Bilardo vive las horas de su gran revancha
Pocas veces un seleccionador ha concitado tantas cr¨ªticas como el argentino Carlos Bidardo. Ha trabajado con dificultades, modificando continuamente su plan, por la continua salida de jugadores al extranjero; ha carecido del apoyo institucional que obtuvo C¨¦sar Luis Menotti de la dictadura en v¨ªsperas del Mundial de 1978, e incluso ha sido objeto de las cr¨ªticas oficiales de los estamentos m¨¢s altos de la Administraci¨®n. Pero ha hecho un buen equipo que juega por y para Maradona.
El pecado original de Bilardo es haber sido medio ofensivo en el conjunto de Oswaldo Zubeld¨ªa, el Estudiantes de La Plata, que gan¨® la Copa Intercontinental en 1968. Fue aqu¨¦l el equipo del antif¨²tbol, del juego defensivo, especulador, para utilizar el t¨¦rmino argentino, malintencionadamente, le?ero. Bilardo empez¨® a jugar en el Deportivo Espa?ol, pero alcanz¨® fama en el Estudiantes, en el que, entre 1965 y 1970, gan¨® tres veces la Copa Libertadores de Am¨¦rica -el m¨¢ximo torneo de clubes de Am¨¦rica- y una vez la Copa Intercontinental. Era aqu¨¦l un equipo que estudiaba al rival profundamente y lo desarmaba con las peores artes posibles, incluida la agresi¨®n sistem¨¢tica. La deportividad no estaba en su c¨®digo. Uno de sus caudillos defensivos era Aguirre Su¨¢rez, de triste recuerdo en Espa?a tras su paso por el Granada.Eran a?os en que la tarjeta a¨²n no, hab¨ªa aparecido en el f¨²tbol -se present¨® oficialmente en 1970, en el anterior Mundial de M¨¦xico- y cualquier equipo capaz de intimidar al ¨¢rbitro pod¨ªa machacar impunemente al rival. El Estudiantes lo hac¨ªa. Pero, adem¨¢s, estudiaba los partidos y los conduc¨ªa bien. Gracias a eso, conquistaba, pero no enamoraba.
Calculador
Su carrera como entrenador le fue marcando como un hombre calculador. La federaci¨®n de su pa¨ªs se decidi¨® por ¨¦l, a la vista de sus buenos resultados, para entregarle la selecci¨®n. En Argentina era continuamente criticado. Si Menotti consigui¨® que se le entregaran los jugadores durante todo el tiempo deseado, Bilardo no ten¨ªa apenas respaldo. Las m¨¢s altas instancias de la Administraci¨®n del pa¨ªs le criticaron. El propio Menotti lo hizo y ¨¦l le respondi¨® con dureza.
Pero ten¨ªa una carta: Maradona. Y la jug¨® mejor que Menotti. Un d¨ªa anunci¨®: "En mi equipo no hay m¨¢s titular que Maradona". Algunos jugadores, entre ellos Passarella, el capit¨¢n que cogi¨® la copa en 1978, ense?a de toda una generaci¨®n, se enfadaron. Pero Bilardo no se ech¨® atr¨¢s y sigui¨® entregado a Maradona, a quien confi¨® el rango de capit¨¢n. Este a?o le fue a ver a N¨¢poles: "Juega en tu equipo a tope, pero ven con nosotros 30 d¨ªas antes del Mundial. S¨®lo quiero que est¨¦s ese tiempo, pero que hagas lo que yo te pida". Maradona acept¨®. Tres d¨ªas antes del partido, comentaba: "Bilardo me dice: 'Diego, ve al ba?o' y yo voy al ba?o. Me dice: Miego, patea un tiro libre' y yo lo pateo".
Los Picapiedra, como la Prensa argentina calific¨® a los restantes pupilos de Bilardo, se mueven con soltura en torno a Maradona. Van y vienen arm¨®nicamente y, cuando lo recuperan, le dan el bal¨®n al genio y esperan. Bilardo mira desde fuera y paladea su triunfo. Ha aplicado lo mejor que pudo aprender de Zubeld¨ªa: el trabajo, el estudio t¨¢ctico, la imaginaci¨®n para anular al rival. La creacion la deja para Maradona. Y ¨¦ste le responde.
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