Chernobil y la utop¨ªa
Tras Hiroshima y Nagasaki, el mundo ha vivido con la doble esperanza de la no utilizaci¨®n b¨¦lica de la energ¨ªa nuclear y la atrayente expectativa de los "?tomos para la paz". Podemos ya hacer un balance objetivo de los a?os transcurridos, y sin tener extensos conocimientos de f¨ªsica at¨®mica hay que reconocer que no se ha desvanecido el peligro de guerra nuclear, a la vista del arsenal disponible en la actualidad por las grandes potencias y otros muchos pa¨ªses. Respecto a la utilizaci¨®n m¨¢s o menos pac¨ªfica de este tipo de energ¨ªa, pueden mencionarse indudablemente casos concretos y todos recordamos, por ejemplo, la expectaci¨®n que despert¨® en su d¨ªa el primer submarino de propulsi¨®n at¨®mica. Hoy, m¨¢s all¨¢ de la novedad espectacular, va consolid¨¢ndose el uso energ¨¦tico nuclear a trav¨¦s de una cada vez m¨¢s extensa red de centrales.El confuso tema nuclear precisa, sin embargo, consideraciones globales alejadas de cualquier inter¨¦s socioecon¨®mico y de prejuicios emotivos. As¨ª, los dos pilares sobre los que asienta el futuro nuclear resultan, d¨ªa a d¨ªa, menos s¨®lidos de lo que se pretend¨ªa la supuesta seguridad de las centrales se ha demostrado que es falsa, por los fallos humanos y por accidentes de origen natural (se¨ªsmos, por ejemplo) o provocados (sabotajes, ataques en caso de guerra, etc¨¦tera). Y sigue sin resolverse la cuesti¨®n de los residuos, cuyo peligro potencial perdura durante siglos. La pretendidamente incuestionable necesidad de la energ¨ªa nuclear parece obedecer m¨¢s a criterios propios de una sociedad del despilfarro que no ¨¢ la planificaci¨®n razonada.
Ojal¨¢ que el desgraciado accidente de Chernobil sirva por lo menos para plantear seriamente si conviene continuar por el camino nuclear. Aunque, a decir verdad, descorazona bastante ver que el incidente ha sido considerado, en general, como una especie de ruleta rusa en la que lo ¨²nico importante era si la nube radiactiva nos alcanzar¨ªa personalmente a nosotros o no. Como si la posibilidad de que otros pa¨ªses sufran contaminaci¨®n no deba importarnos.
Otro aspecto preocupante es la resignaci¨®n con que se contemplan estos problemas. Se ha hablado de tomar medidas protectoras, pero no se ha planteado la posibilidad de iniciar una cuenta atr¨¢s en el programa nuclear, lo que ser¨ªa la medida m¨¢s eficaz a largo plazo. Tambi¨¦n habr¨ªa que pensar, en este sentido, si el catastrofismo vehiculado a trav¨¦s de pel¨ªculas como El d¨ªa despu¨¦s, no favorece una especie de d¨¦j¨¢-vu paralizador, en vez de propiciar una postura activa frente a situaciones tan reales como las emitidas en este caso por los medios de comunicaci¨®n- Daniel Bonet.
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