Injusticias del impuesto sobre la renta
Es POSIBLE que muchos espa?oles utilicen estos d¨ªas suplementarios que nos ha deparado el calendario electoral para rellenar el impreso de la declaraci¨®n sobre la renta. Los pol¨ªticos de nuestro pa¨ªs han aprendido que es peligroso convocar a los ciudadanos a las urnas cuando ¨¦stos se encuentran luchando por comprender los impresos de Hacienda y han obrado en consecuencia, aplazando la fecha l¨ªmite de la declaraci¨®n de la renta. La medida fue prudente porque pr¨¢cticamente todas las categor¨ªas sociales pagan hoy m¨¢s impuestos que en 1982.Hacienda trata de hacer ver lo contrario con ejemplos comprensibles. As¨ª, se dice que un matrimonio con dos hijos en el que solamente trabaje uno de los c¨®nyuges percibiendo un salario anual de un mill¨®n de pesetas, pagaba en 1982 un 8,2% de sus ingresos al fisco. Si suponemos que esta familia, por las razones que fueran, no ha visto incrementados sus ingresos desde entonces, pagar¨ªa hoy un 3,9% de su renta en concepto del impuesto de la renta sobre las personas f¨ªsicas. Pero este supuesto no es, ni con mucho, el m¨¢s frecuente. Lo normal para esa familia habr¨ªa sido que sus ingresos aumentasen m¨¢s o menos en l¨ªnea con el coste de la vida en cuyo caso el mill¨®n de 1982 se habr¨ªa transformado en 1,36 millones en 1985, por los que deber¨¢n tributar un 10,2% de sus ingresos. Si en vez de fijarnos en la renta obtenida antes de pagar los impuestos nos fijamos en lo que en definitiva cuenta, es decir, en la renta disponible en t¨¦rminos reales, la familia considerada ha perdido entre 1982 y 1985 tres puntos de poder adquisitivo. En la carrera por el mantenimiento de los ingresos el ¨²nico vencedor ha sido el fisco.
Las razones de esta evoluci¨®n hay que buscarlas en la pr¨¢ctica del mantenimiento (cuando no el endurecimiento) de las escalas impositivas. Al aumentar la renta nominal, incluso si esta no hace sino seguir el coste de la vida, los perceptores de renta caen inexorablemente en escalones superiores de imposici¨®n y terminan perdiendo poder adquisitivo. En la mayor¨ªa de los pa¨ªses avanzados se corrige este efecto modificando los tramos impositivos en funci¨®n de la inflaci¨®n para no hacer de ¨¦sta un c¨®modo e invisible agente recaudador.
Algunos dirigentes socialistas se han extra?ado de la p¨¦rdida de votos que ha experimentado la formaci¨®n pol¨ªtica donde militan en las grandes ciudades e incluso en los cinturones obreros en los que tradicionalmente han gozado de una fuerte implantaci¨®n. Aunque aun es pronto para realizar an¨¢lisis pormenorizados de lo sucedido, es probable que capas significativas de la clase media baja hayan cambiado el sentido de su voto como consecuencia del peso de unos impuestos que no han cesado de aumentar. El tratamiento fiscal de las rentas del trabajo representa, por referencia a las de profesionales y empresarios, una discriminaci¨®n en contra de todos aquellos que cobran de una n¨®mina.
Eso no quiere decir que no se haya avanzado en algunos aspectos. Tal es el caso de los matrimonios en los que trabajan los dos c¨®nyuges, que este a?o tributar¨¢n algo menos que el pasado. Se amortigua as¨ª la penalizaci¨®n que exist¨ªa para las familias legalmente constituidas. La nueva y complicada f¨®rmula constituye un paso adelante en la soluci¨®n de este problema, aun cuando lo l¨®gico -y lo m¨¢s simple- habr¨ªa sido establecer la posibilidad de presentar declaraciones por separado.
M¨¢s pol¨¦mica es la reforma de la tributaci¨®n por plusval¨ªas, especialmente cuando estas son negativas. El nuevo sistema, independientemente de la valoraci¨®n que pueda realizarse en cuanto al fondo, tiene la peculiaridad de ser inmensamente complejo, estableci¨¦ndose sistemas diferentes de tributaci¨®n en funci¨®n de la fecha de adquisici¨®n de los t¨ªtulos, lo cual produce un alto grado de desconcierto a los ciudadanos que no tienen la fortuna de contar con un asesor fiscal a la hora de rellenar su declaraci¨®n.
La cita anual que tienen con la Hacienda p¨²blica m¨¢s de seis millones de espa?oles es un momento de reflexi¨®n sobre lo que significa la solidaridad y la redistribuci¨®n de la renta. Actualmente el sistema redistributivo funciona en gran medida dentro de la categor¨ªa de los asalariados -tanto a trav¨¦s de los impuestos como de las cuotas de la Seguridad Social-, detrayendo recursos de quienes ganan m¨¢s y reponiendo las rentas de quienes ganan menos, esencialmente los pensionistas. Concurren a la cita, pero con escasa representaci¨®n, una serie de categor¨ªas cuyo denominador com¨²n consiste en que sus rentas no transitan por una n¨®mina y pueden, por consiguiente, evitar los rigores del fisco con cierta facilidad. Al final, la soluci¨®n c¨®moda para aumentar los ingresos del Estado consiste en dejar las escalas impositivas como est¨¢n para que la inflaci¨®n realice el trabajo que los recaudadores no est¨¢n en condiciones de llevar a cabo. Pero esta soluci¨®n, adem¨¢s de no ser eterna, tiene unos costes pol¨ªticos que empiezan a aflorar.
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