Veinte a?os despu¨¦s, la plaza del socav¨®n del Carmel no tiene nombre
Se cumplen dos d¨¦cadas del hundimiento en las obras de la L5 del metro de Barcelona que obligaron a desalojar a m¨¢s de 1.000 vecinos y provoc¨® una crisis pol¨ªtica
No habr¨¢ ning¨²n acto oficial para recordar el aniversario, ni los vecinos tienen especial inter¨¦s en rememorarlo. Este lunes se cumplen 20 a?os del hundimiento en las obras de la L5 del metro en el barrio del Carmel de Barcelona. Una crisis que oblig¨® a desalojar a m¨¢s de 1.000 vecinos (y a realojarles durante meses) y provoc¨® una crisis pol¨ªtica que tuvo como punto ¨¢lgido el ¡°ustedes tienen un problema, y este problema se llama 3%¡± del ex alcalde y entonces president de la Generalitat Pasqual Maragall. En el lugar del desastre, el rect¨¢ngulo que forman el pasaje de Calafell, la calle de Sig¨¹enza y la de Conca de Tremp, se est¨¢n acabando las obras de un edificio de vivienda p¨²blica que mirar¨¢ a una peque?a plaza que veinte a?os despu¨¦s no tiene nombre, aunque popularmente es ¡°la del socav¨®n¡±. El hundimiento supuso un sobrecoste de 78 millones de euros.
De hecho, el primer aviso de que el suelo se tambaleaba se produjo de noche, el d¨ªa 25, cuando fueron desalojadas 12 familias del n¨²mero 10 del pasaje de Calafell. ¡°Un deslizamiento de tierras¡± sobre el t¨²nel de maniobras de la ampliaci¨®n de la L5 del metro sobre el que inicialmente Gisa (as¨ª se llamaba entonces la empresa p¨²blica de obras p¨²blicas) no vio peligro estructural.
Horas despu¨¦s la tierra se hundi¨® y, en un d¨ªa de fr¨ªo que cortaba la piel, mil vecinos salieron en bata y pijama a la calle y comenzaron meses de angustia vecinal, 400 alumnos recolocados en escuelas de la zona, realojos en hoteles, revisiones edificio a edificio, comercios cerrados, l¨ªo pol¨ªtico y acertadas reivindicaciones de unos afectados que consiguieron unas ayudas e indemnizaciones que hoy ser¨ªan impensables. Como los 30.000 euros en concepto de da?os morales por lo ocurrido. Eran tiempos previos al estallido de la crisis del ladrillo, la administraci¨®n ten¨ªa dinero y el desastre hab¨ªa sido culpa suya. Los que perdieron sus viviendas fueron realojados en pisos que eran p¨²blicos (milagrosamente hab¨ªa un edificio reci¨¦n terminado en la calle de Llobreg¨®s), el resto del millar de vecinos pudieron volver a sus casas en edificios que fueron reparados hasta la ¨²ltima grieta y mejorados, con m¨¢s de 20 ascensores instalados.
Segmentada la zona cero por c¨ªrculos de afectaci¨®n, ¨²ltimos vecinos en volver estuvieron casi dos a?os fuera de casa. Los t¨¦cnicos controlaron los movimientos del suelo al mil¨ªmetro durante meses. La ciudad se familiariz¨® con los nombres de las calles del barrio, con terminolog¨ªa como ¡°micropilotar¡±, ¡°testigos¡±, ¡°cola de maniobras¡± o ¡°da?os morales¡± y asisti¨® al vertido de cemento en el socav¨®n (30 metros de di¨¢metro y 32 de profundidad), con camiones subiendo al barrio d¨ªa y noche. Hasta el Carmel se traslad¨® el entonces presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero; hubo programas en directo in situ (el de Mar¨ªa Teresa Campos, por ejemplo) y varios afectados participaron en Cr¨®nicas Marcianas.
El hundimiento sacudi¨® al Gobierno tripartito y el Ayuntamiento de Barcelona, y culmin¨® en una comisi¨®n de investigaci¨®n en el Parlament en la que se cuestion¨® la ejecuci¨®n de la obra p¨²blica en Catalu?a y surgi¨® el fantasma de los pagos irregulares en los contratos p¨²blicos. El conjunto de la operaci¨®n para mitigar los da?os en el barrio supuso un sobrecoste de 78 millones de euros para el proyecto: 34 los puso la Generalitat ¡ªrecuper¨® seis millones de las aseguradoras¡ª y 44 los contratistas ¡ªrecuperaron 18¡ª. La Administraci¨®n, adem¨¢s, tuvo que afrontar el pago de indemnizaciones de m¨¢s de 10 millones de euros a los afectados. Dos despu¨¦s, 15.000 viajeros utilizan cada d¨ªa la parada de metro Carmel, de la L¨ªnea 5.
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