El sexismo del Ministerio de Sanidad
La Direcci¨®n General de la Salud P¨²blica del ministerio del cual usted es titular ha editado una publicaci¨®n, titulada Sexualidad humana, que contiene los textos que acompa?an a¨²na serie de diapositivas. En el texto de una de ellas se dice que con ese material se intenta conseguir -entre otras cosas- contrarrestar los temores, culpabilidad y tab¨²es que existen alrededor de la conducta sexual".Desde nuestro punto de vista, el material abunda en lo que el propio texto Considera "informaci¨®n err¨®nea". Si lo que se persigue es acabar con los tab¨²es y las imposiciones que pesan sobre mujeres y hombres en el terreno de la vida sexual, y que son fuente de infelicidad, llama a¨²n m¨¢s poderosamente la atenci¨®n el resultado obtenido con estos materiales.
Hay aciertos, a nuestro modo de ver, en algunas partes del material publicado. As¨ª, cuando se reclama la sexualidad para los ni?os (aunque, lamentablemente, ni se refiera a las ni?as, sabiendo, como deber¨ªa saberse, la clara discriminaci¨®n que ¨¦stas sufren en esta esfera de la vida). As¨ª tambi¨¦n, cuando se plantean las relaciones sexuales durante el embarazo. O en la vejez (diapositivas 3, 10 y 12).
No obstante, a pesar de estos aciertos, consideramos que el contenido que se difunde en el conjunto de los materiales es, sencilla y llanamente, reaccionario. Y especialmente opresivo para las mujeres. Trataremos de explicarnos.
Exaltaci¨®n del coito
Las relaciones sexuales a las que el texto alude son relaciones en las que el coito aparece como el n¨²cleo, el centro de la relaci¨®n sexual, su objetivo. La diapositiva n¨²mero 4, nada inocentemente titulada Coito o acto sexual, aunque no es la ¨²nica, sirve para ilustrar lo que afirmamos.
El movimiento feminista y, junto con ¨¦l, un n¨²mero considerable de sex¨®logas y sex¨®logos, de psic¨®logas y psic¨®logos- viene planteando hace m¨¢s de una d¨¦cada que la exaltaci¨®n del coito, la consideraci¨®n del mismo como "el acto sexual", supone una imposici¨®n patriarcal a las mujeres y adem¨¢s una concepci¨®n de la sexualidad justificada por la procreaci¨®n de la especie humana.
Desde Master y Johnson, pasando por Kinsey ,Hite..., ha quedado muy claro que la vagina no es un lugar privilegiado desde el punto de vista de la estimulaci¨®n del placer sexual de las mujeres (sin que por nuestra parte, claro est¨¢, exista tampoco ninguna renuncia a la misma).
?Hasta cu¨¢ndo, pues, seguir¨¢n abusando de nuestra paciencia? ?Hasta cu¨¢ndo tendremos que seguir leyendo, como ocurre tambi¨¦n en el texto de estas diapositivas, que somos "parcialmente fr¨ªgidas" cuando no alcanzamos el orgasmo con la penetraci¨®n del pene en la vagina? ?No le parece, se?or ministro, que resulta bastante grave que en pleno 1986 no s¨®lo se nos siga imponiendo el coito como la forma normal de conseguir placer sexual, sino que adem¨¢s se nos culpabilice -inconscientemente, claro est¨¢- por no responder sexualmente con el orgasmo? (Vea el texto de la diapositiva n¨²mero 4.) Bonita y sutil manera de negar nuestra autonom¨ªa como mujeres en la actividad sexual. Bonita y sutil manera de hacernos a¨²n m¨¢s dependientes de los hombres. Bonita manera, tambi¨¦n, de seguir manteni¨¦ndonos esclavas de todo tipo de anticonceptivos si, manteniendo relaciones heterosexuales, no queremos quedar embarazadas.
A lo largo de toda la explicaci¨®n de las diapositivas, las relaciones sexuales son relaciones heterosexuales. ?Acaso en el ministerio a usted encomendado nada han le¨ªdo sobre que las personas somos biol¨®gicamente seres sexuales y no exclusivamente heterosexuales? Nos llama poderosamente la atenci¨®n que desconozcan que es la sociedad la que orienta el deseo sexual hacia la heterosexualidad exclusiva, y que, al hacerlo a trav¨¦s de m¨²ltiples mecanismos e instituciones -la familia desempe?a en ello un papel fundamental-, lo hace con una clara intencionalidad pol¨ªtica.
Evidentemente desconocen todo ello porque, de lo contrario, jam¨¢s se les habr¨ªa ocurrido un texto como el de la diapositiva n¨²mero 18, por citar solamente un ejemplo. No se preocupar¨ªan por, indagar sobre las causas del lesbianismo y la homosexualidad.
Causas de la homosexualidad
Se preocupar¨ªan, se?or ministro, por indagar las causas por las que se intenta reducir la sexualidad de los seres humanos exclusivamente a las relaciones heterosexuales. Por el contrario, el texto de la diapositiva n¨²mero 18 se dedica a la incre¨ªble tarea de enumerar una serie de causas que explicar¨ªan la existencia de la atracci¨®n sexual entre personas del mismo sexo. Causas tan aberrantes como "el desarrollo de un narcisismo inadecuado", o la existencia de "cierta predisposici¨®n gen¨¦tica o alteraciones hormonales", por citar algunas de las que se se?alan.
Alusiones de este tipo, hechas adem¨¢s por el Ministerio de Sanidad a estas alturas, si no fuera por la gravedad que apareja la difusi¨®n de estos materiales, provocar¨ªan nuestra hilaridad y la tentaci¨®n de suministrarles una amplia bibliograf¨ªa sobre el particular.
Para acabar quisi¨¦ramos plantear que realmente con la difusi¨®n de estos materiales no s¨®lo no conseguir¨¢n "contrarrestar los temores, culpabilidad y tab¨²es que existen alrededor de la conducta sexual", sino que los agravar¨¢n a¨²n m¨¢s, y de manera muy especial, entre las mujeres.
El folleto en cuesti¨®n es una buena muestra de lo que no se debe hacer, y menos a¨²n con los fondos p¨²blicos.
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