La ¨¦tica en la reforma universitaria
Un portavoz del Ministerio de Educaci¨®n critic¨® desde EL PA?S (25-6-86) la concesi¨®n del aprobado general por parte de los profesores universitarios declarados no id¨®neos. Con un talante progresista y un sentido de la justicia que les honra, los tribunales siguen emitiendo fallos en favor de los cerca de 2.000 profesores declarados en su d¨ªa no id¨®neos por el Ministerio de Educaci¨®n. El hecho es tanto m¨¢s de notar cuando los jueces han de fundarse en una Ley de Procedimiento Administrativo promulgada en 1958 al servicio de un Estado de adhesiones y aplicarla ahora en un Estado de libertades.La v¨ªa judicial se ha convertido en el ¨²nico camino para llevar a t¨¦rmino una parte importante de la Ley de Reforma Universitaria. Presentada inicialmente como mod¨¦lica en sus objetivos de justicia, ha quedado inconclusa por, la callada complicidad del Ministerio de Educaci¨®n que orgullosamente la hab¨ªa promovido. Al igual que los tribunales ahora, el Ministerio siempre ha sido consciente de las numeros¨ªsimas irregularidades y actuaciones ilegales de las comisiones de profesores establecidas para juzgar la competencia: de colegas que llevaban tantos o m¨¢s a?os trabajando en la Universidad y cuyos m¨¦ritos superaban en no pocos casos a los de sus jueces. Abrir los oportunos expedientes disciplinarios a los integrantes de comisiones con comportamientos tortuosos y reparar las injusticias cometidas contra las v¨ªctimas de tales arbitrariedades, habr¨ªa sido la ¨²nica postura ¨¦tica que pod¨ªa asumir el Ministerio. Pero eso habr¨ªa supuesto reconocer la porci¨®n no peque?a de culpa que a ¨¦l mismo le cab¨ªa en el fracaso de la aplicaci¨®n de la LRU. Al fin y al cabo, una parte de los miembros de las comisiones de idoneidad del profesorado universitario -todos los presidentes, entre ellos- fue nombrada a dedo por el Ministerio y no por sorteo, como hubiera sido lo democr¨¢tico.
Para exculparse a s¨ª mismo, el Ministerio de Educaci¨®n hace mangas y capirotes de lajusticia y opta por dejar impunes las conductas irregulares que reconoci¨® al aceptar las reclamaciones de los afectados. La resaca y tranquila digesti¨®n de los efectos de aquella triste pantomima precisan de un silencio autocomplaciente. De ah¨ª que cualquier ruido de los afectados por la injusticia viene a turbar la tranquilidad de conciencia del Ministerio y provoca en ¨¦ste una retah¨ªla de sapos y culebras, como las amenazas -puramente verbales y sin medios pr¨¢cticos de materializarse- de expedientes contra los profesores implicados que propugnan el aprobado general como medida de protesta y de presi¨®n.
El Ministerio sabe bien que el aprobado general es la punta del iceberg de una noticia que, de ser escarbada en profundidad por los medios de comunicaci¨®n social, revelar¨ªa su bancarrota moral. Por lo tanto, silencio absoluto y represi¨®n de las voces discordantes, para que el es¨¢ndalo no trascienda y empa?e la pretendida honorabilidad de ciertas personas y de ciertas decisiones pol¨ªticas que se considera necesario resguardar de la cr¨ªtica normal en toda sociedad democr¨¢tica. No importa si el coste de esa pol¨ªtica ha de pagarlo un elevado n¨²mer de personas, lesionadas en sus leg¨ªtimas aspiraciones.-
Asociaci¨®n Nacional de Profesores Universitarios No Id¨®neos.
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