Coba
Pues nada, ya tenemos al pr¨ªncipe Felipe ocupando su lugar en las encuestas. Una revista nacional acaba de proclamarle como uno de los 20 hombres con m¨¢s sexy de Espa?a. No cabe pensar en prueba m¨¢s palpable de la mayor¨ªa de edad del heredero; m¨¢s que al presidir desfiles, m¨¢s que al asistir en solitario a banquetes y actos oficiales, la adultez del pr¨ªncipe se manifiesta en su inclusi¨®n en las adulaciones oficiosas, en la ronda de cucamonas cortesanas. Se ve que el personal, con fino instinto, ha decidido que el muchacho ya empieza a gobernar su propia vida y su prestigio. A partir de ahora, el pr¨ªncipe aparecer¨¢ tambi¨¦n en las listas de los espa?oles m¨¢s elegantes, de los que gui?an mejor el ojo, llevan la corbata m¨¢s original o se peinan m¨¢s guapamente con raya a la derecha, y ser¨¢ nombrado C¨ªtrico de Honor y le conceder¨¢n el Garbanzo de Uralita. En fin, la mandanga pelotillera habitual.Siempre me ha fascinado esa enigm¨¢tica tendencia del ser humano a incluir a los personajes influyentes en cuanta encuesta laudatoria se le pase por el mag¨ªn. El Rey, la Reina, los presidentes de Gobierno y los selectos mandamases parecen reunir, mientras les dura el cargo, las m¨¢s diversas y abrumadoras cualidades personales. Paso incluso porque Felipe Gonz¨¢lez aparezca repetitiva y abusivamente en todas esas listas de donaire viril y otros etc¨¦teras; pero que los catalanes escogieran hace alg¨²n tiempo a Pujol entre los caballeros m¨¢s atractivos del pa¨ªs me resulta verdaderamente lacerante.
Yo no s¨¦ si estos desmanes lisonjeros se cometen a conciencia, es decir, si la gente cita a los de arriba con el af¨¢n de hacerse los simp¨¢ticos y procurarse as¨ª alguna prebenda, o si todo se debe a un embeleso ancestral por el poder, a un adorar las jerarqu¨ªas por su esencia misma de jerarcas, a un alma servil que les traiciona y que obnubila de modo fatal su entendimiento, haci¨¦ndoles creer, por ejemplo, que el labio leporino del jefe de su oficina es en realidad un rictus encantador a lo Clark Gable. Y no s¨¦ qu¨¦ me parece m¨¢s descorazonador y m¨¢s abyecto, si la coba ladina e interesada o el requiebro sincero pero memo.
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