmaci¨®n ling¨¹¨ªstica por razones que no son literarias o teatrales.Traducir es pasar un texto de una lengua a otra para aquellos que no comprenden la primera; puede o no haber una p¨¦rdida, seg¨²n la destreza del traductor. Cuando lo que se traduce es un poeta, la p¨¦rdida es segura; cuando es un poeta como Pablo Neruda, inevitable, porque su poes¨ªa est¨¢ apoyada en una riqueza de lenguaje, de vocabulario y de relaci¨®n inmaterial de las palabras; la narraci¨®n -en el caso de este poema ¨¦pico- no es s¨®lo el cuento de la vida del h¨¦roe, sino algo m¨¢s: es tambi¨¦n una forma elevada del arte de la palabra.
Traducir a Neruda al catal¨¢n es encomiable como servicio para aqu¨¦llos que no tengan la suerte de entenderlo en su idioma original; hacerlo para los que no quieran es empeque?ecer los dos idiomas. Todo ello, aparte de los valores intr¨ªnsecos de esta traducci¨®n de Miquel Mart¨ª i Pol, que es sonora, amarga cuando el original lo requiere, ir¨®nica cuando lo pide. Pero que no es el original, que tiene una grandeza universal. Pero es de temer que, aun en el original, el poema de Neruda seguir¨ªa estando mal a gusto dentro de la otra traducci¨®n, la que ha hecho Fabi¨¤ Puigserver al espect¨¢culo. Esta cantata resulta mal en una versi¨®n de circo. Hay como una frivolizaci¨®n, una trivializaci¨®n de lo que ha sido y sigue siendo una tragedia de nuestro tiempo.
La prosodia del payaso y el augusto son peculiares y tienen otro cometido en el que no entra, ni traducido, el verbo de Neruda; la imaginer¨ªa del ilusionista o del fun¨¢mbulo no encajan. La pureza, en el teatro como en otras manifestaciones de la vida, no es una cuesti¨®n de respeto, de rigidez, de fidelidad o de conservadurismo, sino simplemente de coherencia: que aquello que se dice sea coherente con aquello que se ve, o que encuentren un punto de concordancia. Por ejemplo, el juego de metaf¨ªsica y circo en Esperando a Godot es coherente, como lo es en algunas piezas de Brecht en las que hay circo y music hall como base de ideolog¨ªa y pol¨ªtica.
Unidad de creaci¨®n
Todo el g¨¦nero de cabar¨¦ literario est¨¢ basado en esos encuentros enriquecedores. Pero todos ellos, tambi¨¦n, parten de una unidad de creaci¨®n, de un juego creador de fondo y forma: aqu¨ª es una superposici¨®n y est¨¢ fuera de lugar. El espect¨¢culo, por s¨ª mismo, es inactivo: la acci¨®n est¨¢ narrada, y en algunos momentos remedada, en la supuesta pista. Estos remedos entrecortan el aliento del texto, lo reducen. Y las acciones menores inventadas distraen.
Todo esto es, tambi¨¦n, independiente de su belleza propia: del alarde de tejidos y colores de cada uno de los figurines y de su mezcla en la pista, somera y evocadora, y de la musiquilla adecuada con sus peque?as canciones, de n¨²meros tan logrados corno el de la cantante negra sobre el molde f¨ªsico y sonoro de Josephine Baker y de continua exhibici¨®n de calidad de los actores y actrices del Lliure. Es una creaci¨®n de espect¨¢culo que est¨¢ pidiendo que se escriba un texto para ¨¦l, sin pensar en Neruda ni en nada parecido.
La voluntad de homenaje a Pablo Neruda, al mundo que narra y c¨®mo lo narra, est¨¢ patente en el traductor y en el director. Merecen resaltarse. Estas buenas voluntades resultan frustradas: hay grandes ideas que no resisten la pr¨¢ctica. Esta es una de ellas.
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