El fracaso en el lanzamiento del Ariane pone en peligro contratos de m¨¢s de 200.000 millones de pesetas
El fracaso del ¨²ltimo lanzamiento del cohete europeo Ariane, destruido en vuelo la madrugada del pasado s¨¢bado, amenaza con destrozar los planes de Aerospatiale. Una comisi¨®n de encuesta independiente presentar¨¢ antes del 30 de junio su informe sobre las causas del fracaso. Si el dictamen demuestra que hay un error de concepci¨®n en el motor de la tercera fase del cohete, el Ariane quedar¨¢ clavado en el suelo durante muchos meses. El reto es importante porque la lanzadera europea tiene en estos momentos un carn¨¦ de pedidos espectacular: 32 sat¨¦lites a poner en ¨®rbita antes de 1989, es decir, un volumen de negocios superior a los 200.000 millones de pesetas.
El fallo del pasado d¨ªa 31 es el m¨¢s preocupante de los cuatro ocurridos hasta ahora en la historia del Ariane. El primero constituy¨® el precio del ne¨®fito. Los dos siguientes se debieron tambi¨¦n a un problema en el mismo motor, pero en ambos casos se trat¨® del mal funcionamiento de una v¨¢lvula.A veces creo que tengo un trabajo asqueroso", exclam¨® Yves Guerin, jefe de la estaci¨®n de lanzamientos en Kourou (Guayana francesa), al dar la orden de destruir el cohete y el sat¨¦lite que transportaba. "Esta vez todo hab¨ªa sido revisado hasta la saciedad. Hab¨ªamos introducido modificaciones en la v¨¢lvula que caus¨®, el fracaso del tiro n¨²mero 17. Todo estaba a punto y en perfecto funcionamiento". El presidente de Aerospati¨¢le, Frederic D'Allest, precis¨® por su parte que "el motor de la tercera fase se encendi¨®, pero no alcanz¨® el r¨¦gimen correcto y termin¨® por pararse. Los primeros chequeos demuestran que las v¨¢lvulas, el sistema el¨¦ctrico y los generadores funcionaron bien. El problema debe de provenir del encendido".
El motor, de la tercera fase, el m¨¢s complejo del cohete, responde a las siglas: HM7 y constituye la obra cumbre de la Sociedad Europea de Propulsi¨®n (SEP), que lo fabrica en solitario. Los dos fallos anteriores costaron el puesto, hace s¨®lo dos semanas, al presidente de la sociedad, Roger Lesgarde, que arrastr¨® consigo al director de la f¨¢brica de Vernon, de donde salen los aparatos. El nuevo responsable no ha tenido siquiera tiempo de sentarse en su despacho cuando ya se encuentra sobre la mesa con la angustiosa inc¨®gnita de saber si existe un aut¨¦ntico error en la propia concepci¨®n del motor y del sistema de combusti¨®n elegido o si se trata ¨²nicamente de defectos menores.
"No se puede cambiar de caballo en mitad de la carrera", asegur¨® el presidente de Aerospatiale, dando a entender que no est¨¢ en duda el dise?o del motor ni el hecho de que la SEP seguir¨¢ siendo su fabricante. "Habr¨¢ que introducir mejoras y perfeccionar detalles", insisti¨®, consciente de que dar marcha atr¨¢s e idear otro sistema llevar¨ªa al menos 10 a?os de investigaciones.
Nadie dar¨¢, sin embargo, un suspiro de alivio hasta que la comisi¨®n de encuesta presente su dictamen y el HM7 reciba nuevas peticiones. Sobre todo hasta que resulte absuelto el sistema de mezcla de combustibles l¨ªquidos, hidr¨®geno y ox¨ªgeno, responsable del funcionamiento del motor, el aut¨¦ntico tal¨®n de Aquiles del Ariane.
Conservar la ventaja
"Conf¨ªo en poder reanudar los lanzamientos antes de final de a?o", afirm¨®, sobriamente Frederic D'Allest. El cohete europeo puede a¨²n cumplir su programa y conservar su ventaja sobre el de la NASA norteamericana si corrige sus fallos antes de seis meses. La base de Kourou tiene desde hace poco mas de un mes una segunda rampa de lanzamientos que le permite ganar tiempo entre un lanzamiento y el siguiente. Sin embargo, en el mejor de los casos, el fracaso del pasado s¨¢bado trastocar¨¢ todos los calendarios de Aerospatiale y de sus clientes. El primer lanzamiento tendr¨¢ que ser reservado para la Sociedad de Telecomunicaciones Intelsat, propietaria del sat¨¦lite destruido, con lo que habr¨¢ todav¨ªa un retraso mayor para los otros. Los japoneses, que confiaron a Ariane dos nuevos sat¨¦lites de comunicaciones, y los brit¨¢nicos, dos sat¨¦lites de uso militar, ser¨¢n los primeros afectados.La televisi¨®n europea tendr¨¢ tambi¨¦n que cambiar sus planes. El grupo formado por los grandes magnates Robert Maxwall (Reino Unido), Jer¨®me Seydoux (Francia), Silvio Berlusconi (Italia) y la productora alemana occidental Kirsch esperaban contar el pr¨®ximo mes de noviembre con su primer sat¨¦lite de transmisiones, un ingenio fabricado en Francia que les permitir¨ªa difundir sus programas en Europa occidental. Ahora el lanzamiento no podr¨¢ efectuarse, si todo va bien, antes de mediados de 1987.
El fracaso del Ariane tendr¨¢ tambi¨¦n pesadas consecuencias en el mercado de los seguros. Las compa?¨ªas, que reaccionaron con temor ante los fallos norteamericanos, han subido sus primas hasta el 30% del valor total del sat¨¦lite, lo que ha llevado a muchos. propietarios a prescindir de la red de protecci¨®n y a correr el riesgo completamente solos. Ariane, que inspiraba hace un a?o menos confianza que el transbordador norteamericano, esperaba conseguir un mejor trato de las compa?¨ªas de seguros a ra¨ªz del accidente del Challenger, pero este nuevo fallo vuelve a colocarlo en el punto de partida.
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