Racismo
Llevo toda la ma?ana releyendo la informaci¨®n publicada sobre la expulsi¨®n de los gitanos de un pueblo de Segovia, porque en dicha informaci¨®n se expresan de una manera di¨¢fana los mecanismos del racismo espa?ol. Ahora podremos decir: "En Espada no hay racismo, sucio gitano", y podemos estar orgullosos de ser como los suizos los yanquis, los franceses, los afrikaners...
Golpea mi conciencia el leer c¨®mo unos vecinos presuntamente cat¨®licos (votantes de CP, y en Castilla la Vieja, pero me golpea igual si fueran de otro credo u otro voto), cat¨®licos que algo tendr¨¢n que ver con lo que me ense?aron de la otra mejilla, y que juzgan, condenan y castigan a un grupo por algo que, de ser cierta, es presunci¨®n (consideraci¨®n de presunci¨®n, seg¨²n el corresponsal), no ser¨ªa sino "cosas de ni?os", todo lo tr¨¢gicas que se quieran, pero "cosas de ni?os" al fin y a la postre.
"Se invit¨® a la familia gitana, sin violencia, a que abandonara el pueblo para evitar lo que pudiera pasar". No s¨¦ qu¨¦ sentido de la violencia tiene el guardi¨¢n de la Constituci¨®n en ese pueblo, pero, al hilo de la narraci¨®n, se puede, uno imaginar la escena: el cabecilla, sobre el tractor, diciendo: "No ofrezc¨¢is resistencia, entregadnos a la chica y podr¨¦is escapar los dem¨¢s".
En fin, tal vez un drama, la absurda muerte de una ni?a (ser¨ªa igual de absurda si la hubiese pillado un coche), desencadena otro drama, la expulsi¨®n de los jud¨ªos, digo de los gitanos (?hubieran expulsado a los coches en caso de atropello?). No son culpables los familiares (gitanos) de la ni?a (?ni?a!) acusada, pero tampoco lo eran los vecinos (payos) de la ni?a muerta, as¨ª que todos a aguantarse, ?no?-.
Madrid.
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