Victoria de Brasil gracias a un error argelino
J. D. GONZ?LEZ ENVIADO ESPECIAL Argelia aguant¨® 67 minutos a Brasil, pero, fundamentalmente, dio una lecci¨®n a Espa?a. Y se la dio por sentido estrat¨¦gico y presencia de ¨¢nimo. Los argelinos salieron conscientes de que echarse atr¨¢s a ver llegar camisetas amarillas ser¨ªa tan absurdo como poco pr¨¢ctico. Optaron, simplemente, por intentar jugar el partido y eso, unido a la desgana de Brasil, retras¨® su derrota. S¨®lo un error de Meyayi propici¨® el gol de Careca que abri¨® el triunfo para Brasil, confirmando la conocida tesis de la torcida de que, en materia f¨²tbol¨ªstica, Dios es brasile?o.
Rabali Saadani, seleccionador de Argelia, hab¨ªa dicho antes del partido que le preocupaba m¨¢s la actuaci¨®n del ¨¢rbitro, visto lo ocurrido contra Espa?a, que la propia categor¨ªa de los futbolistas brasile?os. Tal alarde de optimismo en la parte final de su declaraci¨®n hab¨ªa sentado claramente a farol. Pero lo cierto es que no fue tal. Aline¨® a todos sus mejores elementos de ataque, los extremos Mayer y Salah, al ariete Menad y a su estrella, Bellumi, que no hab¨ªa sido titular contra Irlanda del Norte.
Incluso las acciones individuales de Salab por la izquierda, aprovechando desde el minuto 10 la falta de un lateral cl¨¢sico porque Edson se hab¨ªa retirado, lesionado, y su puesto pas¨® a cubrirlo el centrocampista Alem?o, llevaron alg¨²n desconcierto a la zaga brasile?a.
A Argelia, de todas formas, se la notaba en tensi¨®n a la hora de contener los ataques brasile?os. Eso se notaba, sobre todo, cuando ve¨ªa aparecer de repente a Junior, cuando divisaba la alargada figura de S¨®crates y a la hora de controlar las habilidades de Careca o el juego por alto de Casagrande.
Brasil tuvo ocasiones de gol, no muchas para lo que se esperaba, y pudo marcar cuando un tirazo de Junior, un jugador que maneja a sus compa?eros en el campo con la misma categor¨ªa que dirige una escuela de samba en Brasil, fue rechazado por el portero y, finalmente, Careca ech¨® el balon fuera o bien en un remate de Casagrande con la cabeza que volvi¨® a sacar en buena intervenci¨®n el portero argelino, al que posteriormente le hicieron falta antes de que el bal¨®n acabase en la red, e incluso con una de las mejores armas de Brasil, los lanzamientos a distancia, cuando, en el minuto 37, el central, Julio C¨¦sar, agarr¨® un ca?onazo que se estrell¨® en el travesa?o. Pero el m¨¦rito de Argelia radic¨® en no volverle nunca la cara al partido.
Faltaba por saber hasta d¨®nde llegar¨ªa el f¨²tbol argelino, bien asentado t¨¢cticamente en el doble marcaje individual sobre Careca y Casagrande y en un aceptable manejo del bal¨®n en el juego corto. Por lo pronto, nada m¨¢s empezar la segunda parte, Argelia volvi¨® a envidar fuerte cuando Bellumi, en posici¨®n forzada, remat¨® bien e hizo estirarse a Carlos.
Aquello parec¨ªa ir en serio, todo lo contrario de la imagen que daban los jugadores brasile?os, confiados en que tarde o temprano, sin esforzarse demasiado, llegar¨ªan a la victoria. La afici¨®n local empez¨®, a jalear algunas jugadas argelinas, ante la sorpresa de sus amigos brasileflos, y la partida de cartas pudo tomar otro rumbo de no haber salvado Edinho un remate de Salali que ya entraba.
Brasil era un puro desconcierto, un equipo ap¨¢tico y sin ganas de forzar la m¨¢quina. S¨®crates intentaba desde el centro del campo hacer terapia de grupo con sus compa?eros para aliviar su descontrol y Tel¨¦ Santana volvi¨® a recurrir al veloz y agresivo M¨¹ller, un jugador que es miembro de una congregaci¨®n cristiana llamada Los Atletas de Cristo y que intent¨® darle otro soplo al asunto. Brasil pudo llegar al gol en un remate del lateral Branco, que pego en el poste. Finalmente, aldefensa argelino Meyayi se le fundieron los plomos y permiti¨® que Careca, avispado para surgir desde atr¨¢s, fusilara f¨¢cilmente al portero Drid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.