Josep Colom, un pianista beethoveniano
El poder de convocatoria del pianista Josep Colom es grande y el anuncio de su recital de clausura del ciclo dedicado a Beethoven en la Fundaci¨®n March reuni¨® gran cantidad de p¨²blico. Una parte no pudo entrar, pues los fundadores de la gran casa de la calle de Castell¨® no pensaron en la comunicaci¨®n que iba a establecerse entre la fundaci¨®n y los m¨¢s diversos sectores interesados por la cultura y el arte. As¨ª es que se conformaron con una sala breve, c¨®moda y agradable, m¨¢s apta para un congreso que para actuaciones como la del pianista Josep Colom.Y es una pena que un ciclo como el dedicado a las Variaciones beethovenianas, interpretadas desde el 21 de mayo hasta anteayer por Isidro Barrio, Maite Berrueta, Carmen Deleito y Josep Colom, no haya llegado a tantos como quisieron acceder a ¨¦l.
Ciclo de variaciones de Beethoven
Pianista: Josep Colom. Variaciones y Sonata opus 111. Fundaci¨®n March. Madrid, 11 de junio.
Sonatas
Con muy buen criterio, junto a las Variaciones propiamente dichas, escritas por Beethoven desde 1782 (Variaciones Dressler) hasta 1823 (Variaciones Diabelli), en n¨²mero que supera la veintena, los organizadores han incluido algunas sonatas que presentan tiempos en forma de variaciones, como la n¨²mero 12, en la bemol; la n¨²mero 10, en sol mayor, y la 32, en do menor, que ocup¨® la segunda parte del programa ofrecido por Josep Colom.Conoc¨ª a Colom el a?o 1970, durante el Concurso Internacional del. A?o Beethoven, organizado por la UER. Quiero decir que lo conoc¨ª profundamente entonces, cuando estuvo casi a punto de ganar la competici¨®n, y desde luego llam¨® poderosamente la atenci¨®n de cuantos form¨¢bamos el jurado reunido en el Conservatorio de Bruselas. All¨ª mismo fij¨¦ para siempre dos ideas sobre Colom: era un gran pianista y estaba especialmente dotado para internarse por el problem¨¢tico bosque del pianismo beethoveniano. Manuel Carra ha peleado siempre contra la idea del antipianismo de las Sonatas
Abrir horizontes
Lleva toda la raz¨®n, pues innovar, en tal alto grado como Beethoven lo hizo, no es contrariar, sino abrir horizontes. En tal aspecto, desde la Sonata, opus 111, escuchamos a Liszt, y presentimos la conversi¨®n del instrumento en la caja de in¨¦ditas sonoridades que podr¨¢ denominarse Debussy o podr¨¢ llamarse Scriabin, por no hablar de herencias tan voluntariosamente directas como la de Brahms.Pocos compositores en la historia han precisado sus intenciones en la escritura como las precis¨® Beethoven. Sin embargo -digan lo que quieran quienes confunden solfeo y m¨²sica-, pocas partituras tan necesitadas de la actitud descubridora, creadora de int¨¦rprete, como las de Beethoven. Para empezar, hay que adivinar mundos sonoros imposibles en los instrumentos que Beethoven conoci¨® y practic¨®. Josep Colom explica una sonata como la opus 111 desde su m¨¢s ¨ªntimo hond¨®n para lanzar luego sobre la audiencia toda su trascendentalidad.
Si esto consigue en tan peliaguda partitura, ?qu¨¦ no har¨ªa en las Variaciones Gretry (1795 , aproximadamente) o en las trazadas sobre la arietta de Righini (1791)? El triunfo fue total, clamoroso.
Vaya un sincero elogio a los excelentes comentarios y estudios de programa escritos por Inmaculada Quintanal, breves e interesantes y precisos.
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