Josimar Higinio Pereira
El defensa brasile?o sali¨® del paro para triunfar en el Mundial
E. P?REZ DE ROZAS ENVIADO ESPECIAL, Fue necesario que el tel¨¦fono sonara tres veces para que Josimar, la gran revelaci¨®n brasile?a en el Mundial, se diera cuenta de que deb¨ªa cogerlo. Desde que su mujer est¨¢ embarazada, Josimar suele ayudarla en la cocina en determinados momentos. No hace mucho que se han casado y le divierte meterse entre los fogones de su piso de R¨ªo de Janeiro, quiz¨¢ para olvidar que llevaba ya dos largos meses apartado de su equipo, el Botafo en paro, porque no aceptaba las condiciones de la renovaci¨®n de su contrato.
Por fin se dio cuenta que sonaba el tel¨¦fono y, mientras se dirig¨ªa al comedor, se fue secando las manos con el delantal que llevaba puesto. La conversaci¨®n dur¨® escasos segundos. Josimar colg¨® el tel¨¦fono sin darle mayor importancia. Nada m¨¢s entrar en la cocina, Alicia, su esposa, le pregunt¨® qui¨¦n era. "Nada, un bromista que dec¨ªa que acabo de ser convocado para viajar a M¨¦xico. A qui¨¦n pueden ocurr¨ªrsele estas bromas"."Mira que si es verdad...", le apunt¨® Alicia. "?Pero c¨®mo va a ser verdad!", dijo incr¨¦dulo Josimar. No hab¨ªan transcurrido 30 minutos cuando esta vez son¨® el timbre de la calle. Eran dos directivos del Botafogo que quer¨ªan hablar con ¨¦l. "Josimar, s¨¢cate el delantal, prepara la maleta y danos inmediatamente tu pasaporte, pues debemos gestionar cuanto antes tu viaje a M¨¦xico", le dijeron. Josimar se ech¨® las manos a la cara y abraz¨® emocionado a Alicia. Era cierto; aquella llamada no ment¨ªa.
"No me importa decirlo", reconoce ahora con humildad "llor¨¦, llor¨¦ much¨ªsimo, pues se trataba de la oportunidad que estaba esperando desde hace muchos a?os". Josimar Higinio Pereira se convert¨ªa as¨ª, a sus 24 a?os, en la gran sorpresa de Brasil.
Hace un mes estaba Josimar, como aquel que dice, en la calle. Manten¨ªa conversaciones con el Botafogo para renovar su con trato, pero las negociaciones estaban en punto muerto. Llevaba dos meses sin jugar.
Josimar se qued¨¦ sin padre hace muchos a?os y tiene otros cuatro hermanos. Su madre los sac¨® a todos adelante trabajando de lavandera en aquel barrido R¨ªo. No hace mucho le dijo a su madre que estaba cansado de que trabajara tanto 37 que no cesar¨ªa hasta ganar el dinero suficiente como para retirarla.
Mientras Santana le daba vueltas y m¨¢s vueltas a la selecci¨®n, Josimar esperaba impaciente que alguien se acordar de ¨¦l. Que cualquier otro club llamara a su puerta y le ofreciera un buen contrato. El, excelente lateral ofensivo, buen goleador pero deficiente marcador, desconoc¨ªa lo que le iba a deparar el futuro. Leandro, lateral derecho titular de la selecci¨®n, se neg¨® a viajar a M¨¦xico. Por un lado, porque quer¨ªa jugar de marcador como lo hace en el Flamingo y, por otro, porque no estaba su amigo Renato.
A la renuncia de Leandro se uni¨® la lesi¨®n de Edson frente a Argelia. Y Santana, rompiendo todas las quinielas de los sesudos informadores brasile?os, llam¨® a Josimar. Y Josimar lleg¨®, se aclimat¨® en cinco d¨ªas, se gan¨® el puesto en dos y, nada, m¨¢s salir, logr¨® uno de los goles m¨¢s bonitos del campeonato, conectando un disparo desde 40 metros, en el partido frente a Irlanda del Norte, que entr¨® como un misil por la escuadra derecha de la porter¨ªa de Patt Jennings.
Ahora, l¨®gicamente, hay que sacarle jugo al asunto. Los del Botafogo han llamado muchas veces a Josimar. Quieren firmar un nuevo contrato ya. Pero ahora es Josimar quien dice que ni hablar. Y no firmar¨¢. Tiene propuestas del Flamingo, Fluminense y Corinthians, que est¨¢n dispuestos a darle m¨¢s de 6.000 d¨®lares (unas 850.000 pesetas) al mes. Suficiente para que su madre se compre, no una sino 10 lavadoras superautom¨¢ticas.
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