El Partido Humanista
En relaci¨®n con el art¨ªculo sobre el Partido Humanista, publicado el pasado d¨ªa 18 en ese peri¨®dico, y acogi¨¦ndome :al derecho a r¨¦plica, quiero manifestarle lo siguiente:Resulta por lo menos; lamentable que EL PA?S haya perdido su independencia pol¨ªtica para sumarse a la campa?a de intoxicaci¨®n y manipulaci¨®n de imagen contra Izquierda Unida y el Partido Humanista que desde el comienzo de las elecciones est¨¢ desarrollando el Gobierno, y que ha encontrado inestimable eco en el a?oso y tradicional pol¨ªtico Santiago Carrillo.
Con este apoyo a campa?as de clara procedencia gubernamental, EL PA?S se sit¨²a a la altura de la peor prensa amarilla que se publica en Espa?a. Nos preguntamos qu¨¦ tendr¨¢n que ver detr¨¢s de todo esto los t¨¢citos acuerdos para el reparto de la televisi¨®n privada.
No deja de ser curioso que a lo largo de dos a?os de existencia el PH haya remitido a EL PA?S repetida y abundante informaci¨®n sobre sus actividades (informes, comunicados de prensa, etc¨¦tera) y que sean varias las entrevistas que periodistas de su diario me han realizado sin que hasta el momento se publicara nada, para salir a tres d¨ªas del cierre de campa?a electoral con una p¨¢gina entera realizada desde una ¨®ptica tendenciosa y degradante. Parece que el objetivo est¨¢ claro: desprestigiar a Izquierda Unida y crear confusi¨®n. Ante la posibilidad de p¨¦rdida de mayor¨ªa absoluta, el Gobierno recurre a estas artima?as. No es el PH el que inquieta a Izquierda Unida, sino Izquierda Unida quien preocupa al Gobierno.
Seg¨²n se desprende de filtraciones de diversos medios Informativos y declaraciones del propio redactor del art¨ªculo, Juan G. Ib¨¢?ez, lleg¨® a distintos peri¨®dicos, entre ellos EL PA?S, informaci¨®n deformada sobre el PH, utilizando la v¨ªa del Ministerio del Interior, y en forma de unos supuestos dosieres. Resulta inconcebible que en un Estado de derecho se puedan utilizar las instituciones con el inter¨¦s partidario de deformar e intoxicar a otras opciones electorales ante la opini¨®n p¨²blica, en el mejor estilo de la dictadura franquista.
Si el Ministerio del Interior tuviera constancia de irregularidades sobre las actividades del PH, ya cuenta con medios suficientes para actuar. No haberlos utilizado indica y refuerza que el inter¨¦s no es otro que el puramente electoral.
En el contenido del art¨ªculo se vierten afirmaciones que son m¨¢s propias de la ciencia-ficci¨®n que del rigor y la altura period¨ªstica que se debiera exigir a un medio de difusi¨®n como su peri¨®dico; es, por tanto, y en su conjunto, totalmente inexacto y zafio.
En el art¨ªculo se mezcla al Partido Humanista con la asociaci¨®n La Comunidad, lo cual no es exacto, ya que, si bien en sus comienzos tuvieron alguna relaci¨®n, en la actualidad son organizaciones distintas con actividades, participantes y fines distintos. Esa mezcla, en el supuesto de que lo que ah¨ª se menciona fuera verdad, s¨®lo puede responder a la mala fe.
Me sorprende, adem¨¢s, que a las secciones de su peri¨®dico se haya sumado otra nueva, la del periodismo policiaco. Las supuestas declaraciones de dudosos ex militantes corroboran este hecho. Todo el mundo sabe que en organizaciones que, como el PH, cuentan con numerosa cantidad de afiliados, existen situaciones de inconformismo. ?Cu¨¢ntas quejas y cu¨¢ntos libros se podr¨ªan escribir si se pudieran recoger libremente las declaraciones de afiliados y militantes del partido del Gobierno?
Por otro lado, esto indica que la gente que abandona el partido puede libremente manifestarse y expresar su disconformidad.
El art¨ªculo que su diario publica atenta claramente contra el ejercicio del pluralismo pol¨ªtico en verdadera libertad y el art¨ªculo 20 de la Constituci¨®n, que reconoce el derecho a recibir informaci¨®n veraz. Creemos que, si bien el Partido Humanista es una opci¨®n ahora. minoritaria, merece ser tratado de forma distinta a como se ha hecho en este caso. Al contrario, el surgimiento de un partido nuevo, que canaliza y da participaci¨®n plena a la juventud y que no sirve a ning¨²n tipo de inter¨¦s de grupos econ¨®micos o de presi¨®n, dentro del cada vez m¨¢s viciado y contaminado espectro pol¨ªtico espa?ol, deber¨ªa ser por lo menos. alentado y estimulado.
Esta campa?a corrobora que vamos avanzando progresivamente por buen camino hacia un Estado menos de derecho y cada vez m¨¢s manipulado y parapolicial.
Las actividades del PH durante estos dos a?os han dejado muy, claro qu¨¦ es lo que el partido hace, siempre en coherencia con lo que su ideario dice. Esto, que parece tan simple, no todos, y en especial el partido del Gobierno, pueden hacerlo. El compromiso del PH con los otros integrantes de Izquierda Unida no es en base a personalismos o dudosos intereses, ni responde a presiones de los poderes f¨¢cticos o presiones extrafronteras, como es el caso del nuevo programa del PSOE.
Ese compromiso est¨¢ articulado en base a un ampliamente debatido, y por todos aprobado, programa electoral en el que el PH ha participado por lo menos igual que todos los dem¨¢s.
No todos los otros partidos pueden decir lo mismo, e incluso algunos renuncian a compromisos electorales, lo que nos hace preguntarnos en qu¨¦ se basan para pedir la confianza popular y el voto de los ciudadanos.
?Se est¨¢ pidiendo una aclamaci¨®n plebiscitaria por parte del pueblo al omnipotente y cada vez m¨¢s celestial Felipe Gonz¨¢lez? Ese cielo al que cada vez autoasciende m¨¢s r¨¢pidamente el se?or presidente, ese cielo en el que cada vez se dibujan con mayor nitidez sobre su fondo azul unas rayas y estrellas blancas, ese cielo comienza a parecerse demasiado a los a?os de paz del pasado.
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