Martirio de Pasi¨®n, cupletera
Isabel Qui?ones Guti¨¦rrez se lanza a redimir la tonadilla espa?ola
Antes de convertirse en Martirio -"porque sufro, porque puedo"- hab¨ªa funcionado por el siglo como Isabel Qui?ones Guti¨¦rrez, es decir, de riguroso inc¨®gnito. Por aquel entonces nadie pod¨ªa sospechar que tras ese nombre de list¨ªn telef¨®nico se agazapaba una cantante que est¨¢ en disposici¨®n de renovar el cupl¨¦, redimir la tonadilla, desempolvar la canci¨®n andaluza y, en definitiva, recuperar la copla espa?ola. Ferviente y apasionada admiradora de la Semana Santa de Sevilla, se encuentra en la ciudad b¨¦tica ensayando las nuevas canciones del que va a ser su primer disco de larga duraci¨®n en solitario.
Despu¨¦s de cumplimentar el requisito indispensable de nacer -hace 32 a?os, en Huelva- sufri¨® un ataque de polio cuando a¨²n era una ni?a, lo que la llev¨® a conocer desde muy pronto el sufrimiento. "Todo lo que s¨¦ lo he aprendido del dolor, de la angustia".A Martirio le ha gustado cantar desde siempre. Ya cuando contaba siete a?os imitaba a Concha Piquer y a Juana Reina. M¨¢s tarde comenz¨® a cantar todo lo que o¨ªa, tomaba notas de las letras de las canciones que le gustaban y las memorizaba para interpretarlas. "Se me pon¨ªa el cuerpo bien cuando pod¨ªa cantar".
Porque lo suyo es la voz, con la que hace lo que quiere. Lo mismo se atreve con un fandanguillo de Huelva que con un tango, un blues, el rock o el reggae. Ha recibido y asimilado diversas influencias, desde el flamenco hasta Nina Hagen, pasando por el rock y la m¨²sica de los cantautores. Pero Martirio quiere ser cupletera. Lo que se le da bien es cantar las pasiones, los desamores, las tragedias y los sufrimientos, sazonado todo ello con iron¨ªa, ternura y humor, con la m¨²sica y el sentimiento de una tonadillera moderna.
Martirio se decidi¨® hace un a?o a cantar en solitario, despu¨¦s de colaborar un tiempo con el grupo Jarcha y de acompa?ar durante dos a?os, haci¨¦ndole voces, al rockero andaluz Kiko Veneno. Ella compone las letras de sus canciones y Veneno la m¨²sica. "Yo a Kiko le doy ideas y coraz¨®n; ¨¦l retoca las letras, les da un toque intelectual y hace la m¨²sica".
Martirio canta en forma de cupl¨¦ los temas que preocupan a las mujeres, a las que ella llama Mar¨ªas. Utiliza un lenguaje popular y directo que convierte sus canciones en cr¨®nicas: la olIa expr¨¦s, la separaci¨®n matrimonial, la paga para el cuidado de los ni?os que no llega, las actrices sin trabajo al borde de la droga, los ex progres cuarentones perseguidores de quincea?eras...
Su experiencia personal no le es indiferente a la hora de escribir. Casada muy joven, tuvo que abandonar los estudios para atender a su marido, un hogar y un hijo, Ra¨²l, que en la actualidad tiene 12 a?os. Estuvo seis a?os de casada, "de Mar¨ªa", y recuerda aquella ¨¦poca en la que era "la se?ora del m¨¦dico" en el pueblo gaditano de Conil como una etapa de frustraci¨®n, en la que no ten¨ªa ganas ni fuerza para hacer nada, en la que no sab¨ªa c¨®mo verter mi caudal". Hace ya seis a?os que se separ¨®, y vive desde entonces en Sevilla con su hijo.
Sus amigos de Jarcha la llamaron para que colaborara con ellos, ya que quer¨ªan dar un toque flamenco a la m¨²sica que hac¨ªan, fundamentalmente recopilaciones del cancionero. Sin embargo, el momento crucial para su vida y su carrera se produjo cuando conoci¨® a Kiko Veneno, quien "puso en mi vida una cosa de fantas¨ªa y de esperanza". Con ¨¦l cant¨® por primera vez en p¨²blico.
Fue en Sevilla, en un acto convocado el 8 de marzo de 1982 en conmemoraci¨®n del D¨ªa Internacional de la Mujer Trabajadora. Angustiada por tener que enfrentarse a un auditorio, apareci¨® con una gafas de sol y una peineta gigantesca, "para sentirme m¨¢s segura". En septiembre de aquel mismo a?o se present¨® tambi¨¦n con Veneno en la madrile?a sala de Rock Ola. Su look hizo furor.
En aquella ocasi¨®n luci¨® las consabidas gafas de sol, una chaquetilla de torero y una desproporcionada peineta que hab¨ªa forrado con el papel de colores de un barril de detergente Col¨®n.
Las peinetas juegan un papel decisivo en su aspecto. Seg¨²n la localidad o el medio en que act¨²e, dise?a y construye una peineta diferente. En Sevilla adquiere la forma de la Giralda; en Barcelona, la de la Sagrada Familia; en televisi¨®n, la del pirul¨ª, y siempre con unos pendientes que hacen juego. Y toda esta parafernalia exagerada de lo andaluz la utiliza para poder aguantar los nervios, "de los que saco el miedo y la fuerza. Lo m¨ªo nace de la inseguridad".
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