Un flujo de emigrantes amenaza la peculiar situaci¨®n de Berl¨ªn
La ¨²ltima puerta abierta hacia Europa occidental, Berl¨ªn Oeste, se ha visto inundada en las pasadas semanas por un flujo de gente del Tercer Mundo en busca de asilo. Esto ha ocasionado nuevas tensiones en la fr¨¢gil obra del entendimiento Este-Oeste que sustenta la base de la peculiar situaci¨®n de esa ciudad.
Los refugiados alcanzan el n¨²mero de 300 por semana y viven acampados en escuelas requisadas y tiendas de campa?a gigantes instaladas en los terrenos municipales de deporte.En Bonn, el ministro germano occidental del Interior, Friedrich Zimmermann, advirti¨® el pasado jueves que el n¨²mero de refugiados hab¨ªa aumentado un 109% en 1985, cuando m¨¢s de 74.000 personas pidieron asilo. El porcentaje se increment¨® en un 45% en el primer semestre de este a?o, con un total de 42.000 solicitantes. Seg¨²n Zimmermann, algunos de estos peticionarios de asilo caer¨¢n en el terrorismo y el crimen.
El ala derecha de la coalici¨®n conservadora presidida por el canciller Helmut Kohl pide una enmienda constitucional que modifique la generosa pol¨ªtica de asilo de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), postura a la que se oponen sus compa?eros liberales de la coalici¨®n y los partidos socialdem¨®crata y Verde, ambos en la oposici¨®n.
Berl¨ªn Oeste ha sido tradicionalmente un im¨¢n para refugiados pol¨ªticos y gentes en busca de asilo del este de Europa y del Tercer Mundo y, dado que Francia y Espa?a han cerrado de golpe sus puertas abiertas de a?os atr¨¢s, se ha convertido en un verdadero t¨²nel para miles de iran¨ªes, libaneses, palestinos, afganos, etc¨¦tera, que huyen de la miseria de sus pa¨ªses.
"No todos los lugares est¨¢n abiertos", afirma Said Ibrahim Daji, un liban¨¦s de 25 a?os, que cuenta que tuvo problemas en Polonia, donde estaba estudiando ingenier¨ªa en la universidad de Lodz. "S¨®lo Berl¨ªn est¨¢ abierto", insiste. Daji, que cuenta que su casa en un barrio cristiano de Beirut hab¨ªa sido destruida, sali¨® para Dinamarca hace cinco a?os con su esposa, Zaajilareg, una polaca.
Las autoridades de la Rep¨²blica Democr¨¢tica de Alemania habitualmente ayudan a la corriente de refugiados a ir hacia Berl¨ªn Oeste.
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