El movimiento ecologista y el futuro
Los autores del art¨ªculo opinan que s¨®lo donde se produzca un alto grado de convergencia entre distintos sectores del ecologismo, unido a la madurez que se consigue tras un proceso de este tipo, es posible plantearse una contienda electoral como un hecho m¨¢s de la actividad pol¨ªtica. Por eso consideran inv¨¢lido el mimetismo provocado por el fen¨®meno de los verdes alemanes occidentales.
La reciente celebraci¨®n en Colmenar Viejo (v¨¦ase EL PA?S 26-3-86 y 31-3-86) de la tercera asamblea de la Coordinadora Asamblearia del Movimiento Ecologista (CAME) ha vuelto a poner sobre el tapete de la denuncia muchas cuestiones que todav¨ªa, tan europeos como ya somos, est¨¢n sin resolver. Esta reuni¨®n ha constatado el amplio consenso existente en el diagn¨®stico de la situaci¨®n ambiental y la disparidad y riqueza de matices en lo que se refiere al papel pol¨ªtico a adoptar.El diagn¨®stico ambiental hace hincapi¨¦, entre otras, en la insuficiencia del articulado referente al delito ecol¨®gico y en el mal estado de conservaci¨®n y desarrollo de las zonas boscosas, que se ver¨¢ probablemente agravado con la entrada en la CE, dada la pol¨ªtica comunitaria que tiende a convertir Europa en ¨¢reas dedicadas a monocultivos muy intensivos. El aporte masivo de sustancias de elevada toxicidad piara los sistemas naturales, la sospecha fundada de querer convertir nuestras tierras en la reserva papelera de Occidente y el aumento que se avecina de la erosi¨®n de nuestro suelo son algunos de los factores que nos preocupan muy por encima de los elementos positivos que implica nuestro ser comunitario. Entre estos ¨²ltimos cabr¨ªa citar la homologaci¨®n de la normativa sobre contaminaci¨®n a los est¨¢ndares m¨¢s restrictivos de la CE.
Sin embargo, no podemos considerarlo un avance si es a costa de ir esquilmando nuestro patrimonio natural porque, como bien saben los profesionales de la ecolog¨ªa, el suelo es la clave, y especies ex¨®ticas como los eucaliptos empobrecen y degradan, adem¨¢s de que los procesos productivos que los motivan -las papeleras- son altamente contaminantes.
Por ello deseamos que no se lleven a cabo proyectos de ocupaci¨®n de 200.000 hect¨¢reas de eucaliptos en la comisa cant¨¢brica, que sustituir¨ªan otras tantas hect¨¢reas de pastos y bosques. Esperamos que esa muerte anunciada de nuestro patrimonio natural y cultural no se llegue a producir. Y si no se ponen las medidas para que esto suceda... que se preparen. Exigiremos plant¨ªos masivos de naranjos en el norte de Europa. Presionaremos al Gobierno y a las instituciones comunitarias para que llenen de naranjos Dinamarca, envueltos en pl¨¢sticos y con suced¨¢neos solares de alto consumo energ¨¦tico.
Alternativas pol¨ªticas
Las alternativas para invertir el estado de la situaci¨®n son tan diversas que van desde sectores que valoran positivamente la participaci¨®n en la inmediata contienda electoral hasta otros que ponemos el ¨¦nfasis en profundizar los lazos ya conseguidos con otros sectores, como el movimiento pacifista, afianzando territorialmente las reivindicaciones y la organizaci¨®n, puesto que ni los niveles de madurez y claridad pol¨ªtica son los mismos ni la problem¨¢tica ecol¨®gica y social es la misma en las diferentes regiones y nacionalidades. Solamente donde se d¨¦ un grado firme y elevado de convergencia entre distintos sectores, unido a la madurez que se consigue tras un proceso de este tipo, necesariamente largo, es posible plantearse una contienda electoral como un hecho m¨¢s de la actividad pol¨ªtica. En cualquier caso, no el m¨¢s importante desde nuestro punto de vista.
La heterogeneidad de la propia familia ecologista es enorme, y limarla requiere tiempo y mucho trabajo conjunto. Parece m¨¢s sensato, m¨¢xime despu¨¦s del refer¨¦ndum del 12 de marzo, que el sector ecopacifista ampl¨ªe sus objetivos, dando lugar y posibilidad a que sean plenamente asumidos por todo ese espectro social que est¨¢ por otra calidad de vida y que incluye a un buen porcentaje de s¨ªes en el refer¨¦ndum. Con paciencia y un planteamiento irrenunciable en las cuestiones clave se podr¨¢n conseguir avances como los experimentados por la Coordinadora Estatal de Organizaciones Pacifistas (CEOP). No olvidemos que ¨¦sta se constituy¨® y desarroll¨® tras la consolidaci¨®n territorial de sus grupos integrantes, muy pegados a la realidad de cada sitio.
El mimetismo provocado por el fen¨®meno de los verdes alemanes no puede llevar muy lejos, ya que no se da la experiencia acumulada de muchos a?os a trav¨¦s de un tejido social muy sensibilizado. Por otra parte, la manida victoria moral en el refer¨¦ndum ha generado un optimismo exagerado que pretende dar un valor homog¨¦neo y globalizador a un no que, aunque mayoritariamente progresista, muy firme ante el chantaje y potencialmente ecologista, significa fundamentalmente que todav¨ªa hay lugar para la esperanza. Pero esa esperanza tiene por peor enemiga a la impaciencia.
Un movimiento cuya heterog¨¦nea filosof¨ªa -la ecologista- es susceptible de muchas interpretaciones y que no tiene respuestas para algunas cuestiones clave, tales como la organizaci¨®n del Estado (?acaso lo acepta?), no puede ser una alternativa electoral sin riesgo de perder su dinamismo y, sufrir una profunda desorientaci¨®n. Sobre todo si tenemos en cuenta que las m¨¢s ruines disputas; por un primer puesto afloran cuando no se dan buenas relaciones y no existe el necesario y mutuo respeto que s¨®lo se consigue: tras muchos a?os de trabajo conjunto. Adem¨¢s, la financiaci¨®n que, requiere un proceso electoral es, demasiado elevada como para no, empezar hipotecados: despu¨¦s pueden venir otras condiciones.
La clave electoral es la que menos trascendencia tiene para la construcci¨®n de un mundo en armon¨ªa que s¨®lo parece preocupar cuando se avecina el reparto de esca?os. La contradicci¨®n entre el ser humano y la naturaleza, entre el capital y el trabajo, entre el hombre y la mujer, y entre el mundo desarrollado y el colonizado esquilmado, junto a otras, pueden ser la pauta para construir una doctrina y una teor¨ªa para la libertad y la solidaridad de todos los hombres y mujeres. La experiencia del movimiento obrero, del movimiento pacifista, del movimiento feminista y de los movimientos de liberaci¨®n de los pueblos tienen mucho que aportarnos. Y a la inversa. Ampliemos cada vez m¨¢s los espacios de colaboraci¨®n y la comprensi¨®n mutua. El camino emprendido hace m¨¢s de cinco a?os en la lucha por la paz puede ser un buen ejemplo. Sin pausa... pero sin prisa.
y son bi¨®logos y miembros de la Asociaci¨®n Ecologista de Defensa de la Naturaleza (Aedenat).
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