"No hay victorias morales; hemos perdido"
Rafael Grasa, portavoz de la Coordinadora Pacifista, acepta, los resultados del refer¨¦ndum, pero no asume que Espa?a siga en la OTAN
Sus valoraciones sobre el resultado y consecuencias del refer¨¦ndum son estrictamente personales, ya que la Coordinadora Espa?ola de Organizaciones Pacifistas (CEOP) ha aplazado hasta el 19 y 20 de abril su an¨¢lisis oficial de la votaci¨®n. En la reuni¨®n celebrada cuatro d¨ªas despu¨¦s del refer¨¦ndum no se coincidi¨® en los an¨¢lisis y no hab¨ªa habido tiempo para consultar a los integrantes de los m¨²ltiples y heterog¨¦neos comit¨¦s de base. Derrota o victoria moral. Aceptaci¨®n del resultado del refer¨¦ndum. Futuro del movimiento pacifista. En torno a estos tres ejes se mueve la siguiente entrevista.Pregunta. ?Qu¨¦ valoraci¨®n hace de la victoria del s¨ª?
Respuesta. Mi opini¨®n personal, que comparto con los compa?eros de Mientras tanto y de Tiempo de paz y con la corriente no violenta, es que, se diga lo que se diga, hemos perdido. Ni victorias morales ni nada. Hab¨ªamos cre¨ªdo en la posibilidad de victoria. En todo caso est¨¢bamos preparados para perder por cuatro o cinco puntos. No m¨¢s. Nos sorprendi¨® terriblemente los 13 puntos de ventaja. Es un golpe importante 37 hay que tenerlo presente. Eso no significa subvalorar la importancia del 40% de noes. Al contrario. El Gobierno crey¨® que lo ten¨ªa perdido y que deb¨ªa jugar fuerte, y lo hizo. El cambio de opini¨®n lo provoc¨® el Gobierno en las ¨²ltimas semanas, porque creo que las encuestas que daban mayor¨ªa al no eran correctas. Pero lo cierto es que no se ha conseguido la indisciplina electoral total, que el voto de partido no funcionara, que es lo que busc¨¢bamos.
Hay que aceptar que se ha perdido, aceptar los resultados, pero eso no significa asumirlos. Es como cuando, por ejemplo, un partido va con un programa a unas elecciones y no las gana. El programa no deja de ser v¨¢lido para ese partido y para sus seguidores, aunque l¨®gicamente acate el resultado de las urnas. El movimiento por la paz debe hacerlo mismo. El refer¨¦ndum es vinculante, pero esta afirmaci¨®n no evita que sigamos reclamando la salida de la OTAN. No es antidemocr¨¢tico. Las razones negativas que expusimos en el contradec¨¢logo seguir¨¢n existiendo, y se pondr¨¢n en evidencia. Eso implica que, con otros pacifistas europeos, intentaremos romper la din¨¢mica de bloques y, ?por qu¨¦ no?, forzar un nuevo refer¨¦ndum en el futuro.
En contra de lo que ¨¦l mismo dec¨ªa, ha hecho del refer¨¦ndum un plebiscito. Se ha conseguido confundir a la opini¨®n. La manipulaci¨®n de TVE ha sido brutal. No hay ejemplos de tal manipulaci¨®n desde el franquismo, desde el refer¨¦ndum de 1966, cuando Fraga era ministro de Informaci¨®n y Turismo. Esto ha sido lo decisivo para explicar el vuelco brutal de la conciencia, lo que Manuel Sacrist¨¢n llamaba "violentar las conciencias". Y esto tendr¨¢ graves consecuencias para la vida democr¨¢tica de este pa¨ªs, y demuestra que la OTAN es tan violenta y corrupta cara al exterior como al interior.
P. En cualquier caso, existe la evidencia de que el s¨ª se ha impuesto en las poblaciones obreras.
R. Hay razones estructurales sobre las que ha actuado esa violencia sobre las conciencias: el bajo nivel cultural de este pa¨ªs. El Ministerio de Educaci¨®n reconoce 15 millones de analfabetos funcionales en Espa?a. S¨®lo as¨ª se explica c¨®mo ha sido tan relativamente f¨¢cil para TVE cambiar la opini¨®n. Cualquier alternativa pol¨ªtica tiene que tener en cuenta esa realidad y llegar a todos los sectores sociales. Un segundo nivel estructural que permite explicar el resultado es la falta de valores culturales de resistencia de izquierda dentro de la clase obrera. Cuando no se tiene conciencia de clase se puede llegar a votar en contra de los propios intereses de clase. Es lo que ha pasado. Es muy duro ver que los cinturones industriales, donde est¨¢ el proletariado, y en zonas castigadas por la reconversi¨®n, se ha votado masivamente el s¨ª. Se han cre¨ªdo el argumento de que seguir en la OTAN significaba reducir el paro, cuando es lo contrario: mas gastos militares y menos gastos sociales. Lo han hecho por la credibilidad de la imagen de Felipe Gonz¨¢lez. Pero antes de la transici¨®n esos votantes cre¨ªan tambi¨¦n en otra gente. ?ste es el drama que ha supuesto la transici¨®n para los partidos comunistas.
El voto obrero
P. ?Por qu¨¦ cree usted que el Gobierno ha ganado el refer¨¦ndum?
R. Sabemos que, por la v¨ªa del chantaje y del miedo, la mayor¨ªa ha dado el s¨ª. Nosotros no vamos a cambiar nuestras ideas; lo que hemos de cambiar es el. voto de la mayor¨ªa social. Hay que tener presente en qu¨¦ condiciones se ha producido el triunfo del Gobierno.
Para el movimiento por la paz, estas constataciones tienen tambi¨¦n sus consecuencias: no hemos llegado a estos sectores sociales. Los sindicatos que han participado activamente en la campa?a por el no tampoco han tenido capacidad de conectar con estos sectores de la sociedad.
P. ?Qu¨¦ futuro tiene la coordinadora pacifista, despu¨¦s de esa derrota y de que Espa?a seguir¨¢ en la OTAN?
R. El futuro del movimiento pacifista -que es m¨¢s que la CEOP, por suerte- creo que es esperanzador, en, la medida que se plantee temas de fondo y se deje de ambig¨¹edades. Deber¨¢ discutir en los pr¨®ximos meses distintos puntos, como un trabajo cultural de fondo, el fomento de la educaci¨®n por la paz, el tema de la violencia....
P. ?En el Pa¨ªs Vasco?
R. S¨ª, en el Pa¨ªs Vasco, que es un tema que se ha ido trampeando, que crear¨¢ discusiones y quiz¨¢ no permita llegar a un acuerdo, pero que fortalecer¨¢ la vertiente no violenta del movimiento.
El futuro del movimiento depende de varios factores: de su capacidad para conectar con esos sectores a los que no ha llegado -el movimiento obrero esencialmente-, para fortalecer los v¨ªnculos con lo que queda del movimiento ecologista y para hacer m¨¢s estrechas las relaciones con sectores cristianos y, sobre todo, con la juventud.
Las generaciones de entre 13 y veintipocos a?os son extraordinariamente sensibles a los valores antib¨¦licos y pacifistas y partidarios de una forma diferente, alternativa, de entender la pol¨ªtica, como ejercicio de todo ciudadano y con formas participativas asamblearias. Porque hay que hacer la cr¨ªtica a la degeneraci¨®n de la democracia en las sociedades industriales, donde se produce una plebiscitaci¨®n constante de la pol¨ªtica, que se ha convertido, como dec¨ªa Sacrist¨¢n, 'en el arte de conducir a los pueblos donde no quieren ir'. Muchos j¨®venes que no iban a votar, lo han hecho ahora en este refer¨¦ndum, y por el no, porque consideraban que se trataba de una alternativa concreta en la que pod¨ªan decidir, y no de dar carta blanca a un partido.
La CEOP y la v¨ªa electoral
P. Los partidos y la opini¨®n p¨²blica est¨¢n pendientes del papel que puede jugar el movimiento pacifista en las pr¨®ximas elecciones. Ah¨ª est¨¢n las conversaciones entre el PCE y los dem¨¢s integrantes de la Plataforma C¨ªvica.
R. La CEOP tiene claro que es un movimiento social y que, como coordinadora, no puede optar por la v¨ªa electoral. Pero tambi¨¦n est¨¢ claro que si alg¨²n colectivo. en alguna nacionalidad, est¨¢ en condiciones de presentarse a las elecciones con un proyecto alternativo -no para reconstruir un partido en crisis, que es lo que pretenden algunos-, podr¨¢ hacerlo. La alternativa tampoco es que los pacifistas se integren como independientes en candidaturas de partido. La verdadera perspectiva es, en 1990 o cuando sea, romper con el sistema de partidos actual, demasiado estrecho.
P. ?No son excesivos esos temores a ser instrumentalizados? ?Acaso no es justo apoyar a un partido que comparte lo sustancial de las posiciones pacifistas?
R. Hay miedos diversos en la CEOP. El primero y fundamental, y leg¨ªtimo, es el miedo a acabar con un movimiento que si tiene credibilidad y fuerza es porque ha actuado de forma diferente. Si cambia, puede perder credibilidad. Otros miedos: el ser instrumentalizados por un partido que no es que tenga la intenci¨®n de hacer una pol¨ªtica diferente, sino que pretende simplemente utilizar el movimiento pacifista para reconstruirse. Una alternativa de izquierdas, aqu¨ª, no puede pasar exclusivamente porque un partido vertebre una plataforma. Los l¨ªderes de estos partidos no tienen cred¨ªbilidad. El caso m¨¢s claro es el de Santiago Carrillo.
"EI peligro es ser instrumentalizado"
P. ?No es exagerado ese miedo a ser utilizados por los partidos?R. Existen suspicacias. Para ellos [los partidos] la campa?a contra la OTAN ha sido un tema demasiado coyuntural. Me alegro de que el PCE tenga claro el tema de las bases, pero antes no lo ten¨ªa. Ha hecho autocr¨ªtica, pero muy t¨ªmida.
El peligro para el movimiento por la paz es el de ser, directa o indirectamente, instrumentalizado para rehacer partidos pol¨ªticos. El movimiento debe mantener su autonom¨ªa respecto a los partidos. Decimos s¨ª a que haya militantes de partidos en el movimiento, pero no a que intenten imponer l¨ªneas partidarias. Se perder¨ªa credibilidad, pluralismo y formas de actuaci¨®n diferentes, que es lo que ha caracterizado al movimiento.
La gran virtud del movimiento por la paz ha sido conectar con la sensibilidad de mucha gente desenga?ada de la pol¨ªtica. Ha sacado a la calle a muchas personas que hac¨ªa a?os que ya nadie movilizaba. Y ha hecho posible que, por primera vez, trabajen en pol¨ªtica sectores de los que se conoce como pasotas.
P. Usted se define como pacifista no violento. ?Pero puede entenderse un pacifista que defienda la violencia leg¨ªtima o depende-de-donde-venga?
R. No se puede ir de pacifista por la vida y actuar con violencia. Calculo que mi opci¨®n la comparte un porcentaje muy alto de la coordinadora, pero hay que fortalecer una postura pacifista radical, de no violencia. Hemos de conseguir que los elementos de cultura pacifista, m¨¢s all¨¢ de la OTAN y las bases, sean asumidos por todos. Los no violentos, por ejemplo, damos mucha importancia al tema de la desobediencia civil. La gente debe entender que el poder se ejerce, entre otras causas, porque hay consentimiento de los gobernados. La desobediencia al poder es leg¨ªtima, aunque el poder sea democr¨¢tico.
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