Asombroso Joselito
ENVIADO ESPECIALJoselito va moj¨¢ndoles la oreja a los maestros por ah¨ª. Debe cuidarse: los exclusivistas le pueden dejar sin contratos. Claro que se los dar¨¢ el p¨²blico; en cuanto repita lo de Valencia. Y en Valencia ni siquiera necesita repetir nada: los aficionados quieren ver otra vez a Joselito, en seguida, despu¨¦s de su asombrosa actuaci¨®n de ayer.
En varios pasajes de la lidia puso al p¨²blico en pie, la faena que le hizo al tercero transcurri¨® en medio de un alboroto, y la del sexto fue de infarto. Torer¨ªa, repertorio de una tauromaquia ,aprendida al dedillo, garra, un valor impresionante, todo eso aport¨® Joselito a su deb¨² en la feria de julio, y alcanz¨® un triunfo memorable. ?C¨®mo ser¨ªa, a su edad, el Joselito hist¨®rico?
Peralta / Ni?o de la Capea, Ortega Cano, Joselito
Tres toros de hermanos Peralta, desiguales de presencia, dos inv¨¢lidos, 3? chico y bravo; tres de Jim¨¦nez Pasquau, con trap¨ªo, cornalones, astifinos, 4? inv¨¢lido, 5? y 6? broncos. Ni?o de la Capea: estocada baja (oreja); estocada corta, (silencio). Ortega Cano: dos pinchazos y estocada ladeada (petici¨®n y vuelta); dos bajonazos escandalosos (protestas). Joselito: pinchazo y estocada corta (oreja); estocada corta y tres descabellos (oreja y salida a hombros).Plaza de Valencia, 24 de julio. Segunda corrida de feria.
Su primer toro era chico. No equivocarse: tambi¨¦n era complicado, y ten¨ªa fuerza. Los dos ¨²nicos toros fuertes de la tarde le correspondieron al debutante, una casualidad controlada, habitual en el orden injusto de la fiesta. Lo lance¨® a la ver¨®nica cargando la suerte, muy bajas las manos, desmayando el lance. El quite por chicuelinas, con cite de largo, de frente, hizo saltar al p¨²blico de sus asientos. En banderillas el toro se le frenaba al embroque, y a¨²n as¨ª lo pare¨®, asom¨¢ndose al balc¨®n.
Inici¨® la faena de muleta en el centro del ruedo, de nuevo tomado el toro de largo, con una pedresina espeluznante, estatuarios y un cambio de mano, y resultaba imposible entender c¨®mo pod¨ªa pasarle el toro tan ce?ido sin meterle el pit¨®n.
Continu¨® por redondos largos, una serie al natural en la que hubo de ense?arle el recorrido al toro huidizo, molinetes, recortes y adornos. Pinch¨®, y para endulzar el mal sabor de boca de la suerte fallida, instrument¨® manoletinas con la muleta invertida.
De asombro. Pero el asombro se mezclar¨ªa con el alarido cuando sali¨® el sexto, un torazo pregonao que se aculaba a tablas. Las cuadrillas estaban asustadas, Ni?o de la Capea ech¨® una mano para sacarlo de la querencia, y ¨¦ste es un detallazo que le honra. El ¨²nico que no estaba asustado era Joselito. Lidi¨® al torazo, le hizo un quite por delantales apretad¨ªsimos rematados a la navarra; banderille¨® al pregonao con un m¨¦rito extraordinario.
Le mulete¨® sentado en el estribo, luego de rodillas; en redondo, jug¨¢ndose el pellejo; prob¨® el natural sin que le descompusieran las tarascadas; entr¨® a matar por derecho. Todo hab¨ªa sido escalofriante, pero ahora, pasado el susto, el escalofr¨ªo corr¨ªa por el callej¨®n, repleto de toreros y taurinos: "El ni?o viene pegando demasiao. El ni?o es un monstruo".
A los toros con problemas -cuarto y quinto- los otros espadas se los quitaron de en medio sin complicarse la existencia. En cambio, aprovecharon los f¨¢ciles. Ni?o de la Capea le dio pases al inv¨¢lido primero, por el ratonero sistema de estirarse, mientras acompa?aba la embestida al hilo del pit¨®n y la aliviaba con el pico. Ortega se embraguet¨® en ver¨®nicas, e imprimi¨® hondura a los naturales, en una faena que le sali¨® masis¨¢, como dir¨ªa el maestro Pepe Luis V¨¢zquez.
Masis¨¢; de maciza, igual que la morenaza de la silla de rellano. Gustaron mucho (faena y morenaza). Pero ese no habr¨ªa de ser el asombro. El asombro habr¨ªa de ser Joselito; el monstruo.
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