Javier de la Rosa
Preside el Club de Mar de Palma de Mallorca
Javier de la Rosa ha dedicado toda su vida a la mar. Ingres¨® en la marina siendo muy joven y hoy es coronel retirado. Su promoci¨®n es la misma que la de don Juan de Borb¨®n. Tambi¨¦n estudi¨® ingenier¨ªa naval y ahora es consejero delegado de Astilleros de Palma. A sus 73 a?os conserva las ganas de vivir de sus a?os de juventud y desde su despacho dirige el Club de Mar de Palma de Mallorca, uno de los centros n¨¢uticos m¨¢s importantes de Espa?a, en el que atracan los barcos m¨¢s lujosos de la zona y al que acude la familia real.
No es muy alto, tiene el pelo blanco y unos ojos grandes que se fluminan cuando mira el mar. Va vestido de blanco y azul, colores marineros por excelencia. Pero apenas navega ya. "Ahora me paso el d¨ªa aqu¨ª dirigiendo el club". En su despacho huele a mar y est¨¢ decorado con objetos n¨¢uticos; s¨®lo el tel¨¦fono, que no para de sonar, rompe el ambiente de tranquilidad. Pero lo m¨¢s destacado son las fotos de barcos. "?ste" se?ala "es el Giralda I, propiedad de Alfonso XIII, que tambi¨¦n trabajaba para el servicio hidrogr¨¢fico. Aqu¨¦l", prosigue, "es el Giralda II, propiedad de don Juan de Borb¨®n, y el de m¨¢s all¨¢ es otro de los Giralda, que se compr¨® mediante suscripci¨®n popular entre los espa?oles, con aportaciones de 50.000 pesetas".Tambi¨¦n estan las fotos de los tres barcos id¨¦nticos que tuvieron a la vez el k¨¢iser, Alfonso XIII y el rey Jorge V de Inglaterra, que se llamaban Germania, Hispania y Britania. "Los tres", cuenta, "fueron magn¨ªficos en su tiempo. Ahora hay otros muy buenos, como el Jessica, que se construy¨® aqu¨ª en los astilleros de Palma".
Javier de la Rosa disfruta no s¨®lo con los barcos que ha construido, sino con los de los dem¨¢s. "Por aqu¨ª suele venir el Nabila, de Kashogi; el Atlantis, de Stavros Niarchos, y el Cristina, de la familia Onassis, aunque este ¨²ltimo no pudo entrar en el puerto porque era de gran calado". Javier de la Rosa conoce a todos los propietarios de estos barcos y recuerda an¨¦cdotas de sus visitas. "Quiz¨¢ la m¨¢s divertida fue cuando Cristina Onassis nos llam¨® un d¨ªa para pedirnos el horario de misas de la iglesia m¨¢s cercana al puerto. Vino con una lancha desde el barco, oy¨® misa y se volvi¨® a marchar; del resto de la isla no vio nada".
La situaci¨®n m¨¢s inc¨®moda, seg¨²n cuenta Javier de la Rosa, se produjo hace cinco a?os, cuando el Britania pidi¨® permiso para atracar. "Ven¨ªa de paso y estuvo unos d¨ªas. Enseguida se march¨® a recoger a los pr¨ªncipes de Gales, que estaban en viaje de novios, con aquella famosa escala en Gibraltar".
Es compa?ero armas de don Juan de Borb¨®n. "Es un hombre muy humano y un gran enamorado del mar". Conoce desde hace muchos a?os a don Juan Carlos y a do?a Sof¨ªa, al pr¨ªncipe Felipe y a las infantas. "Son tan frecuentes sus visitas que el Rey nos disculp¨® hace alg¨²n tiempo de que sali¨¦ramos a recibirle y a despedirle cada vez que ven¨ªa. Ahora nos le topamos al dar la vuelta a una esquina". Javier de la Rosa quiere dejar bien claro que la familia real tambi¨¦n va a otros clubes de la isla. "Son todos muy amantes de la mar, y el Rey, con todo el respeto y la admiraci¨®n del mundo, casi un mani¨¢tico".
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