Los siete tripulantes del 'Challenger' murieron por negligencia de la NASA
La negligencia y la burocracia de la NASA, que permiti¨® que continuaran lanz¨¢ndose los transbordadores espaciales sin corregir fallos conocidos como potencialmente catastr¨®ficos, provocaron la explosi¨®n del Challenger el pasado 28 de enero sobre cabo Ca?averal. Esta es la conclusi¨®n global del informe, de la comisi¨®n presidencial que ha investigado durante m¨¢s de cuatro meses el mayor desastre de la carrera espacial norteamericana. El documento fue filtrado a la Prensa, y se presentar¨¢ a Ronald Reagan el viernes y al p¨²blico el pr¨®ximo lunes.
El informe es, seg¨²n fuentes pr¨®ximas a su elaboraci¨®n, "la historia de un accidente que no tuvo por qu¨¦ ocurrir". El fallo inmediato est¨¢ localizado en defectos de dise?o en las junturas de uno de los cohetes propulsores, deficiencia que pudo haberse- solucionado si la agencia espacial hubiera tomado precauciones.El presidente, que ha reiterado que EE UU seguir¨¢ explorando el espacio, est¨¢ a punto de decidir si a o no luz verde a la construcci¨®n de un nuevo transbordador espacial, a un coste de 3.000 millones de d¨®lares (unos 435.000 millones de pesetas). Este pa¨ªs, tras una serie de fracasos en sus lanzamientos espaciales, se encuentra actualmente sin capacidad de colocar sat¨¦lites en el espacio, lo que afecta sensiblemente a la seguridad nacional, y sin vuelos del shuttle (al menos interrumpidos hasta julio de 1987). Al mismo tiempo, hay problemas para continuar el programa de investigaci¨®n sobre la guerra de las galaxias.
Reagan tendr¨¢ que definir los objetivos de una nueva pol¨ªtica espacial, como hizo Kennedy cuando hace 25 a?os anunci¨® que EE UU situar¨ªa a un tripulante en la Luna. La comisi¨®n nacional del espacio acaba de concluir un informe que prev¨¦ la colonizaci¨®n de la Luna y de Marte con transbordadores espaciales.
Aunque la causa directa de la explosi¨®n del Challenger y la muerte de los siete cosmonautas, entre ellos la primera maestra en el espacio, Christa MacAuliffe, fue un fallo en las junturas del cohete propulsor derecho de combustible s¨®lido, la comisi¨®n determinar¨¢, seg¨²n fuentes pr¨®ximas a la misma, que "el accidente no hubiera ocurrido nunca s¨®lo por ese motivo". Pasa a la p¨¢gina 3
La NASA encubri¨® los fallos en las junturas de los cohetes espaciales detectados ya ocho a?os antes del accidente
Viene de la primera p¨¢ginaUna direcci¨®n de la agencia espacial norteamericana m¨¢s responsable habr¨ªa solucionado este problema, que fue detectado -existen pruebas por escrito- en 1978, tres a?os antes de que se lanzara el primer transbordador espacial. El presidente de la comisi¨®n ha llegado a decir, que la NASA pr¨¢cticamente encubri¨® las, pruebas de los defectos de dise?o que originaron el desastre. "Las junturas de uni¨®n de los cohetes no estuvieron bien desde el d¨ªa en que se fabricaron", afirm¨® un miembro de la comisi¨®n investigadora.
El informe de 200 p¨¢ginas de la comisi¨®n, que ha presidido el ex secretario de Estado William Rogers, no contiene revelaciones espectaculares y huye en principio de denunciar nombres, pero muestra la inevitabilidad de lo sucedido: una explosi¨®n a nueve millas ole altura sobre el Atl¨¢ntico que conmocion¨® a EE UU y puso de manifiesto las limitaciones de la tecnolog¨ªa avanzada de la primera superpotencia. El informe recomendar¨¢ una completa reorganizaci¨®n de la NASA, sobre todo en. el proceso de toma de decisiones, para asegurar que las preocupaciones de los ingenieros y los t¨¦cnicos lleguen hasta los ejecutivos y sean tenidas en cuenta por ¨¦stos.
Centralizaci¨®n
El documento recomendar¨¢ tambi¨¦n que los propios cosmonautas y los fabricantes del transbordador espacial aprueben los lanzamientos; una mayor centralizaci¨®n de la agencia espacial para que la sede de Washington controle mejor los centros de Houston, Florida y Alabama, que tienden a convertirse en feudos independientes; criterios m¨¢s estrictos en el dise?o de los cohetes propulsores y, en el control de calidad de la producci¨®n de los transbordadores (la NASA, ha reducido en un 70% el n¨²mero de personas que se ocupan del control de calidad). El informe recomendar¨¢ tambi¨¦n que se estudie un sistema de escape que permita a los cosmonautas abandonar la nave.
El catastr¨®fico lanzamiento del Challenger se produjo a pesar de que los ingenieros fabricantes de los cohetes propulsores de combustible s¨®lido -los dos grandes cigarros que la nave espacial lleva pegados al dep¨®sito de combustible, principal- advirtieron que los famosos O-rings que sellan las junturas de uni¨®n de los distintos segmentos del cohete hab¨ªan perdido elasticidad a causa de las temperaturas bajo cero reinantes en la madrugada previa a la cuenta atr¨¢s. Estos anillos sint¨¦ticos tienen como misi¨®n impedir que los gases de la combusti¨®n de los proulsores salgan al exterior.
Cincuenta y nueve segundos despu¨¦s del despegue, una lengua de fuego, como una pluma, apareci¨® en una de las junturas de uni¨®n del cohete derecho, tal como se vio en las im¨¢genes de televisi¨®n. Finalmente, el fuego alcanz¨® el gigantesco dep¨®sito naranja externo de combustible, una verdadera bomba colgada de la panza de la aeronave, que estall¨®.
El informe explicar¨¢ que la NASA enterr¨® en problema en monta?as de papel y sigui¨® adelante. "Vuela y no pasa nada", era lafilosof¨ªa que condujo al desastre y que ha descrito un miembro de la comisi¨®n investigadora el f¨ªsico Richard Feynman: "Se sugiere que para el vuelo siguiente el riesgo ya no es tan grande y podemos deducir las precauciones un poco, ya que nos sali¨® bien la vez anterior. Es como una ruleta rusa".Fallos reiterados
Despu¨¦s del accidente, las junturas de los cohetes propulsores fallaron en las ocho ocasiones en que fueron probadas, en condiciones que simularon los 3,3? de temperatura en Florida la madrugada previa al lanzamiento.
Pero a¨²n queda por saber, y esto es algo que probablemente no descubra el informe, c¨®mo, conociendo todos estos problemas a lo largo de a?os, la NASA segu¨ªa lanzando los transbordadores espaciales. Un ex director de seguridad de la agencia espacial estadounidense lo explica de este modo: "Hab¨ªa presi¨®n social. Miles de ni?os estaban esperando la primera lecci¨®n desde el espacio. Hab¨ªa presi¨®n de la Prensa, y los responsables sintieron que si no lanzaban recibir¨ªan informaciones muy desfavorables por los retrasos. Y tambi¨¦n exist¨ªa una presi¨®n comercial: el cohete europeo Ariane estaba situando objetos en el espacio a un precio m¨¢s bajo. Eran presiones sutiles, pero afectaron a la NASA".
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