Los ni?os madrile?os festejaron el bautizo del drag¨®n-tobog¨¢n en la plaza Mayor
La mascota infantil de las fiestas, un gigantesco drag¨®n-tobog¨¢n de 10 metros de largo y cuatro de alto, resisti¨® ayer el trasiego constante de ni?os que se sumaron a su bautizo en la plaza Mayor. Entrada ya la noche, los j¨®venes asistieron a otro bautizo, el del auditorio de la Casa de Campo, con la actuaci¨®n estelar del grupo brit¨¢nico The Kinks. Los mayores se repartieron entre el folk de la plaza Mayor y el ambiente verbenero de las Vistillas. Ayer comenzaron tambi¨¦n actividades como la Semana Popular del Sello, la Feria de la Cacharrer¨ªa y la Muestra de Cer¨¢mica Madrile?a.
Cientos de ni?os esperaban poco antes del mediod¨ªa la llegada del drag¨®n, que no dejaba de tragar pacientemente a los peque?os que sub¨ªan, inquietos, hasta su boca para descender en tobog¨¢n hasta la cola. Los ni?os, disfrazados en su mayor¨ªa con trajes castizos, miraban con recelo los cuernos del diablo que custodiaba la entrada.Por la tarde, el drag¨®n ech¨® a andar sobre sus peque?as ruedas y comenz¨® as¨ª un periplo que le llevar¨¢. hasta los barrios de la periferia. A esas horas, los peque?os se divert¨ªan tambi¨¦n en el templo de Debod, donde estar¨¢ instalada durante una semana la carpa que acoge al Gran Circo de Madrid.
La larga tarde casi veraniega de ayer rompi¨® por segundo d¨ªa consecutivo la tradici¨®n de la lluvia isidril, aunque quienes m¨¢s fiestas llevan a sus espaldas aconsejan esperar hasta el 15 de mayo antes de cantar victoria. La gente sali¨® a la calle desde primeras horas de la ma?ana y no la abandon¨® hasta los primeros destellos del nuevo d¨ªa, cuando los j¨®venes quemaban la resaca de la actuaci¨®n de The Kinks en las socorridas paradas del autob¨²s.
La voz desgarrada de Ray Davies arrastr¨® a los miles de j¨®venes que abarrotaban el nuevo auditorio, bautizado por los ediles municipales como "el mejor rock¨®dromo de Europa". Los mismos pies que durante los ¨²ltimos a?os machacaron la hierba del paseo de Camoens resistieron ayer, impenitentes, las dos horas de concierto.
La Polic¨ªa Municipal vel¨®, sin embargo, para que la guerra de las litronas que popularizara el escenario del parque del Oeste no obligara al grupo musical a abandonar el escenario. La unidad especial de la Polic¨ªa Municipal comenz¨® ayer a vigilar la zona m¨¢s pr¨®ximo auditorio de la Casa de Campo desde horas antes del concierto.
Este servicio, que se mantendr¨¢ mientras duren las fiestas, se ocupa de impedir el acceso de veh¨ªculos no autorizados, del orden p¨²blico y de vigilar para que no se incumpla la prohibici¨®n de vender litronas dentro del recinto. La unidad especial est¨¢ apoyada en su cometido por las unidades canina y de caballer¨ªa y de gr¨²as, que tienen orden de ampliar su horario de trabajo si las circunstancias lo hacen preciso. Los planes municipales tienen previstos casos de evacuaci¨®n y han delimitado una zona en la que se encontrar¨¢n los servicios, de urgencia.
Ambiente de verbena
El ambiente verbenero de las Vistillas comenzaba a despuntar bajo el sol todav¨ªa fuerte de media tarde. El organillo del maestro Izquierdo y el humillo aceitoso de los churros pon¨ªan la guinda a ese desfile espont¨¢neo de isidros, castas y susanas. Los m¨¢s castizos se animaron a participar en el improvisado concurso de chotis. Las canciones de Eva, La Reina del Cupl¨¦, y de la Orquesta Madrid alargaron el fin de fiesta hasta bien entrada la noche.
A esa misma hora, el empedrado de la plaza Mayor se convirti¨® en improvisada pista de baile para decenas de parejas. Desde horas antes a la actuaci¨®n de Javier Bergia y Jos¨¦ Antonio Labordeta, a las ocho de la tarde, la gente hac¨ªa cola bajo la sombra de los soportales en espera de un sitio libre en una de las concurridas terrazas al aire libre.
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