Piero Faggioni, director de 'Boris Godunov', satisfecho de su 'hermandad art¨ªstica' con Domingo y Raimondi
Piero Faggioni -"hermano art¨ªstico" de Pl¨¢cido Domingo y Ruggero Raimondi- es uno de los grandes nombres entre los directores de escena italianos. Sin embargo, su trayectoria no ha sido ni breve ni sencilla. Quiz¨¢ su primer gran ¨¦xito fuese precisamente el Boris Godunov de Mussorgski, que ahora dirige en el teatro de la Zarzuela (hoy y el pr¨®ximo d¨ªa 4 de abril se celebran nuevas representaciones). La trayectoria de Faggion junto a Ruggero Raimondi -protagonista tambi¨¦n del Boris Godunov que se puede ver y escuchar en Madrid- se inici¨® hace m¨¢s de una d¨¦cada.
Corr¨ªan los primeros a?os de los setenta cuando a Ruggero Raimondi, que interpreta el Boris en esta versi¨®n, le ofrecieron cantar la ¨®pera en La Fenice, de Venecia. Se hablaba de que el director de escena ser¨ªa Visconti, pero Raimondi puso como condici¨®n a Faggioni, con quien ya hab¨ªa trabajado en Fausio al inicio de su carrera. Desde entonces ambos han colaborado con frecuencia. Pl¨¢cido Domingo es otro cantante que se ha sentido muy a gusto con Faggioni, y cuando ¨¦ste no era todav¨ªa famoso le llev¨® de la mano a muchos teatros, entre otros al de la Zarzuela.Pregunta. Pl¨¢cido Domingo y usted se han ayudado mucho mutuamente. Recuerdo aquel Manon Lescaut con el que se present¨® aqu¨ª. Usted se decidi¨® a venir por Pl¨¢cido y que una vez aqu¨ª se disgust¨® mucho tanto por la carencia de medios como porque Pl¨¢cido se present¨® un par de d¨ªas antes de la premier. Luego, el pasado a?o, volvieron a trabajar juntos en Otelo. ?Qu¨¦ representan Pl¨¢cido y Ruggero para usted?
Respuesta. S¨ª, me acuerdo de aquella Manon y del retraso de Pl¨¢cido. Hoy d¨ªa ya no me puedo enfadar con ¨¦l por cosas as¨ª, aunque la ¨²ltima de estas an¨¦cdotas haya sucedido en la inauguraci¨®n de la Scala con Carmen, en 1984, donde se present¨® dos d¨ªas antes de la general, porque es ¨¦l quien cre¨® mi nombre en el mundo. Yo fui actor hasta que Jean Villar me anim¨® a dar el paso hacia la ¨®pera; Villar me present¨® a Pl¨¢cido en Verona en 1969, y de aquel contacto naci¨® una amistad que trajo como frutos La Fanciula del West, en el Covent Garden; mi primera producci¨®n en la Scala con Tosca, el deb¨² en el Metropolitan con Francesca de R¨ªmini, el multitudinario Otelo de Madrid, al que por cierto no se le ha dado toda la importancia que realmente tuvo... Pl¨¢cido y Ruggero son mis dos hermanos en la vida art¨ªstica, y ambos reconocen que act¨²an mejor cuando trabajan conmigo, igual que yo necesito artistas como ellos. Yo no les digo ve a la derecha o a la izquierda, sino que hago el papel en escena incluso cant¨¢ndolo. Los tres sabemos que un cantante s¨®lo llega a cantar bien un papel cuando sabe representarlo. Callas fue la prodigiosa artista que nos lo descubri¨® a todos.
P. Hay al menos otras dos voces de mujeres que le han dirig¨ªdo sendas cartas de aut¨¦ntico agradecimiento. Estoy refiri¨¦ndome a Teresa Berganza y Renata Scotto...
R. S¨ª, siempre digo a los amigos que cuando sea viejo pondr¨¦ en un marco las dos cartas. Teresa lo hizo despu¨¦s de su primera Carmen, en Edimburgo, en 1977, y Renata, tras la Francesca de R¨ªmini, en Nueva York, en 1984. Ellas, ya en la cima de su carrera, me escribieron con palabras diferentes, pero el mismo fondo, algo as¨ª como "gracias porque por primera vez he encontrado un director que sac¨® de m¨ª cosas que estando no sab¨ªa que exist¨ªan".
P. El pasado verano tuvo una pelea con el director del Festival de Salzburgo. ?Qu¨¦ sucedi¨® realmente?
R. Karajan me pidi¨® por carta que dirigiese una nueva producci¨®n de Macbeth, prometi¨¦ndome todos los medios y ensayos que m¨¢s tarde no fueron posibles por retrasos en la recepci¨®n del material y que impidieron en un 50% que mi idea se plasmase en el escenario, con lo que las cr¨ªticas resultaron, por primera vez en mi vida, bastante negativas. Me rogaron que no comentase los retrasos habidos y que al a?o siguiente dispondr¨ªa de m¨¢s tiempo para perfeccionar el montaje. Pero una vez en el verano de 1985 y con Karajan enfermo, parece que surgieron las t¨ªpicas envidias y luchas por el poder que se tradujeron en la negativa del director del festival a concederme los ensayos pactados. Discut¨ª con ¨¦l y me dio un pu?etazo en el ment¨®n, escondido detr¨¢s de una secretaria, y yo, por supuesto, no me aguant¨¦, le cogi por las solapas y le abofete¨¦. El esc¨¢ndalo salt¨® a la palestra y me prohibieron volver a pisar el teatro. Hubo un juicio, que gan¨¦, y luego dimiti¨® el director del festival de Salzburgo, pero lo cierto es que por presiones de su presidente me han anulado despu¨¦s una producci¨®n en Viena y que recientemente la Aida con la que iba a inaugurar el nuevo teatro de Houston, en Estados Unidos, tambi¨¦n ha sido anulada.
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