Santo Domingo, una ciudad desierta
J. C., La capital de la Rep¨²blica Dominicana presentaba, el pasado fin de semana, tras las elecciones del viernes, el panorama de una ciudad casi desierta. Las calles de Santo Domingo estaban vac¨ªas de tr¨¢fico, mientras fuerzas del Ej¨¦rcito y la polic¨ªa patrullaban por la ciudad con las armas en la mano. Algunos soldados llevaban incluso la cara oculta con una especie de pintura de enmascaramiento, como si quisieran pasar inadvertidos en medio de una jungla.
Exist¨ªa el temor de que llegasen a producirle des¨®rdenes entre los seguidores de los contendientes en las elecciones, pero a lo largo del fin de semana la tranquilidad fue absoluta, a pesar de lo apretado del resultado y de que los tres candidatos a la presidencia hab¨ªan asegurado en los ¨²ltimos m¨ªtines que su triunfo era seguro.
La f¨¦rrea pol¨ªtica de monopolio de la informaci¨®n en los medios audiovisuales, aplicada por la Junta Central Electoral, y la dosificaci¨®n en la publicaci¨®n de los resultados electorales parec¨ªan, al menos hasta ayer a mediod¨ªa, haber .tenido ¨¦xito en la pol¨ªtica de prevenir des¨®rdenes.
Desde el cierre de la campa?a electoral, a las doce de la noche del pasado jueves, todas las emisoras de radio y televisi¨®n del pa¨ªs pasaron a emitir en cadena un programa ¨²nico, que se interrump¨ªa de cuando en cuando para dar comunicados emitidos por la junta electoral.
Programa insoportable
Los telespectadores dominicanos fueron condenados a contemplar toda una serie de reportajes insoportables sobre los avances en el cultivo de agrios en los kibutzin (granjas colectivas) de Israel, las haza?as de la NASA (agencia espacial de Estados Unidos) y hasta la pel¨ªcula espa?ola Las leandras, que interpret¨® Roc¨ªo D¨²rcal.
Para combatir el tedio del programa televisivo-oficial durante las largas horas de espera -los boletines con resultados eran facilitados con cuentagotas-, los periodistas que estaban a medianoche del s¨¢bado en el centro de prensa organizado por la Junta Central Electoral encontraron una soluci¨®n: por uno de los canales por cable, que ofrecen programas de televisi¨®n privada procedentes de Estados Unidos, se filtr¨® durante la noche un espacio que ofrec¨ªa una pel¨ªcula pornogr¨¢fica que al menos sirvi¨® para entretener la espera.
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