El rodillo brasile?o
El mayor peligro resid¨ªa en la posibilidad de que se desarrollase un partido a la mexicana. La advertencia fue hecha a tiempo, pero nadie fue capaz de reaccionar, y ah¨ª est¨¢n los resultados. La victoria del PRI y su tentaci¨®n de perpetuarse en el poder.Hubo errores de planteamiento. En lugar de comprar al ¨¢rbitro se opt¨® por sobornar al encargado de la megafon¨ªa. A la larga, sin embargo, de nada sirvi¨® que el himno sonase por dos veces, y que se esperase a que los brasile?os rompieran filas para poner el suyo. Segundo error: acentuar la t¨¢ctica conservadora, encargando a Camacho de anular a S¨®crates, revela falta de perspectiva hist¨®rica. Est¨¢ demostrado que s¨®lo la cicuta es eficaz para tal menester.
Ah¨ª empez¨® el desastre. El ¨¢rbitro, por despecho, ignor¨® el gol de Michel y dio por v¨¢lido el del barbudo doctor. Entonces pusieron en marcha el rodillo, con su prepotencia habitual, y los de Mu?oz, desconcertados, fueron pasados por la piedra, machacados.
La mayonesa contaminada no es excusa: se contaba con ello porque el enemigo no descansa. El problema fue sustituir a Calder¨¦ por Julio Alberto ignorando que ellos contaban con un tal Julio Cesar para organizar las legiones defensivas. Su arrogancia no tiene l¨ªmites. Alguien con el pelo cano permite ser llamado Junior, y uno que hubo de ser procesado por posesi¨®n de coca¨ªna se titula Casagrande. Encima, el portero se parec¨ªa a Javier S¨¢daba.
Todo estaba, pues, en contra. "Alg¨²n d¨ªa har¨¢s lo que yo te diga", pensaba S¨®crates mirando al bal¨®n, cuando era ni?o. Los nuestros, en cambio, fueron educados en el prestigio de lo inexistente, como el gol de Carde?osa, y era l¨®gico que Michel siguiera por esa l¨ªnea: balones que entran tan de rond¨¢n que se salen sin llegar a besar la red, goles cuyo m¨¦rito consiste en ser y no ser a la vez. Coitus interruptus.
El problema viene de lejos. Hace 30 a?os ellos ya se entrenaban, a las puertas de las favelas, lanzando la pelota a ocho metros y tratando de dejarla seca en el interior de una palangana. Algunos de los nuestros se hicieron futbolistas porque en el cuartel daban rancho doble al que marcase m¨¢s goles. As¨ª, se ha acabado confundiendo, y no deja de ser laclave de muchas cosas, ir bien de cabeza con estar en sus cabales.
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