Cooperaci¨®n y lucha contra el hambre /y 2
La tarea inmediata en el programa de pol¨ªtica exterior del PSOE consiste en elaborar una pol¨ªtica global de cooperaci¨®n para el desarrollo que responda a los siguientes principios rectores:- La Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo responde a un deber ¨¦tico de solidaridad.
- Espa?a, en concordancia con su sistema democr¨¢tico socialmente avanzado, da prioridad dentro de su ayuda al desarrollo: no s¨®lo a las necesidades b¨¢sicas y al crecimiento, sino tambi¨¦n a la redistribuci¨®n de la renta, la justicia social, la extensi¨®n cultural y el desarrollo institucional.
- La cooperaci¨®n no debe ser en ning¨²n caso v¨ªa para la injerencia en los asuntos internos de otro Estado ni pretender la imposici¨®n de modelos alejados de la realidad sociopol¨ªtica y cultural de los pa¨ªses receptores. Los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo (PVD) tienen derecho a elegir su propio tipo de desarrollo y preservar su idiosincrasia.
- No obstante lo anterior, la Cooperaci¨®n para el Desarrollo debe actuar sobre aquellos campos cuyo desarrollo facilite la consecuci¨®n de las condiciones objetivas que deben permitir el establecimiento de un sistema de libertades, progreso y justicia social.
- La Cooperaci¨®n para el Desarrollo debe trabajar en un marco de interrelaci¨®n beneficioso para todos los participantes, aunque el esfuerzo relativo debe ser proporcional a la capacidad y grado de desarrollo de cada uno de los socios.
-Finalmente, no deben existir dudas de que los recursos dedica dos a la cooperaci¨®n no se restan al crecimiento econ¨®mico nacional. A corto plazo, las dos terceras partes de los mismos se destinan al pago de salarios a espa?oles o a la adquisici¨®n de bienes y servicios de nuestro pa¨ªs. A largo plazo es de todos sabido que la ayuda de hoy es el futuro cliente en el ma?ana. En definitiva, el eufem¨ªstico t¨¦rmino oficial de donaci¨®n no debe equivocarnos.
Como es obvio, la finalidad esencial de la cooperaci¨®n para el desarrollo es favorecer el desarrollo de los pa¨ªses atrasados, pero a la vez puede, sin contradicci¨®n, cumplir objetivos nacionales tales como la potenciaci¨®n de nuestras relaciones exteriores, favoreciendo el peso y la presencia de Espa?a en el mundo e ir sentando las bases que faciliten la expansi¨®n de nuestra econom¨ªa en pa¨ªses de mercados potenciales.
Por otra parte, la racionalizaci¨®n emprendida en las estructuras de la cooperaci¨®n, al permitir un mejor empleo de los recursos disponibles incrementa en la pr¨¢ctica sus posibilidades. Es lo que hemos hecho con el Plan Marco de Guinea Ecuatorial, que con una disminuci¨®n de costes de casi el 20% ha mantenido, y en alg¨²n caso ha potenciado, el impacto de los programas de cooperaci¨®n.
Pero como dec¨ªamos al principio de este trabajo, es de todo punto necesario un incremento sustancial de recursos que nos acerque a los pa¨ªses de nuestro entorno natural, geogr¨¢fico y pol¨ªtico.
Otro aspecto de la decisi¨®n pol¨ªtica es: ?a qu¨¦ pa¨ªses debe ir dirigida la cooperaci¨®n espa?ola? Las prioridades derivadas de criterios pol¨ªticos, econ¨®micos, estrat¨¦gicos, humanitarios, de relaciones hist¨®ricas, etc¨¦tera, deben se?alarnos un n¨²mero determinado de naciones, porque Espa?a no puede aspirar a llevar a cabo una cooperaci¨®n al desarrollo con un n¨²mero excesivo de pa¨ªses sin merma de eficacia.
Es evidente que Iberoam¨¦rica (y dentro de la regi¨®n los pa¨ªses de menor desarrollo) constituye y seguir¨¢ constituyendo nuestra primera prioridad, y estamos trabajando para que la CEE preste progresiva y mayor atenci¨®n al ¨¢rea latinoamericana.
Espa?a est¨¢ tambi¨¦n muy interesada en el equilibrio y estabilidad del norte de ?frica, por lo que pa¨ªses como Marruecos, T¨²nez, Argelia y Mauritania son y deben ser tributarios de un alto grado de cooperaci¨®n.
Con el ?frica subsahariana, adem¨¢s de con Guinea Ecuatorial, ¨²nico pa¨ªs que habla nuestra lengua en el continente, deber¨¢ incrementarse el esfuerzo de cooperaci¨®n, y ello por varias razones: es la zona m¨¢s necesitada a escala mundial; el nivel de intercambios con Espa?a es potencialmente considerable, sobre todo con los pa¨ªses lus¨®fonos; la situaci¨®n geogr¨¢fica de Canarias; y finalmente no debemos olvidar que la cooperaci¨®n de la CEE se despliega b¨¢sicamente en ?frica. Por ello creemos conveniente que nuestra acci¨®n bilateral debe mantener un m¨ªnimo paralelismo con la acci¨®n comunitaria, que ya financiamos en una parte sustancial.
Las ONG y las empresas
Por lo que se refiere al Asia-Pac¨ªfico, creemos que debemos abrir un importante frente en Filipinas, pa¨ªs que ha recuperado recientemente la democracia, a cuyo fortalecimiento debemos contribuir y pa¨ªs en el que Espa?a estuvo presente durante tres siglos.
Dentro de la opci¨®n cooperaci¨®n bilateral o multilateral es sabido que los PVD prefieren esta ¨²ltima, que les crea menos dependencia, pero no es menos cierto que el multilateralismo est¨¢ en crisis, y un pa¨ªs como Espa?a, que est¨¢ ahora desarrollando su cooperaci¨®n, debe adquirir la experiencia directa que produce la cooperaci¨®n bilateral. Adem¨¢s, Espa?a ni puede ni quiere crear situaciones de dependencia, y eso lo saben los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo.
De nuestra cooperaci¨®n multilateral, la CEE va a cobrar un papel destacado y acelerado: en 1986 participamos ya en los presupuestos ordinarios de la Comunidad para la cooperaci¨®n. A partir de 1987 se producir¨¢n los primeros desembolsos al Fondo Europeo de Desarrollo (FED), en el que somos el quinto pa¨ªs contribuyente con unos 12.000 millones de pesetas anuales.
Y al ser Espa?a contribuyente del FED, nuestras empresas de todo tipo, incluidas las consultoras, podr¨¢n participar en las subastas de los distintos proyectos financiados por el fondo, pero para conseguir la adjudicaci¨®n tenernos que trabajar con tes¨®n Gobierno espa?ol-empresas espa?olas-pa¨ªs receptor desde el planteamiento inicial de cada proyecto, y para ello hay que tener implantaci¨®n en estos pa¨ªses con una cooperaci¨®n bilateral atractiva.
En lo que se refiere a la organizaci¨®n de la cooperaci¨®n, la Secretar¨ªa de Estado evitar¨¢ la creaci¨®n de una pesada maquinaria burocr¨¢tica. La experiencia de los donantes tradicionales, muchos de los cuales crearon aparatos administrativos excesivos, con lo que supon¨ªa de lentitud, rigidez y absorci¨®n desmedida de recursos, nos debe servir para no cometer los mismos errores.
Por ello creemos que el Gobierno debe recurrir a mecanismos externos. En este sentido, las organizaciones no gubernamentales (ONG), las empresas, la Universidad tienen un importante papel que desempe?ar. Pa¨ªses punteros en cooperaci¨®n al desarrollo como Suecia y Holanda canalizan a trav¨¦s de las ONG casi la mitad de su ayuda. Las ONG requieren poca infraestructura administrativa, incorporan el valor a?adido de la motivaci¨®n y entrega de sus mierribros y son veh¨ªculos para la sensibilizaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica.
En este esquema de una cooperaci¨®n renovada y dotada de mayores recursos, la empresa, p¨²bl¨ªca y privada, tiene un importante papel que desarrollar. Distinguiendo, por supuesto, cooperaci¨®n de relaciones econ¨®micas y comerciales normales. La cooperaci¨®n se plantea b¨¢sicamente en el largo plazo, pero es de gran inter¨¦s porque en primer lugar prepara el terreno para la futura penetraci¨®n empresarial, y en segundo lugar implica la ejecuci¨®n de obras, suministro de bienes y de equipo y de consumo, etc¨¦tera.
En s¨ªntesis, estamos convencidos de que la cooperaci¨®n para el desarrollo debe constituir una de las principales prioridades en la pol¨ªtica exterior espa?ola en la legislatura que comienza, y, dada la orientaci¨®n preferencial hacia Iberoam¨¦rica de nuestra relaci¨®n con el mundo menos desarrollado, ?qu¨¦ mejor celebraci¨®n del V Centenario que haber triplicado para 1992 los recursos para el desarrollo de aquel subcontinente?
Como dice en el ¨²ltimo n¨²mero de la revista Leviat¨¢n uno de los m¨¢s importantes te¨®ricos espa?oles de la izquierda no dogm¨¢tica, Manuel Azc¨¢rate, "es probable que en las pr¨®ximas d¨¦cadas la diferencia esencial entre derecha e izquierda se reflejar¨¢ en la actitud. ante el llamado Tercer Mundo".
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