Un Lope infantil

El amor enamoradoDe Lope de Vega. Int¨¦rpretes: Rosa Savoini, Valent¨ªn Hidalgo, Ascensi6n Ferreras, Nacho Novo, Marisol Rolandi, Montse G. Romeu, Pedro Oca?a, Susana Hern¨¢ndez, Ernesto Caballero. Escenograf¨ªa de Amador M¨¦ndez. Figurines de Ascensi¨®n Ferreras. Direcci¨®n: Ernesto Caballero.Producciones Marginales. Estreno: Sala Cadarso. Madrid.

Ernesto Caballero [al frente del grupo de Producciones Marginales, grupo que ha puesto recientemente en la escena madrile?a El cuervo graznador grita venganza y Rosaura] es un director imaginativo, capaz de crear met¨¢foras esc¨¦nicas bonitas y de realizar hallazgos de dramaturgia; muestra en El amor enamorado, de Lope de Vega, un peque?o talento, porque sus medios son peque?os, y se desea esperar que tuviera un talento mayor si sus medios crecieran. La obra de Lope de Vega es menor y olvidada, probablemente con jUSticia.

Es buc¨®lica y mitol¨®gica -de cuando "el mundo mitologizaba", en expresi¨®n de Astrana Mar¨ªn-, y cuenta los enredos ainorosos de Febo, Dafne -convertida en Laurel- y del propio Cupido, v¨ªctima de s¨ª mismo, -idea que a Lope de Vega debi¨® parecerle un hallazgo. En realidad, es un juego de palabras sobre el amor.

Perder palabras

Ernesto Caballero deja perder la mayor parte de esas palabras: entre los medios que le faltan est¨¢n los de los int¨¦rpretes. Una compa?¨ªa joven y muy desigual de aspecto y de dicci¨®n destroza los versos de Lope de Vega con las faltas m¨¢s habituales: las acentuaciones donde no corresponden; el subrayado de palabras que les asombran, pero que no tienen significado especial; el corte de las emisiones de voz de forma que se pierdan al mismo tiempo el sonido y la sonoridad po¨¦tica.

Cuando se escucha al propio director en su interpretaci¨®n de J¨²piter se comprende que no pueda haber ense?ado mejor a sus actores, porque ¨¦l mismo se ha desentendido de esa cuesti¨®n.

Queda, sin embargo, una fresca sensaci¨®n escolar, un atira de ingenuidad, que se a?ade al aire general de la direcci¨®n de escena: un aire de peque?a broma simplifica, de buen juego de sal¨®n. Hay algo que atrae por encima de los defectos, aunque sea precisamente el mayor de los defectos: el de situar la dramaturgia y la creaci¨®n de efectos por encima de lo que se est¨¢ desarrollando.

La obra montada por Producciones Marginales tiene poco p¨²blico, pero el que va -unas 40 personas en la tarde del Jueves Santo- se siente prendido por este trabajo juvenil y por los descubrimientos esc¨¦nicos de Ernesto Caballero, y los aplaude con calor.