El alba como crep¨²sculo
"Una cat¨¢strofe es la primera estrofa de un poema de amor", dice un personaje de Detective. Es una cita entre las docenas que llenan los cuatro costados de la pel¨ªcula. Como de costumbre en las obras de Jean-Luc Godard, Detective tiene dentro innumerables referencias a frases, a im¨¢genes, a pensamientos, a signos de la civilizaci¨®n, a filmes, a cineastas, a libros, a fetiches culturales, a todo tipo de mediaciones.Hay en la evoluci¨®n del cine de Godard un creciente empacho de paja paralelo a un progresivo ayuno de grano. En Detective quiere el cineasta una vez m¨¢s decir un desmelenado poema de amor, pero tambi¨¦n una vez m¨¢s el verbo godardiano se queda tartamudo y embarrancado en aquella "primera estrofa", sin lograr pasar nunca a su otro lado, a su misterio. Enuncia con exceso de gallard¨ªa un hueco poema y se pierde desorientado en sus desordenadas ramificaciones.
Detective
Director: Jean-Luc Godard. Gui¨®n: Alain Sarde, Philippe Setbon, AnneMarie Mi¨¦ville y Jean-Luc Godard. Fotograf¨ªa: Bruno Nuytten. M¨²sica: Schubert, Wagner, Chopin, Liszt, Honegger, Chabrier, Colemann y Schwartz. Producci¨®n francesa 1985 Int¨¦rpretes: Nathalie Baye, Claude Brasseur, Johnny Hallyday, Jean Pierre Leaud, Laurent Terzieff, Alain Cuny. Estreno en Madrid: cine Alphaville, sala 1.
Hace 20 a?os Godard hac¨ªa pel¨ªculas como ¨¦sta o muy parecidas. Detective sigue casi al pie de la letra la composici¨®n de, por ejemplo, Pierrot el loco. Despu¨¦s de una complicada evoluci¨®n personal llena de vaivenes Godard vuelve as¨ª a sus or¨ªgenes, y esto es de por s¨ª emocionante. Pero el paso de dos d¨¦cadas h¨ªere por dentro a este tipo de retornos. Y lo que entonces tuvo condici¨®n de aurora ahora forma parte de un mortecino, crep¨²sculo. El ocaso de un pionero es siempre un suceso pat¨¦tico.
En Pierrot el loco era magn¨ªfico seguir en la pantalla el rastro de la lucha, permanente en la imaginaci¨®n godardiana, entre imagenes y sonidos, entre discurso visual y discurso argumental, la ruptura interior de la secuencia y el encuadre, la f¨¦rtil pugna entre tronco y ramas o entre esencias y adherencias. En Detective todo esto ya no es magn¨ªfico. Lo que all¨ª ten¨ªa sabor a descubrimiento aqu¨ª se torna recurso sobado: la forma se ha descompuesto en maneras.
Juega Godard en Detective, como anta?o jug¨® en sus mejores filmes, con actos reducidos a sombras o a ecos de actos. Lo que mientras era inventado por ¨¦l sab¨ªa a elaboraci¨®n, en su reinvenci¨®n sabe a artificio. Busca met¨¢foras y s¨®lo alcanza a devolvemos de esta su busca mu?ones de met¨¢foras.
Pasiones enlatadas
Maneja Godard antiguas pasiones enlatadas. Por eso no asombra. Su energ¨ªa creativa es nada m¨¢s que el reflejo de un reflejo, una manera est¨¦ril de hurgar en la memoria con el arma disuasoria del tedio. Por ejemplo, el enrevesado montaje paralelo que Godard pone en marcha en Detective sigue una l¨®gica de mescolanza, de interferencia, de interrupci¨®n, no de verdadero paralelismo, pues los traslados espaciales y temporales no discurren sobre una fluencia o sobre un ritmo, sino sobre saltos que se atropellan unos a otros, de tal manera que cuando en medio- de su arritmia surge una hermosa imagen -y las hay en Detective muy bellas- ¨¦sta se diluye en el torrente de insignificancias. Una cosa es el caos como recurso po¨¦tico y otra el desorden, la desorganizaci¨®n o la arbitrariedad.No es posible componer una obra de arte -conversi¨®n en objeto de una pasi¨®n por lo eterno- con materiales tan contingentes que rozan la trivialidad. "El lenguaje es el rey; es lo ¨²nico que hace progresar la acci¨®n", se dice en Detective, en una frase program¨¢tica entre otras muchas. Cultura sobre cultura. Mediaci¨®n sobre mediaci¨®n. La vida no tiene aqu¨ª ni lejana condici¨®n de sue?o: no existe, est¨¢ barrida. Pero en su canto al lenguaje Godard habla de "hacer progresar la acci¨®n". No hay tal acci¨®n, mal puede haber su progreso. Hay tan s¨®lo una mirada cansada empe?ada en rescatar la parte muerta de su antiguo vigor.
Babelia
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