Durar es gobernar
SON TAN pocas -y eran tan previsibles en su significado- las sustituciones que ha hecho Felipe Gonz¨¢lez a la hora de formar nuevo Gobierno que para nada puede llamarse nuevo. Cabe la suposici¨®n de que el presidente quiera dejar para dentro de unos meses una remodelaci¨®n m¨¢s amplia, o bien que no desee ning¨²n tipo de remodelaci¨®n, sastisfecho como est¨¢ de lo que el equipo ha hecho. De modo y manera que los hombres m¨¢s sobresalientes de este Gabinete siguen en los puestos que ocupaban en el anterior -con la excepci¨®n de Almunia-, y quienes entran lo hacen, salvo Chaves, arropados por la aureola tecnocr¨¢tica que tanto gusta de encontrar Felipe Gonz¨¢lez en sus ministros.Ni ha habido giro -aunque fuera simb¨®lico- a la izquierda, ni ha aprovechado el presidente la oportunidad para sustituir a algunos ministros definitivamente abrasados en su gesti¨®n. De entre todos ¨¦stos, la permanencia de Barrionuevo, sin duda para no dar sensaci¨®n de debilidad cuando a uno le bombardean el Ministerio de Defensa, a plena luz del d¨ªa y en jornada laborable, es bien sintom¨¢tica de la terquedad del presidente, s¨®lo comparable a la del propio ministro, al que ni se le debe de haber pasado por la cabeza la posibilidad de dimitir tras su cosecha de fracasos. Al margen de los ¨²ltimos sucesos terroristas, ah¨ª est¨¢n las noticias sobre mafias policiales y dem¨¢s finuras para hablarnos de la gesti¨®n de este renovado responsable del orden p¨²blico. La credibilidad policial est¨¢ por los suelos tras cuatro a?os de gesti¨®n suya. La dignidad pol¨ªtica, tambi¨¦n.
Todo ello es sintom¨¢tico. Durar es gobernar, parecen decirse los l¨ªderes socialistas. Y s¨®lo no duran los que no obedecen. De modo y manera que el Gobierno parece m¨¢s bien una emanaci¨®n presidencial que un equipo de hombres -desde luego, no de mujeres- congregado en torno a un proyecto. De las nuevas caras, ninguna ha de resultar pol¨¦mica para nadie. Luis Carlos Croissier y Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas son consumados tecn¨®cratas que han hecho bien su trabajo all¨ª por donde han pasado. No estamos seguros de que un ministerio como el de Sanidad sea para alguien que no ha dado antes pruebas de liderazgo pol¨ªtico, habida cuenta de los conflictos que enfrenta. En cualquier caso, ah¨ª est¨¢ todo o casi todo por hacer, y Garc¨ªa Vargas tiene una oportunidad espl¨¦ndida de demostrar sus capacidades de gobernante. En cuanto a Croissier, resultar¨¢ un hombre c¨®modo para Solchaga, y su actuaci¨®n en el Instituto Nacional de Industria le acredita como un gestor eficaz y honrado. Como honrado y eficaz ha sido Virgilio Zapatero, del que nadie puede temer le haga sombra pol¨ªtica, en el PSOE ni fuera de ¨¦l, y que re¨²ne todas las caracter¨ªsticas solicitadas a un buen secretario del Gabinete. O sea, que de los cuatro nuevos ministros que hoy se sientan en la mesa del consejo el ¨²nico con perfiles pol¨ªticos m¨¢s definidos es Manuel Chaves, uno de los hombres de Felipe Gonz¨¢lez en UGT, sindicalista moderado, hombre siempre dispuesto al di¨¢logo y perteneciente al c¨ªrculo de confianza del presidente. Su presencia refuerza el poder andaluz en el Gobierno y puede contribuir a mejorar las relaciones entre ¨¦ste y el sindicato socialista.
Tampoco son necesarios grandes funerales ni p¨¦sames de dolor por los que se van. Moscoso no pudo o no supo llevar a cabo la reforma de la Administraci¨®n. De todas maneras, fue un hombre efectivo en algunas cosas y tuvo el acierto de no compartir los fanatismos de algunos de sus compa?eros de partido. Lluch se hab¨ªa destapado con artes de buen parlamentario antes de las elecciones de 1982; luego logr¨® sumir a la sanidad espa?ola en un considerable caos desde su puesto en el ministerio del ramo. Esa voluntad de duraci¨®n que comentamos permiti¨® a Gonz¨¢lez no cesarle cuando a¨²n era tiempo de intentar una aut¨¦ntica reforma sanitaria. De Joan Maj¨® poco o nada se puede decir, habida cuenta de la brevedad de su mandato.
Hacer otros an¨¢lisis de los que se quedan incitar¨ªa a la reiteraci¨®n y al tedio. Son tan escasos los cambios que ni siquiera una soluci¨®n coyuntural como la acumulaci¨®n del cargo de portavoz al de ministro de Cultura -rememorante de las ¨¦pocas del Ministerio de Informaci¨®n- ha sido sometida a revisi¨®n. Y la presencia de Almunia en un nuevo ministerio para las Administraciones P¨²blicas -del que cabr¨ªa esperar grandes cosas- se debe, al parecer, m¨¢s a su insistencia en abandonar Trabajo que a un dise?o pol¨ªtico. O sea, que el continuismo se ha exacerbado con este Gabinete. Y a la vista del mismo no se explica para nada el secretismo ya un poco bufo con que se ha gestado y se ha dado a conocer.
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