En un pueblo de Castilla

La atenci¨®n de los aficionados se centra estos d¨ªas. en Las Ventas, pero cada torero que llega a actuar en la primera plaza del mundo ha tenido que pasar antes por las plazas de pueblo. Es en estos cosos donde los principiantes realizan el aprendizaje necesario -muchas veces en condiciones dif¨ªciles- para poder so?ar con ser figuras. Como el pasado domingo en Getafe, muy cerca del Cerro de los ?ngeles, tenido como el centro geogr¨¢fico de la piel de toro. Mientras los aficionados de la capital atravesaban en metro, autobuses y coches una ciudad de rascacielos para llegar a una plaza monumental, los de Getafe, a unos 10 kil¨®metros al sur, fueron anclando por calles blancas donde hab¨ªan corrido las reses en un encierro, y se metieron en una plaza port¨¢til que temblaba cuando los toros remataban en tablas. Era una tarde de toros en Castilla.Getafe no tiene luna rica tradici¨®n taurina, aunque s¨ª se sabe que Frascuelo intervino aqu¨ª en capeas hace un siglo y cuarto; ?c¨®mo ser¨ªan de rudos aquellos festejos tan lejanos? Actualmente, Getafe es uno de esos pueblos del cintur¨®n industrial de Madrid que han crecido espectacularmente en las ¨²ltimas d¨¦cadas, y es conocido por su f¨¢brica de aviones CASA. En estos d¨ªas el pueblo est¨¢ en ferias: hay bailes populares, El Fary cant¨® en la Caseta Municipal, y la Casa de Andaluc¨ªa organiz¨® una romer¨ªa roc¨ªera. Naturalmente, hubo toros: una novillada picada, una becerrada para las pe?as, y un festival con novilleros y matadores, que se celebrar¨¢ el pr¨®ximo s¨¢bado. "Tambi¨¦n un par de encierros, por la ma?ana, con mucho ambiente", dijo Paco D¨ªaz, concejal de Cultura.

La organizaci¨®n de los festejos corre a cargo de M¨¢ximo Robledo, de 69 a?os, que lleva montando corridas por los pueblos desde antes de la guerra; ha sido apoderado de toreros y empresario en Valladolid y ?vila. Las corridas se celebran en tina peque?a plaza port¨¢til de metal, propiedad de N. Pleite, Organizaciones Taurinas, Illescas (Toledo), Tel. 511388-531095, datos que figuran en m¨²ltiples lugares de la estructura; es la misma que se emplea para la temprana feria de Valdemorillo. Las reses para el domingo eran de Manuel Parra Quijano, de Puebla del Pr¨ªncipe, en la provincia de Ciudad Real, que vende unas 30 al a?o para este tipo de fiestas, aunque su principal negocio son cereales y olivos.

Gran ambiente

Hab¨ªa gran ambiente en la plaza, aunque no se llen¨®, en parte, probablemente, por los precios: 500 pesetas para ni?os y jubilados, 900 la entrada general, y 1.200 las barreras. Muchos espectadores compraron boletos numerados v¨¢lidos para la rifa de un jam¨®n o 5.000 pesetas. El espect¨¢culo fue amenizado por seis m¨²sicos, entre ellos un acordeonista, y los clarinazos corrieron a cargo de un trompetista, verdadero virtuoso en florituras y tr¨¦molos. Uno de los espectadores m¨¢s entusiastas fue Jos¨¦ Francisco Gil Garc¨ªa, de seis a?os, que hab¨ªa convencido a sus padres para que le llevasen al festejo, el primero de su corta vida. Jos¨¦ Francisco manifest¨® que no le molesta la sangre, pero que no tiene intenci¨®n de ser torero. "Mejor, abogado o m¨¦dico", dijo su madre.

La novillada result¨® divertida. Las reses -justitas de presencia pero astifinas y codiciosas- dieron juego, y los tres novilleros -un espa?ol, un franc¨¦s y un colombiano- se arrimaron mucho. Tambi¨¦n alternaron en la colocaci¨®n de banderillas, y, cuando los toros no pasaban, ten¨ªan recursos tremendistas para animar al personal. Moreno Cruz y Michel Lagravere terminaron con contusiones y heridas leves en una ambulancia del Hospital Provincial que estaba aparcada frente a la plaza, dejando al tercer espada, Macareno de Colombia, a solas con el quinto novillo, que ten¨ªa hechuras de toro y mucho genio.

Macareno no se confi¨® con muleta y estoque, y sonaron los tres avisos. El bicho se qued¨® solo en la plaza y durante largo rato no hizo caso de los capotes que se le tendieron. Por fin entr¨¦, un picador, lo pic¨® de nuevo, y, meti¨® una espada desde el caballo. "Llevo casi 40 a?os en esto pero nunca he visto una cosa as¨ª", dijo otro varilarguero. "Normalmente, si no lo apuntillan desde un burladero, lo mata la Guardia Civil". Los picadores eran mayores, con rasgos fuertes muy curtidos por el sol, aquellos hombres que pintaba Zuloaga.

El p¨²blico sali¨® contento de la plaza, pero el empresario no estaba satisfecho. Robledo recibe 2.200.000 pesetas de subvenci¨®n del Ayuntamiento para montar la feria, pero tiene que pagar las licencias fiscales, la seguridad social de los toreros y el 12% del IVA sobre los ingresos. Alquilar la plaza le cuesta 600.000 pesetas, y el precio de las reses sube espectacularmente cada temporada. Robledo afirma que en taquilla se ingresaron el domingo tan s¨®lo 516.000 pesetas. "En esto no hay m¨¢s que gastos e impuestos"', se lament¨®. "Arriesgamos nuestro dinero y descubrimos toreros, pero no ganamos nada".