Entre la biblioteca y el jard¨ªn
Quiz¨¢ la historia universal no sea sino la de las diversas versiones de unas cuantas met¨¢foras, dijo en cierta ocasi¨®n Jorge Luis Borges. Con ¨¦l desaparece una de esas versiones, acaso de las dos o tres m¨¢s grandes en la literatura universal de nuestros d¨ªas. El premio Nobel de Literatura se ha quedado sin Borges, como se qued¨® en su d¨ªa sin Tolstoi, sin Proust, sin Joyce sin Kafka. ?C¨®mo sobrevivir tantas ausencias? Borges no ha sido un escritor universal hasta tiempos muy recientes, pero fue importante desde el principio. Por los avatares de su familia, pas¨® por Europa, por Suiza y Espa?a, durante la segunda d¨¦cada del siglo, hasta, regresar a Buenos Aires cuando ten¨ªa poco m¨¢s de 20 a?os. En Espa?a hizo amistad con los vanguardistas de la ¨¦poca, con el chileno Vicente, Huidobro, el cr¨ªtico Guillermo de Torre (que se convertir¨ªa en su cu?ado) y le impresion¨® para siempre la figura de Rafael Cansinos Assens, como luego lo har¨ªa en su patria la del ins¨®lito Macedonio Fern¨¢ndez. Pero en los a?os veinte, en su patria, ya era un escritor pertrechado para toda la vida, aunque despu¨¦s repudiar¨ªa sus primeras veleidades ultra¨ªstas.Sin embargo, a finales de los veinte Valery Larbaud mostr¨® entusiasmo por tino de sus primeros libros, Inquisiciones, que no se volver¨ªa a reeditar ' Jam¨¢s. En 1933,
Pierre Drieu la Rochelle vijaba a Buenos Aires dec¨ªa a su regreso en Par¨ªs que "Borges bien vale el viaje". Pasada. la gran conflagraci¨®n, en 1950, Etiemble calificaba a Borges como "un hombre que hay que matar" en la c¨¦lebre revista de Sartre Les temps modernes.
En 1961 recib¨ªa el Premio Internacional de Literatura, compartido con el otro gran genio de la literatura actual, Samuel Beckett. En la actualidad la obra completa de Borges est¨¢ a punto de entrar en la c¨¦lebre colecci¨®n La Pleyade, don de s¨®lo figuran hasta el momento otros dos escritores en lengua espa?ola: Cervantes y Garc¨ªa Lorca.
Un alud,
En nuestros d¨ªas, Borges ya era un alud, un personaje inevitable en la gran panoplia de las letras universales. Jam¨¢s public¨® una novela; entre sus m¨¢s de 30 vol¨²menes hay casi de todo, del ensayo al relato, pasando por la poes¨ªa, acaso la clave m¨¢s ¨ªntima de su obra. Aparte: de ello, otros libros fueron escritos en colaboraci¨®n, y entre ellos una novela policiaca, Un modelo para la muerte, en colaboraci¨®n con Adolfo Bioy Casares. Pero su noci¨®n de los g¨¦neros literarios era m¨¢s bien flexible, fluctuaba como los meandros de su pensamiento. Sus poemas eran en gran medida narrativos; sus ensayos se articulaban como relatos, y sus cuentos eran ensayos casi perfectos y hasta peque?os tratados filos¨®ficos. Su concepto de la ficci¨®n era el de la especulaci¨®n, y su imaginaci¨®n se proyectaba a trav¨¦s del pensamiento como una met¨¢fora del mundo. Como, por ejemplo, cuando cre¨® un cuento inolvidable, ?rbis, Ubar, Orbis Tertius, partiendo de una posible errata de la Enciclopedia Brit¨¢nica, esa obra, que, seg¨²n su propia leyenda, adquiri¨® con los primeros dineros que gan¨® con sus escritos.
En realidad, Borges se dedic¨® toda su vida a metaforizar el mundo y la propia literatura, que no tiene otra funci¨®n que representarla. Arranc¨® de los libros, de su vida, de la historia de su pa¨ªs y de la de algunas escenas familiares que nutr¨ªan sus primeros libros de poemas. En la d¨¦cada de los veinte llegaron los libros de poes¨ªa, Fervor de Buenos Aires, Luna de enfrente y Cuadernos San Mart¨ªn; en la de los treinta, los ensayos que no repudi¨®, Evaristo Carriego, Discusi¨®n y otras inquisiciones; y en la de los cuarenta, los grandes relatos que establecieron su fama definitivamente, Historia universal de la infamia, Ficciones y El Aleph. Entonces lleg¨® la ceguera, que se fue apoderando de ¨¦l progresivamente, hasta el punto de que las obras posteriores ya fueron largamente pensadas, rumiadas y corregidas en su interior y posteriormente dictadas, como El libro de arena, El informe de Brodie, hasta llegar a sus ¨²ltimos poemas en Los conjurados.
Cuatro son sus procedimientos principales: el de la obra dentro de las obra, el desdoblamiento, el viaje en el tiempo y la mezcla de sue?o y realidad. Sus met¨¢foras son innumerables, desde los tigres al laberinto, pero todas manifestaciones del mal. Las doctrinas son pat¨¦ticos intentos de salvaci¨®n condenados al fracaso. Borges crea mundos falsos con apariencia de verdaderos y, as¨ª, al convencerlos de la existencia de lo falso, insin¨²a la falsedad de lo real. No hay nada gratuito en Borges, nada esteticista, y su fantas¨ªa es mucho m¨¢s real que el acostumbrado realismo.
Para Borges, la literatura estima realidad a?adida a lo real. Nadie le podr¨¢ entonces acusar de escapista, pues su enga?oso idealismo perfora todas las ideolog¨ªas para aferrar la realidad y, en gran medida, destruirla, en una suerte de terrorismo intelectual sin precedentes. Nunca ha flaqueado: ha lanzado a volar su imaginaci¨®n a trav¨¦s de los espejos, de los tigres, de las espadas, las bibliotecas y los laberintos; ha reconstruido lo real a trav¨¦s del sue?o y la memoria; se ha desdoblado -y ahora podemos ser felices al saber que ha sido "el otro" y no "Borges" el que acaba de desaparecer- y con un lenguaje preciso e ins¨®lito ha lanzado un pensamiento barroco por los despe?aderos de una literatura imaginaria.
Borges ha luchado contra el tiempo -Funes, el memorioso-, contra la eternidad; ha negado los doginas; ha despreciado las doctrinas y respetado algunas est¨¦ticas.
El ultra¨ªsmo le dio el saboir de la met¨¢fora; las antiguas literaturas germ¨¢nicas le otorgaron la panoplia de los mitos; Don Quijote, el aroma de la locura, y Stevenson y Conrad, la necesidad de que la aventura sea concreta. Dijo que la obra no es de nadie, "sino de la historia o de la tradici¨®n" -y que se enorgullec¨ªa m¨¢s de algunos libros que hab¨ªa le¨ªdo que no de los que hab¨ªa escrito.
Sus libros reflejaban el rostro de un hombre que quer¨ªa reflejar el mundo a trav¨¦s de la litenatura y que vacil¨¦ desde el antipeircinismo hasta el terror del terror, lo cual le llev¨® a veleidades elitistas Y antidemocr¨¢ticas; pero se corrigi¨® pronto y el mundo le pudo ad final, a trav¨¦s de tantas m¨¢scaras. Invent¨® herejes, mundos negativos y concluy¨® que todo es apariencia y que s¨®lo la literatura puede perforarla. Lo real es mucho m¨¢s real cuanto mejor se imagina. Borges, el fabulador de algunas de las mejores im¨¢genes que Janilis han existido, no conseguir¨¢ nunca morir. Entre el jard¨ªn y la biblioteca, las dos im¨¢genes que conservaba de su infancia, como un nuevo Homero, este ciego universal nos ha visto como nadie nos ver¨¢ jam¨¢s.
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