M¨¢s sobre las drogas
El 22 del mes pasado se public¨® en su peri¨®dico un art¨ªculo de Fernando Savater en el cual considero que no trata a la hero¨ªna con el respeto debido a tan importante droga, por lo que contest¨¦ en una carta que ustedes tuvieron la deferencia de publicar. Fernando Savater a su vez respondi¨®, tambi¨¦n en las p¨¢ginas de su peri¨®dico, y pidiendo argumentos, por lo que me veo obligada a replicar.Don Fernando centra la cuesti¨®n en dos preguntas: la primera sobre el valor pr¨¢ctico de la prohibici¨®n de las drogas y la segunda sobre la fundamentaci¨®n ¨¦tica o pol¨ªtica de esa prohibici¨®n. Pues bien, ninguna de esas cuestiones me interesa ni es lo que discuto.
El valor pr¨¢ctico de una prohibici¨®n meramente nominal est¨¢ cotidianamente demostrado: v¨¦ase la prohibici¨®n de la violencia, del hurto, de la falsedad, etc¨¦tera.
Esta sociedad parece empe?ada en prohibir con toda seriedad aquello que promueve y hace aparecer como apetecible. Y para perpetuarse en su contradicci¨®n, que es su forma de ser, no puede permitirse soluciones radicales, de elecci¨®n en un sentido o en el otro, pues al eliminar uno de sus aspectos eliminar¨ªa con ello la contradicci¨®n que la sustenta.
Estoy plenamente de acuerdo con Fernando Savater en que la prohibici¨®n y represi¨®n no eliminan el consumo de la droga ni los problemas que conlleva, sino que a¨²n los acent¨²a ( y estad¨ªsticas cantan); s¨®lo un cambio en el estereotipo proyectado sobre la droga y el drogadicto ser¨ªan de utilidad. Ser heroin¨®mano es s¨®lo dar un paso m¨¢s dentro de las alienaciones que esta sociedad nos ofrece. Una sociedad acostumbrada a tratar el dolor con analg¨¦sicos, para olvidarlo, sin buscar las causas que lo producen. Y no olvidemos que la hero¨ªna es uno de los m¨¢s fuertes analg¨¦sicos conocidos.
En cuanto a la segunda pregunta, creo, con Savater, en el inalienable derecho de cada ser humano a morir como m¨¢s le guste; pero tambi¨¦n en el de saber en realidad de verdad en qu¨¦ consiste. Con gusto seguir¨ªa argumentando sobre tan delicado tema, pues temo que habr¨¢ que seguir diciendo cosas antes de que se pueda empezar a hacerlas, pero hasta aqu¨ª los l¨ªmites que su publicaci¨®n me imponen.-
Palencia.
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