Alternancia en Santo Domingo
EL APRETADO triunfo del veterano l¨ªder derechista Joaqu¨ªn Balaguer sobre el socialdem¨®crata Jacobo Majluta en las elecciones presidenciales de la Rep¨²blica Dominicana parece que viene a consolidar en el pa¨ªs antillano la f¨®rmula de, alternancia de dos grandes partidos, con una tercera fuerza a la izquierda, dirigida por el tambi¨¦n veterano Juan Bosch, alejada de cualquier posibilidad de llegar al poder pero con implantaci¨®n suficiente para hacer de ¨¢rbitro por el solo hecho de presentarse en solitario.Tras el asesinato del dictador Rafael Le¨®nidas Trujillo en 1961, el pa¨ªs entr¨® en un per¨ªodo de inestabilidad pol¨ªtica que culmin¨® con la invasi¨®n de la Rep¨²blica por un contingente norteamericano en 1965 para impedir el triunfo de un movimiento izquierdista. Las elecciones de 1966, fuertemente influidas por Washington, dieron la victoria al Partido Reformista Social Cristiano de Balaguer, que si de cristiano pod¨ªa tener bastante, en lo reformista. brillaba menos. El presidente, que se mantuvo en el poder tras sucesivas elecciones, hasta 1978, hab¨ªa estado ¨ªntimamente vinculado a la dictadura trujillista, en la que hab¨ªa sido ministro y hasta presidente por propia designaci¨®n del tirano, y, en gran medida por ello, recib¨ªa el benepl¨¢cito de Estados Unidos. Sus 12 a?os de mandato, en cualquier caso, sirvieron para fabricar un modelo de transici¨®n a la dominicana en el que el sistema democr¨¢tico, a¨²n sometido a un clima de irregularidad manifiesta, pudo arraigar lo suficiente para que Washington contemplara sin especial recelo la eventualidad de una alternancia por el centro-izquierda.
En 1978 el Partido Revolucionario Dominicano, nada revolucionario y s¨®lo moderadamente reformista pero de soluciones te¨®ricamente socialdem¨®cratas a los problemas de desigual reparto de la riqueza y de creciente deterioro de la situaci¨®n econ¨®mica, obten¨ªa la presidencia con el apoyo del Partido de la Liberaci¨®n Dominicana, dirigido por Juan Bosch. ?ste, que, en repetidas ocasiones, ha dicho que Estados Unidos no le dejar¨ªa nunca ser presidente, hab¨ªa optado tras los sucesos de 1965 por adoptar un perfil prudente y apoyar con sus votantes al PRD en un comprensible ejercicio de realismo pol¨ªtico. Durante los ¨²ltimos ocho a?os este partido ha gobernado el pa¨ªs, y si la alternancia se ha convertido en una probable caracter¨ªstica del sistema dominicano, la corrupci¨®n desde el poder ha aumentado sin que el respeto de los derechos individuales, dudoso en el mejor. de los casos durante el largo mandato de Balaguer, mejorara visiblemente. En esta ¨²ltima elecci¨®n cabe poca duda de que el 19% de votos obtenido por el partido de Juan Bosch ha servido para sustraer el triunfo al partido hasta ahora gobernante.
Esa alternancia de dos grandes partidos, que puede ser en principio beneficiosa para la consolidaci¨®n de la democracia, se hace, sin embargo, en un clima escasamente alentador de regreso al pasado. Balaguer, con casi 79 a?os y pr¨¢cticamente ciego, aunque todav¨ªa ¨¢gil de mente, es para ese 41%. de compatriotas que lo han votado el hombre de las vacas relativamente gordas, de los tiempos en que el combustible era barato y los cultivos de exportaci¨®n del pa¨ªs ten¨ªan un curso alto en los mercados internacionales. La crisis petrol¨ªfera de 1973-1974 y el endeudamiento general del Tercer Mundo m¨¢s la ca¨ªda de los precios de muchas materias primas ensombrecieron ya considerablemente los ¨²ltimos a?os de las sucesivas presidencias de Balaguer. Pero la memoria es selectiva, y del veterano derechista la burgues¨ªa comerciante y la gran propiedad agraria con sus dependientes recuerdan s¨®lo que "aquellos tiempos eran mejores".
Al mismo tiempo, ese regreso al pasado se ve ampliamente justificado por un inc¨®modo presente en el que el partido socialdem¨®crata, desempe?ando una presidencia m¨¢s derrochadora que la de Balaguer, no ha visto sino empeorar la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs. No solamente la victoria de Balaguer sino el aumento del voto a Bosch, que dobla el obtenido en los anteriores comicios, indican hasta qu¨¦ punto el electorado se ha alejado de un Gobierno d¨¦bil ante el Ej¨¦rcito, corrupto en la gesti¨®n, e insuficiente en la defensa de las libertades.
Finalmente, la aparente consolidaci¨®n del sistema reviste la m¨¢xima importancia para otros experimentos en curso, como el despertar de Hait¨ª de una larga dictadura tan similar a la del propio Trujillo. La aparici¨®n, al otro lado de la isla compartida entre Santo Domingo y Puerto Pr¨ªncipe, de otro Balaguer contar¨ªa con el benepl¨¢cito norteamericano en el contexto de una futura democracia conservadora para Hait¨ª.
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