Rafael de Paula y el derecho a la intimidad

Soy consciente de que toda persona que desarrolla una actividad frente al p¨²blico, y m¨¢s a¨²n si goza de cierta popularidad, debe aceptar, y acatar, no s¨®lo la cr¨ªtica a su labor profesional, sino incluso que determinados aspectos de su vida privada sean aireados, siempre con el natural respeto. Pero lo que en forma alguna es tolerable es que se aprovechen con fines innobles unas circunstancias desgraciadas en la vida de un artista para ensa?arse con ¨¦l.Sabido es que estoy sometido a un procedimiento judicial, cuya ¨²ltima palabra s¨®lo la pueden decir los tribunales. Pues bien: antes de que ¨¦stos se pronuncien, ya se me ha condenado p¨²blicamente y se ha difundido una particular sentencia, dando por ciertos y probados unos hechos que permanecen sub j¨²dice, aderez¨¢ndolos con unas mal veladas insinuaciones que constituyen una grav¨ªsima afrenta y una insufrible humillaci¨®n.

Todo este lamentable suceso, en el que estoy envuelto hace m¨¢s de un a?o, ha influido, indudablemente, en mi actividad profesional. Pero, sobre todo, ha destrozado mi vida. Y cuando el tiempo va serenando las cosas -yo me encontraba ya m¨¢s tranquilo- vuelven al ataque para que el asunto no se enfr¨ªe y las ventas se calienten. Espero que el Juzgado del Puerto de Santa Mar¨ªa, sin necesidad de que yo ni nadie le impulse a ello, abra la oportuna investigaci¨®n para aclarar c¨®mo, por qu¨¦ medios a trav¨¦s de qui¨¦n y a cambio de qu¨¦ se ha llegado a publicar un sumario que se custodia en el propio juzgado. No debe ser dif¨ªcil, porque las personas que han tenido y tienen acceso al mismo son contadas y conocidas.

Muchas gracias por la hospitalidad que me brindan sus p¨¢ginas, y un cordial saludo.-