Mario Aciar
Exiliado argentino y artista, encontr¨® en Vallecas su 'segunda patria'
Para Mario Aciar, su Rioja natal y su Vallecas adoptiva vienen a ser la misma cosa. No se molesta en precisar que la primera es una provincia argentina a miles de kil¨®metros del barrio madrile?o que le dio cobijo "all¨¢ por 1980". Mario coincidi¨® en el exilio con una decena de artistas riojanos del grupo Cal¨ªbar, "que ya present¨ªa Espa?a a trav¨¦s de la poes¨ªa de C¨¦sar Vallejo". El artista, en un homenaje al pueblo que "hizo que me sintiera como en casa", ha expuesto sus cer¨¢micas en la Casa del Bulevar de Vallecas.
"Si Espa?a cae, digo, es un decir...". Los ojos de Mario Aciar buscan el infinito cuando intenta recordar los versos del peruano C¨¦sar Vallejo. Recorre pausadamente su exposici¨®n y se recrea en explicaciones tan densas que m¨¢s que entenderse se sienten. Se detiene ante la recia figura del conquistador y entonces sentencia: "Las conquistas son siempre peque?os o grandes cr¨ªmenes".Pero Mario s¨®lo se refiere muy remotamente a la conquista colombina. Cuando compuso esta figura con pastas compuestas y esmaltes estaba pensando en otras conquistas. "Curiosamente", aprecia, la inauguraci¨®n de esta muestra de cer¨¢mica coincidi¨® con el d¨¦cimo aniversario de la ¨²ltima pesadilla argentina, que comenz¨® el 24 de marzo de 1976".
Mario Aciar abandon¨® definitivamente su pa¨ªs en 1977, con la compa?¨ªa "inseparable" de su mujer, ?rsula, y sus cuatro hijos. Pas¨¦ tres largos a?os en la isla de Tenerife y decidi¨® afincarse definitivamente en la Pen¨ªnsula. Detr¨¢s quedaban 51 a?os dedicados al arte, la docencia y la participaci¨®n en movimientos ciudadanos "en la l¨ªnea del socialismo cristiano".
La Rioja es una monta?osa provincia al noroeste de Argentina, en la frontera con Chile. "El contacto con la naturaleza", se?ala, "fue vital en los primeros a?os de mi vida. Tambi¨¦n influy¨®, sin duda, que mi madre fuese pintora. En cualquier caso, empec¨¦ a dibujar casi instintivamente cuando era muy joven y ya no pude apartarme de ese camino".
Sus figuras son algo as¨ª como el espejo de su lucha interna: en ellas se cruzan elementos incaicos, cubistas y costumbristas empapados de connotaciones a veces pol¨ªticas, a veces femeninas. Fruto de esta ¨²ltima vertiente es esa dilatada colecci¨®n de botellas insinuantes que sugieren mil sue?os.
Tenerife, Ibiza -en donde estuvo gracias a una beca en 1965- y ahora la Junta Municipal de Vallecas conservan las huellas de Mario Aciar en forma de grandes murales.
La voz de Aciar se empapa de ternura cuando recuerda a su compa?ero de exposici¨®n Miguel ?ngel Guzm¨¢n y a tantos otros integrantes del grupo Cal¨ªbar: el poeta Ariel Ferraro, el escritor Daniel Moyano, el periodista Tito Paoletti... "No llegamos a resucitar el grupo art¨ªstico como tal", precisa, "pero logramos recobrar parte de aquel esp¨ªritu en tertulias que organizamos en casas de unos y otros".
Algunos, muy pocos, regresaron a Argentina; otros se quedaron en Madrid, pero abandona ron su exilio vallecano. Mario, sin embargo, no quiere dejar su segunda patria. Ahora volver¨¢ temporalmente a Argentina para resucitar momentos felices.
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