Exito de los conciertos en el nuevo auditorio de la Casa de Campo
La casi incre¨ªble multitud de j¨®venes que acudi¨® el s¨¢bado al concierto de los brit¨¢nicos The Kinks y el domingo al de los representantes del rock madrile?o, Rosendo, Burning y Barricada, ha sido la noticia m¨¢s destacada de estos dos primeros d¨ªas de festejos de San Isidro. Las fiestas continuaron ayer muy animadas. Buen n¨²mero de curiosos presenci¨® el festival a¨¦reo del aer¨®dromo de Cuatro Vientos, y en las verbenas de las Vistillas menudean los madrile?os vestidos a la manera castiza que! se arriesgan a bailar un chotis. La popular cantante madrile?a Olga Ramos plant¨® un madro?o ante la ermita de San Isidro.
Aunque ayer no hubo tanto personal como en el concierto de The Kinks, la enorme lla del auditorio estaba rebosante de: j¨®venes que se identificaban con la m¨²sica y el lenguaje directo de los grupos madrile?os. Los que no quer¨ªan o no soportaban mucho rato el ambiente asfixiante del auditorio, cubierto por tina boina de polvo y humo, se deslizaban hacia las casetas de bebidas cercanas o bajaban a la feria de atracciones instalada junto al lago.Encontrar un sitio donde dejar el coche en medio del laberinto oscuro de la Casa de Campo era toda una odisea. La prohibici¨®n de aparcar dentro del recinto ferial no amedrent¨® a los miles de automovilistas que se desplazaron en su veh¨ªculo particular. Los atascos originados en la carretera de Extremadura y en la M-30 fueron memorables.
Quienes optaron por los apretujones del metro o del autob¨²s no notaron gran diferencia al llegar al auditorio, condenados a las estrecheces previas a la entrada al recinto. La Polic¨ªa Municipal velaba para que nadie se colase con litronas debajo del brazo. Una a una, los j¨®venes apuraron hasta la ¨²ltima gota de su botella, antes de abandonarla, para poder entrar al auditorio. Los m¨¢s rezagados se encontraron as¨ª con una espont¨¢nea y molesta alfombra de envases de cristal camino del concierto.
Chotis en Las Vistillas
"El coraz¨®n del casticismo est¨¢ aqu¨ª, en Las Vistillas, por m¨¢s que quieran llevarse la fiesta a la Casa de Campo". Quien as¨ª habla es el popular maestro Izquierdo, que ameniza con. los sonidos entra?ables de su organillo las noches en el jard¨ªn de Las Vistillas. "Con todos mis respetos para los j¨®venes de los pelos de punta", a?ade, "las fiestas de San Isidro han resucitado gracias a Las Vistillas".
Cuando el bochorno de las tardes isidriles comienza a remitir un poco, parejas de todas las edades sue?an con llevarse el gato al agua en el concurso de chotis. Las terrazas de Las Vistillas est¨¢n entonces abarrotadas de p¨²blico y s¨®lo unos pocos privilegiados pueden observar las evoluciones de los concursantes a nivel del suelo. "No entiendo por qu¨¦ no aprovechan el escenario para que bailen las parejas", comenta un visitante asiduo de los jardines. "S¨®lo los miembros del jurado tienen el privilegio de ver a los concursantes", a?ade.
A las nueve y media de la noche es dif¨ªcil dar un paso en Las Vistillas. Tomar un chocolate con churros es sin¨®nimo de guardar cola pacientemente durante varios minutos. Mientras tanto, decenas de parejas marcan t¨ªmidamente los pasos de un chotis y, sobre todo, levantan polvo. Dos cupleteras, mantillas a sus hombros y a?os a sus espaldas, se convierten en el centro de atracci¨®n para o¨ªdos y miradas que observan con nostalgia.
Por la ma?ana, ante buen n¨²mero de curiosos, al que hab¨ªa que sumar los automovilistas sorprendidos en su itinerario por el plilanear de alas delta y aviones sin motor, se celebr¨® el vistoso festival a¨¦reo de Cuatro Vientos.
Por la tarde, el cardenal anzobispo de Madrid-Alcal¨¢, ?ngel Suqu¨ªa, acudi¨® a la ermita de Sim Isidro para bendecir el agua de la fuente milagrosa, en presencia,clel alcalde, Juan Barranco, que prometi¨® su asistencia al acto, a pesar de no ser un hombre inclinadio a las ceremonias religiosas.
Tras el acto religioso la popialar cantante madrile?a Olga Raimos plant¨® un madro?o en los jardines que rodean la ermita del santo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.