La marcha frustrada de los 'hippies' brit¨¢nicos hacia las piedras de Stonehenge
500 polic¨ªas desalojan a los 300 miembros de la 'caravana de la paz'
Cuando 500 polic¨ªas procedieron el lunes a primera hora de la ma?ana al desalojo de 300 hippies -hombres, mujeres y ni?os- del maravilloso paraje del New Forest, situado a unos 100 kil¨®metros al suroeste de Londres, las autoridades dieron el carpetazo a un asunto que ha mantenido en vilo a la opini¨®n en las ¨²ltimas tres semanas. Sin embargo, para los miembros del denominado Convoy de la Paz, el desalojo no constituy¨® sino un cap¨ªtulo m¨¢s en su lucha diaria para conseguir "vivir a su manera" en una sociedad que para ellos est¨¢ justamente en las ant¨ªpodas de lo que consideran su ideal de vida.
La odisea de los hippies, calificativo con el que muchos de sus defensores y enemigos han mostrado su desacuerdo, comenz¨® a mediado de mayo, cuando desde varias partes del sur del Reino Unido iniciaron la marcha con destino a la llanura de Salisbury, en el condado de Wiltshire, donde se encuentran las piedras de Stonehenge, un conjunto monumental prehist¨®rico de la Edad del Bronce sobre cuyo origen los historiadores no han con seguido todav¨ªa ponerse de acuerdo.Stonehenge ha congregado desde principios de esta d¨¦cada una multitud de personas procedentes de todas las partes del Reino Unido y del extranjero para celebrar el llamado "festival libre del pueblo" dedicado a la m¨²sica pop. El festival ha coincidido siempre con el solsticio de verano, a mediados de junio. Uno de sus especialistas, Alex Rosemberg, ha escrito recientemente que no se puede "hablar de hippies propiamente dichos sino m¨¢s bien de una nueva clase de cultura, la cultura de los festivales espont¨¢neos, que no est¨¢n patrocinados por grupos o marcas comerciales".
La celebraci¨®n termin¨® en drama el a?o pasado, cuando un verdadero ej¨¦rcito de polic¨ªas, utilizando toda la amplia gama de ma teriales antidisturbios, dispers¨® sin contemplaciones a los asistentes al festival. En la carga de la polic¨ªa y en la batalla campal que provoc¨® decenas de personas resultaron heridas, casi todas ellas en la cabeza, y m¨¢s de 550 participantes en el festival al aire libre fueron detenidos bajo la grave acusaci¨®n, en los tribunales brit¨¢nicos de "concentraci¨®n ilegal", una acusaci¨®n que cuando lleg¨® la hora de los juicios fueron rebajadas a la menos grave de "obstrucci¨®n a la autoridad'.
Estado policial
Rosemberg escribi¨® en el Guardian el pasado 23 de mayo, que la actuaci¨®n de la polic¨ªa "reforz¨® la creencia extendida entre la gente del festival y entre otros sectores de la poblaci¨®n de que este pa¨ªs se ha convertido en un Estado policial".La actuaci¨®n de la polic¨ªa en la disoluci¨®n de concentraciones de hippies o similares cuenta siempre en el Reino Unido con la simpat¨ªa de una abrumadora mayor¨ªa de la poblaci¨®n, principalmente por el aspecto descuidado en el aseo y la vestimenta de estos grupos y, concretamente, de los de la "caravana de la paz" desalojados por la polic¨ªa del New Forest, en el condado de Hampshire, cuando el alba empezaba a romper el lunes por la ma?ana.
A esas horas los componentes de los grupos hippies suelen dormir profundamente. A las cinco de la madrugada, la Operaci¨®n (Operaci¨®n Alba) dio comienzo cuando 500 agentes de las polic¨ªas de tres condados -Dorset, Somerset y Hampshire- empezaron a despertar a los componentes del convoy que dorm¨ªan en sus desvencijados autobuses y furgonetas.
Los polic¨ªas leyeron a los miembros del grupo una sentencia judicial en la cual se les comunicaba que estaban ocupando ilegalmente, el cl¨¢sico trespassing ingl¨¦s, unos terrenos propiedad de la Comisi¨®n Forestal y se les ordenaba abandonar esos terrenos. Para los hombres, mujeres y ni?os la orden de desalojo no era nueva. Era una m¨¢s de una larga carrera.
La sorpresa es que cuando armaron sus petates para subir a sus veh¨ªculos, la polic¨ªa empez¨® a pedir los certificados de buen estado de los veh¨ªculos que expide el Ministerio de Transporte. El resultado: 100 veh¨ªculos confiscados y 42 propietarios detenidos por resultar un peligro para los dem¨¢s. El claro objetivo: impedir la continuad¨®n de la marcha de la caravana con destino a Stonehenge.
En efecto, los integrantes del grupo, armados de sus petates y con sus hijos en brazos y sus perros detr¨¢s se dispers¨® con direcci¨®n al condado de Dorset, a unos pocos kil¨®metros de distancia. Unos cuantos se dirigieron a Southampton con destino a las oficinas de la Seguridad Social, de cuyo subsidio de paro dependen casi todos para su subsistencia. El diputado conservador de la zona declar¨® hace unos d¨ªas que los miembros del grupo "est¨¢n en contra de todo lo que representa la sociedad actual, menos de la Seguridad Social".
El grupo salt¨® a la primera p¨¢gina de los peri¨®dicos y a los noticiarios de radio y televisi¨®n como consecuencia de la ocupaci¨®n de unos pastos, en una peque?a localidad del condado de Somerset, propiedad de Les Atwell, un modesto granjero. La complejidad de la ley inglesa hace que la polic¨ªa tenga que esperar una decisi¨®n judicial para poder proceder al desalojo de quienes ocupan ilegalmente una propiedad, sea ¨¦sta r¨²stica o urbana.
A un costo judicial superior a 1,5 millones de pesetas -la justicia brit¨¢nica es la m¨¢s cara del mundo-, el agricultor consigui¨® la orden judicial de expulsi¨®n, que la polic¨ªa ejecut¨® sin contemplaciones. El nuevo peri¨®dico londinense Today contribuy¨® en un gesto publicitario a pagar la casi totalidad de las costas judiciales.
Una pesadilla
La acci¨®n del agricultor ante el juez de primera instancia alert¨® a todos los granjeros de la zona. La marcha del convoy se convirti¨® en una pesadilla. En todos los pueblos, los granjeros montaban la guardia con escopetas de caza en las manos y tractores, camiones y remolques en todas las entradas de las granjas. La polic¨ªa bloqueaba las carreteras. En el Parlamento, los diputados cercanos a la poderosa Uni¨®n Nacional de Agricultores ped¨ªan que la entrada ilegal en una propiedad, hasta ahora un delito civil, fuera considerado criminal.Ante esta situaci¨®n, los hippies cruzaron la frontera de Hampshire y decidieron acampar en el New Forest, una propiedad p¨²blica perteneciente a la Comisi¨®n Forestal del Ministerio de Agricultura. Tres d¨ªas despu¨¦s de su instalaci¨®n les lleg¨® la nueva orden de desalojo.
Las desventuras de la caravana no han conseguido despertar el m¨¢s m¨ªnimo sentimiento de sirnpat¨ªa por parte de la poblaci¨®n brit¨¢nica, por tres razones: la primera, la acusaci¨®n no probada por parte de la polic¨ªa de que varios de sus miembros son drogadictos, la segunda, porque varias ovejas han resultado muertas y heridas, aparentemente como consecuencia del ataque de los perros que acompa?an a la caravana, y tercera, y m¨¢s importante, porque los hijos peque?os de los integrantes del grupo viajan con ellos sin recibir la m¨¢s m¨ªnima educaci¨®n.
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