Los grandes bancos acuerdan repartir sus riesgos en los cr¨¦ditos electorales a los partidos
Las campa?as electorales de este a?o -elecciones auton¨®micas andaluzas y legislativas- sit¨²a a los partidos pol¨ªticos en la necesidad de solicitar cr¨¦ditos. Los presidentes de los siete grandes bancos decidieron el mes de febrero pasado que el reparto de las ayudas concedidas a las formaciones pol¨ªticas se sindicar¨¢ entre todos ellos atendiendo al tama?o de cada banco. Rafael Termes, presidente de la patronal bancaria, AEB, es el encargado de establecer los "criterios objetivos" que establezcan cu¨¢nto dinero hay que dar a cada partido, "excluyendo a los extremos".
Los presidentes de los grandes bancos -Central, Banesto, Hispano, Bilbao, Vizcaya, Santander y Popular- acordaron en su tradicional almuerzo mensual correspondiente al mes de febrero adelantarse a las posibles visitas individualizadas de los partidos a cada uno de ellos para discutir la concesi¨®n de cr¨¦ditos con los que poder financiar las pr¨®ximas campa?as electorales.El acuerdo alcanzado por los siete grandes, con la presencia de Rafael Termes y de Miguel Boyet como presidente del Banco Exterior de Espa?a, consisti¨® en que se acordar¨¢ la cifra global a facilitar a cada organizaci¨®n pol¨ªtica que se presente a las elecciones y que dicho montante se distribuir¨¢ entre los bancos en funci¨®n del tama?o de estas entidades. Como se?alaban medios del sector, "la decisi¨®n de corporativizar las aportaciones a los partidos, compartiendo el riesgo en funci¨®n de nuestro tama?o, nos devuelve a las primeras elecciones democr¨¢ticas, cuando todav¨ªa no estaba consolidado el nuevo modelo de sociedad".
El acuerdo establece que ser¨¢ el presidente de la patronal bancaria quien, "realizando una tarea equiparable a la de un secretario general de cualquier entidad bancaria", establezca los "criterios objetivos" que permitan calcular las cantidades que se deben suministrar a cada partido pol¨ªtico. El Banco Exterior de Espa?a, como ya es tradicional, no financiar¨¢ a los partidos, ya que se considera que es mejor que no participe dada su condici¨®n de banco p¨²blico y que, adem¨¢s, tiene cr¨¦ditos concedidos a organizaciones sindicales.
Rafael Termes, presidente de la patronal bancaria, de la que forman parte 120 entidades nacionales y extranjeras, tendr¨¢ que explicar que su funci¨®n es particular y no vinculada al hecho de ser presidente de la patronal del sector, puesto para el que acaba de ser reelegido para un per¨ªodo de cuatro a?os.
Un ¨²nico negociador
El presidente de la AEB recibir¨¢ a los representantes de los partidos pol¨ªticos para escuchar sus necesidades de financiaci¨®n y se prev¨¦ que tambi¨¦n para comunicarles si sus peticiones han sido aceptadas en todo o en parte. De esta manera los presidentes de los grandes bancos se ahorrar¨¢n -al margen de las aportaciones que quieran hacer fuera del acuerdo- las visitas y tener que decir que no a algunas peticiones. En cualquier caso, parece que Termes ser¨¢ aconsejado por los presidentes de los dos grandes bancos, Alfonso Esc¨¢mez, del Central, y Pablo Garnica, de Banesto.El acuerdo alcanzado por los grandes bancos abarca a todas las fuerzas pol¨ªticas, "excluyendo los extremos; es decir, desde Coalici¨®n Popular al partido socialista". Aunque no hay decisi¨®n tomada todav¨ªa, en medios financieros se espera que el volumen de dinero que se conceda a las organizaciones pol¨ªticas est¨¦ en funci¨®n de las expectativas de voto de cada una de ellas para intentar minimizar el posible impago de los cr¨¦ditos concedidos.
Los bancos, por su experiencia de convocatorias anteriores, saben que estos cr¨¦ditos tienen la garant¨ªa de cobro de las cantidades que el Estado da a cada fuerza pol¨ªtica en funci¨®n de los votos obtenidos y de los esca?os logrados, o su recobro es pr¨¢cticamente imposible. Pero con esa garant¨ªa exclusivamente no se asegura el pago, aunque las encuestas sobre las que se decida la intenci¨®n de voto, y por tanto el dinero a conceder, acertaran plenamente. As¨ª, por ejemplo, El PSOE declar¨® haber obtenido 823 millones de pesetas de cr¨¦ditos bancarios para las elecciones generales de 1982, mientras que AP obtuvo 600 millones. Las subvenciones a que tuvieron derecho por el n¨²mero de votos y de esca?os ascendieron a 1.200 millones en el caso de los socialistas y a 482 millones en el de los aliancistas. Las mayores desviaciones se registraron en los casos de UCD, que recibi¨® cr¨¦ditos por valor de 722 millones de pesetas y tan s¨®lo 38 millones por votos y esca?os, y el CDS, organizaci¨®n a la que se prestaron 385 millones de pesetas y s¨®lo tuvieron derecho a ocho millones de subvenci¨®n.
Son estas disparidades entre cr¨¦ditos y resultados las que parece que han asustado a los presidentes de los grandes bancos y les ha movido a tomar la decisi¨®n de sindicar el riesgo entre ellos en funci¨®n de su tama?o para impedir nuevas sorpresas. Por ello, cuando uno de los presidentes propuso, "en el aperitivo previo al la comida", volver a la f¨®rmula aplicada en las primeras elecciones generales, "el resto lo acept¨® de forma entusiasta", seg¨²n declaraba uno de los asistentes al almuerzo.
Para entender este entusiasmo hay que tener en cuenta que el Banco de Espa?a, en su papel de supervisor de la actividad financiera, recomienda "con todas sus fuerzas" a los bancos que en el caso de que concedan cr¨¦ditos a organizaciones pol¨ªticas hagan las dotaciones suficientes para cubrir el riesgo de su morosidad. Por ello, una sindicaci¨®n del riesgo rebaja en muchos casos el volumen de fondos que algunas instituciones tendr¨ªan que conceder si actuaran cada una por su lado y se vieran sometidas a las presiones de los partidos que m¨¢s se identifican con ellas.
El entusiasmo manifestado en p¨²blico se matiza cuando los bancos explican el acuerdo por separado. Para algunos, la f¨®rmula es la ideal, ya que consideran imposible negarse a financiar a la mayor parte de los partidos pol¨ªticos y, por tanto, es mejor "ir todos juntos y que nadie se considere discriminado por una entidad". Para otros, la sindicaci¨®n de los cr¨¦ditos a la mayor parte de los partidos representa volver a pr¨¢cticas antiguas de corporativismo que se querr¨ªan desterradas.
La exclusi¨®n comunista
Para estos ¨²ltimos, tomar decisiones colegiadas de esta importancia, negando adem¨¢s el cr¨¦dito a organizaciones como los diferentes partidos comunistas, "que son buenos cumplidores de sus compromisos crediticios", representa impedir que cada banco tome decisiones propias sobre el destino de sus inversiones. Estas entidades consideran, adem¨¢s, que identificar al presidente de la patronal del sector -recientemente reelegido por cuatro a?os- con la persona que debe definir las grandes l¨ªneas del acuerdo de financiaci¨®n a los partidos significa politizar en exceso este cargo.
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