Otro fracaso del Gobierno
Transcurridos m¨¢s de cuatro meses; desde que se iniciara la aplicaci¨®n de las incompatibilidades, los ciudadanos espa?oles, usuarios y m¨¦dicos, seguirnos, sin apreciar la m¨¢s m¨ªnima mejora en la asistencia sanitaria. Ni las consultas se han desmasificado ni se ha elevado la calidad. Muy al contrario. La Administraci¨®n ha continuado por la v¨ªa economicista que ha caracterizado los cuatro a?os de gesti¨®n socialista. El recorte de prestaciones ha llegado a extremos tan incomprensibles para un pa¨ªs desarrollado como la implantaci¨®n de las consultas compartidas, mediante las cuales miles de enfermos pierden su derecho a ser atendidos por un m¨¦dico para pasar a ser tratados por una enfermera.Por lo que respecta al sector m¨¦dico, las incompatibilidades tampoco resuelven el elevado ¨ªndice de desempleo que existe en la actualidad. En algunas ¨¢reas concretas, sin suficiente n¨²mero de especialistas, incluso se han producido vac¨ªos asistenciales. Se confirman as¨ª las predicciones de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial (OMC), como tambi¨¦n se confirman las intenciones del Ministerio de Sanidad, que ya el pasado a?o, en su publicaci¨®n Oferta y demanda de m¨¦dicos en Espa?a, explicaba c¨®mo en la pr¨®xima d¨¦cada apenas se van a crear 1.000 nuevos puestos de trabajo.
El fracaso del Gobierno se ha mostrado asimismo en el sistema seguido para la aplicaci¨®n de las incompatibilidades. En principio la misma, Administraci¨®n afirmaba triunfalmente que el n¨²mero de m¨¦dicos declarantes era de 17.000, cuando, seg¨²n las estimaciones de la OMC, el n¨²mero de declaraciones deber¨ªa rondar las 60.000, puesto que en esa cifra se estima el n¨²mero de m¨¦dicos que trabajan en alguna instituci¨®n p¨²blica y adem¨¢s tienen ejercicio privado. Se trata de una compatibilidad que admite la ley, pero que obliga a declarar.
Medidas de presi¨®n
As¨ª pues, la mayor¨ªa de los que ten¨ªan que declarar no declararon, y cabe pensar que gran parte de los declarantes no opt¨® por uno de los puestos, como se les ped¨ªa, seg¨²n se deduce de las comunicaciones oficiales y de las cartas enviadas por la Administraci¨®n a los m¨¦dicos en los dos ¨²ltimos meses. Medidas de presi¨®n y apertura de expedientes disciplinarios por supuestos incumplimientos, que confirman la falta de efectividad de la estrategia planteada por el Gobierno para conseguir la renuncia espont¨¢nea de los m¨¦dicos a sus derechos.
Junto a tal c¨²mulo de fracasos hemos asistido a la aprobaci¨®n de una ley de Sanidad que en nada responde a lo prometido en el programa electoral del Partido Socialista Obrero Espa?ol ni a lo que inicialmente se propuso el Ministerio de Sanidad. No es, por, tanto, de extra?ar que el Gobierno tratara de ocultar que su gesti¨®n no ha servido absolutamente para nada, recurriendo para ello al manido recurso de desprestigiar a los profesionales de la medicina, a quienes trata de presentar ante la opini¨®n p¨²blica como los responsables de unos profundos males estructurales. Y as¨ª hemos llegado al fin de la primera legislatura socialista, que lejos de poner en marcha la reforma sanitaria que los espa?oles dese¨¢bamos, se ha servido del alarmismo y de la crispaci¨®n para ocultar a la opini¨®n publica lo que los m¨¦dicos pens¨¢bamos.
Primero fue la acusaci¨®n, lanzada desde los medios oficiales, de que la OMC hab¨ªa incitado a la desobediencia civil. Recordemos una vez m¨¢s que la realidad fue muy diferente, y que en su d¨ªa los asesores jur¨ªdicos de la OMC recomendaron a los m¨¦dicos que pudieran estar afectados por las incompatibilidades que presentaran la declaraci¨®n solicitada por la Administraci¨®n pero sin incluir en la misma la opci¨®n de los puestos de trabajo, por entender que era la f¨®rmula mejor para defender sus derechos.
Despu¨¦s vino el calificar de sanci¨®n la simple aplicaci¨®n de la ley, y el hablar de sancionados al referirse a los que no hab¨ªan optado por uno de los puestos que desempe?aban, por saber que la ley preve¨ªa dejarlos autom¨¢ticamente en el que m¨¢s les interesaba.
Por ¨²ltimo, y ante las contradicciones y falta de argumentos de los dirigentes socialistas, los ataques a los m¨¦dicos llegaron a extremos como el protagonizado por el director general del Insalud, quien lleg¨® a afirmar que los facultativos que no hab¨ªan presentado su declaraci¨®n eran "los menos honrados", dando por entendida, la falta de honradez del conjunto del colectivo m¨¦dico, acusaci¨®n que ha llevado a la OMC a la presentaci¨®n de una querella por presunto delito de injurias.
Una vez m¨¢s habr¨¢ que repetir que en el caso de las incompatibilidades los m¨¦dicos siempre hemos estado de acuerdo, no con la ley, actual, sino con una ley adecuada a las peculiaridades del sector sanitario que respete los derechos leg¨ªtimamente adquiridos y por la, cual el facultativo se dedique a un puesto ¨²nico y adecuadamente retribuido.
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