Estefan¨ªa de M¨®naco

Estefan¨ªa de M¨®naco estuvo ayer en Espa?a. La visita fue breve; dur¨® menos de ocho horas, el tiempo de grabar su intervenci¨®n en el programa Esta noche, Pedro, que se emitir¨¢ el pr¨®ximo viernes y de levantar un gran revuelo. Su avi¨®n privado lleg¨® a la terminal de carga del aeropuerto de Barajas a las 13.50. Baj¨® de ¨¦l rodeada por cuatro fornidos guardaespaldas. Vest¨ªa un pantal¨®n vaquero, una camiseta rosa, calzaba unos zapatos n¨¢uticos azules y ocultaba la cara, sin rastro de maquillaje, tras una gafas met¨¢licas.

A Estefan¨ªa la esperaban un centenar de fot¨®grafos y un representante de su casa de discos que llevaba un espl¨¦ndido ramo de rosas rojas. Estefan¨ªa esbozaba una sonrisa mientras los periodistas se acercaban a saludarla. "Estoy feliz de estar en Espa?a. No, no voy a ver a los Reyes de Espa?a. A los pr¨ªncipes [refiri¨¦ndose al pr¨ªncipe Felipe y a las infantas] no los conozco". Y ah¨ª fue el hurac¨¢n. Los guardaespaldas pidieron ayuda y llegaron seis polic¨ªas armados y varios n¨²meros de la Guardia Civil. Los codazos que los miembros del s¨¦quito comenzaron a repartir fueron tantos que ella misma fue v¨ªctima de ellos. Estefan¨ªa se subi¨® llorando a un Mercedes metalizado y lleg¨® media hora m¨¢s tarde llorosa todav¨ªa al Palace.Comi¨® con la sola compa?¨ªa de su secretaria y a las 17.15 entr¨® en los Estudios Roma. El Mercedes la dej¨® en el mismo plat¨®. Mir¨® asustada a las tribunas donde se agolpaban los fot¨®grafos y se escondi¨®. "Es m¨¢s bajita de lo que parece en las fotos. Que antip¨¢tica ni tan siquiera levanta la cara. Su hermana seguro que no es as¨ª", comentaban entre el p¨²blico. Pedro Ruiz pidi¨® calma a la prensa. "Si se dispara un solo flash se va a ir. La princesa est¨¢ muy excitada y me puedo quedar sin su actuaci¨®n. Por favor ayudadme". Por fin la convencieron de que saliera y lo hizo de nuevo en un coche, un Bentley azul. La princesa cambi¨® la camiseta rosa por una casaca blanca y se quit¨® las gafas. S¨®lo sonri¨® cuando comenz¨® la grabaci¨®n del programa. Confes¨®: "Mi vida es triste. Soy apasionada, no tan ingenua como parece y nada rebelde". Prefiere James Dean a John Travolta, Michael Jackson a Mick Jagger, por igual a Julio Iglesias que a Rodolfo Valentino y le da lo mismo vivir en Par¨ªs que en Nueva York. Dice: "A un hombre s¨®lo le pido amor. Me da lo mismo qui¨¦n sea y de donde venga. Prefiero ser feliz a ser princesa".

Cobr¨® 12 millones de pesetas y se llev¨® un caballo que Pedro Ruiz le regal¨® en un intento de arrancarle una sonrisa.