EI Madrid mantuvo su l¨ªnea de acierto europeo
El Madrid corri¨® cuando sali¨® la liebre. Primero hizo falta que el Colonia marcara por delante; despu¨¦s, que se viera, pr¨®ximo el final del partido. En ambas ocasiones, el Madrid apret¨® y consigui¨® marcar. La fase final, de enorme belleza, entusiasm¨® al p¨²blico y sirvi¨® para redondear un marcador que debe ser suficiente.
A las bajas ya conocidas de la defensa se sum¨® a ¨²ltima hora la ausencia de Gallego, enfermo de anginas. Eso produjo como consecuencia un Madrid algo desordenado, que si atr¨¢s marcaba al hombre con firmeza, a trav¨¦s de Solana y Camacho, en la media estaba falto de tensi¨®n de marcaje y de orden de juego.
Contra su costumbre, el Madrid jug¨® con s¨®lo tres defensas, los dos citados m¨¢s Salguero como libero. Por delante colocaba una l¨ªnea media formada por Mart¨ªn V¨¢zquez, Juanito, Michel y Gordillo, todos ellos con m¨¢s vocaci¨®n ofensiva que de marcaje. A este d¨¦ficit, la media sumar¨ªa otro: durante todo el partido se echar¨ªa en falta a alguien que fuera capaz de entretener la pelota y marcar la pausa.
Enfrente, el Colonia fue siempre un equipo temeroso. Su mejor arma eran los saques con la mano del portero Schumacher, muy precisos hasta una distancia de 40 metros y con los que el Colonia intentaba salir al contraataque, aunque siempre con poca gente. La mayor parte del equipo se quedaba atr¨¢s, agarrotada por el miedo esc¨¦nico. El Madrid tuvo el bal¨®n durante casi todo el encuentro porque el Colonia renunci¨® a hacer otra cosa que no fuera esperar cerca de su ¨¢rea y especular con la posibilidad de cazar un gol en alguna de las ocasiones en que cog¨ªa descolocada a la media local.
As¨ª planteado el encuentro, la duda estaba en lo que ser¨ªa capaz de hacer el Madrid con un equipo tan desencajado; y en si el Colonia podr¨ªa finalmente aprovechar los fallos de marcaje en el medio campo del cuadro de Molowny. La mala colocaci¨®n del equipo sobre el campo se tradujo adem¨¢s, en el caso del Madrid, en una suma de desaciertos individuales, producida sin duda por ese despiste. Michel y Mart¨ªn V¨¢zquez jugaron especialmente mal, Gordillo se salv¨® por su facilidad para presentarse en posiciones de remate, y Juanito jug¨® aceptablemente, pero no fue el hombre preciso para montar en torno a s¨ª un f¨²tbol l¨®gico.
Cerca de la media hora de juego, el Colonia acab¨® por explotar las facilidades que le ofrec¨ªa el Madrid y consigui¨® marcar por delante. La reacci¨®n del Real no fue ordenar su juego, sino correr mas y echar m¨¢s balones al ¨¢rea. Eso bast¨® para colocarle en 3-1 a los pocos minutos del segundo tiempo. Dos goles llegaron poco antes del descanso, y el otro a los seis minutos de la reanudaci¨®n. La presencia de Gordillo en las posiciones de remate fue clave en la remontada. La reacci¨®n del Madrid confirm¨®, por otra parte, lo que ya se ven¨ªa viendo: el Colonia no tiene buena defensa.
A partir de ese resultado se produjo una pausa en el ataque madridista y, al tiempo, el Colonia, algo preocupado, empez¨® a jugar. Pero fue entonces cuando se confirm¨® que su capacidad es verdaderamente limitada. Frente a un equipo desordenado y confuso como el Madrid, no consigui¨® armar un f¨²tbol convincente, y adem¨¢s ofreci¨® oportunidades de contraataque claras. El Madrid malogr¨® en esta fase algunas ocasiones, pero cuando ve¨ªa cerca el minuto 90 y pensaba que el 3-1 era insuficiente, Hugo S¨¢nchez y Butrague?o rompieron a jugar. Dieron un recital de toque, regate, profundidad y lucha, y todo el equipo se creci¨®. El Colonia cedi¨® terreno y, para redondear la fiesta, sali¨® Santillana, fiel a su cita con los grandes compromisos. El capit¨¢n dio un, gol y marc¨® otro. El partido acab¨® en festival, con el bal¨®n en propiedad del Madrid, la defensa alemana definitivamente dislocada y el p¨²blico en pie.
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