Noam Chomsky: "No s¨®lo se pueden cambiar los collares; tambi¨¦n los perros"
Los dos factores m¨¢s importantes que est¨¢n conduciendo al mundo a una guerra nuclear son las mejoras t¨¦cnicas en la fabricaci¨®n de armamentos ,y la conexi¨®n mortal entre la intervenci¨®n en el Tercer Mundo y el enfrentamiento de las grandes potencias, seg¨²n explic¨® Noam Chomsky en la conferencia de clausura del ciclo de debates dedicado a su pensamiento, en Madrid. Ante una audiencia estudiantil que abarrotaba el aula magna de la facultad de Derecho de la universidad Complutense con un fervor propio de otras ¨¦pocas m¨¢s comprometidas, Chomsky hizo un apretado repaso a los puntos esenciales de su pensamiento pol¨ªtico radical. "No s¨®lo se pueden cambiar los collares; tambi¨¦n los perros", dijo en una mesa redonda que sigui¨® a su intervenci¨®n.
Hubo sociedades en la historia que marcharon a la cat¨¢strofe y que no dieron los pasos necesarios para evitarlo, explic¨® el ling¨¹ista. "Nuestra sociedad es un ejemplo, con la diferencia de que en nuestro caso la cat¨¢strofe que subyace engloba el suicidio nacional y quiz¨¢ el global". .En su conferencia, titulada La racionalidad del suicidio colectivo, Chomsky explic¨® que los pasos hacia la destrucci¨®n contienen cierta racionalidad a corto plazo en el contexto de las instituciones y el tipo de planificaci¨®n que practican: algo a corto plazo, un plazo perfectaniente natural en sociedades fundadas sobre la competencia.
Muchas de las discusiones en que se centra actualmente la opini¨®n p¨²blica carecen de importancia. Por ejemplo, el n¨²mero de cabeias nucleares: aunque fuesen reducidas en un 95%, la cifra restante seguir¨ªa siendo una cat¨¢strofe en potencia.
En el debate entre armamentismo y pacifismo, Chomsky critic¨® a halcones y palomas, y a ¨¦stas porque al debatir si el sistema funcionar¨¢ o no (por ejemplo el sistema defensivo de la guerra de las galaxias), contribuyen a su desarrollo porque ayudan a la ilusi¨®n de que el sistema tiene un prop¨®sito militar, que la fantas¨ªa de la defensa es intentada seriamente".
Chomsky puso en duda que la contra nicarag¨¹ense armada por Estados Unidos puedaderribar al Gobierno sandinista, aunque s¨ª puede tener ¨¦xito en su principal objetivo: conducir a los sandinistas a brazos de los rusos para justificar las acusaciones -y una eventual agresi¨®n defensiva- e impedir las reformas sociales emprendidas.
Y ello para evitar que cunda el ejemplo en la zona (en Honduras, con un Gobierno rnilitar apenas disfrazado, la gente pasa hambre, dijo), lo que causar¨ªa "una erosi¨®n del sistema estadounidense de tortura, miseria, hambre, trabajo semiesclavo, asesinatos y, desapanciones y principalmente robo y explotaci¨®n a cargo del patr¨®n de la zona".
Una arena m¨¢s f¨¢cil
En el supuesto de que la contra no tenga ¨¦xito, vaticin¨®, Estados Unidos tendr¨¢ que trasladarse a "una arena en la quie es m¨¢s f¨¢cil que prevalezcan", la arena del enfrentamiento internacional. En cuanto a los tiras y aflojas de la Administraci¨®n de Ronald Reagan con el Congreso, a prop¨®sito de Nicaragua, lo que el presidente quiere, a juicio de Chomsky, es que el Congreso d¨¦ v¨ªa libre para que sea la CIA la que dirija la guerra.
Oriente Pr¨®ximo es otro escenario del que puede partir una conflagraci¨®n internacional. De hecho, seg¨²n opini¨®n de expertos citados por el ling¨¹ista, -una guerra regional est¨¢ ya decidida; s¨®lo falta la fecha. En los ¨²ltirnos a?os se han producido oportunidades para un arreglo pol¨ªtico en el conflicto palestino -desde que el presidente egipcio Anuar el Sadat ofreci¨® la paz sobre ciertas fronteras-, pero siempre han sido rechazadas por Israel, con el apoyo de Estados Unidos. Cit¨® a un comentarista israel¨ª para establecer la tesis de que el objetivo de este pa¨ªs en la invasi¨®n del L¨ªbano fue forzar a la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) a volver a un terrorismo que justificara la permanencia hebrea en los territorios ocupados en la guerra de los Seis D¨ªas.
A corto plazo, Chomsky s¨®lo ve una soluci¨®n a este conflicto: dos naciones vecinas; a largo plazo, una federaci¨®n que se defienda sobre todo de sus enemigos interiores.
Lo que el presidente Kennedy llam¨® conspiraci¨®n monol¨ªtica se ha convertido, en boca de Reagan, en el imperio del mal. Es el enemigo del que hay que defenderse, seg¨²n se presenta a la opini¨®n p¨²blica en cada nueva intervenci¨®n de Estados Unidos: Desde la Il Guerra Mundial, Grecia, Ir¨¢n, Guatemala, Indochina, Cuba, Rep¨²blica Dominicana, El Salvador, Nicarragua, etc¨¦tera. La Uni¨®n Sovi¨¦tica act¨²a de la misma forma y alude tambi¨¦n a necesidades de defensa para sus intervenciones: Berl¨ªn, Hungr¨ªa, Checoslovaquia, Afganist¨¢n.
Los socios
Es posible que cada potencia quiera la desaparici¨®n de la otra, pero como eso no es realista han llegado al t¨¢cito acuerdo de utilizarse mutuamente para movilizar sus respectivas poblaciones.
La necesidad de Estados Unidos de controlar la Gran Area -en definitiva, una extensi¨®n al mundo entero, tras la II Guerra Mundial, de la doctrina Monroe- tiene mucho que ver con razones nacionales, seg¨²n el ling¨¹ista. La ¨²ltima gran guerra ense?¨® la lecci¨®n keynesiana de que el gasto masivo del Estado puede servir para mantener la viabilidad de la econom¨ªa de Estado capitalista.
Tras la guerra, los empresarios que hab¨ªan conocido las interioridades del gobierno en un pa¨ªs en guerra advirtieron que iguales procedimientos a los utilizados en la guerra podr¨ªan ser necesarios para evitar el regreso a una depresi¨®n quiz¨¢ definitiva.
La industria de guerra es la soluci¨®n ideal: no compite con la industria de base, pero al mismo tiempo se garantiza, pues el Estado es el cliente, un mercado de alta tecnolog¨ªa que beneficia a todo el inundo. El beneficiario no es forzosamente la industria militar.
Mientras el p¨²blico permanezca pasivo, disciplinado y obediente, concluy¨® Chomsky, la opini¨®n p¨²blica le importar¨¢ tan poco al poder como la seguridad, la supervivencia, los derechos humanos, la elevaci¨®n del nivel de vida. Esto no ocurre porque los l¨ªderes sean malas personas, y nada cambiar¨¢ si mejores personas suben al poder en Estados Unidos. "Las razones son institucionales, y los problemas deben ser estudiados sin ilusiones, con la comprensi¨®n de las realidades sociales", concluy¨®.
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