Ofrecimiento contra los incendios
Usted conoce mejor que yo, se?or director, hasta qu¨¦ punto se ha convertido en problema cr¨ªtico esa plaga maldita de los incendios forestales. Raro es el d¨ªa en que nuestra televisi¨®n, los medios escritos o las emisoras de radio no nos lleven al triste hecho noticiable de las reiteradas tragedias econ¨®micas y ecol¨®gicas que son los; plurales incendios forestales. Valencia, Catalu?a, Andaluc¨ªa, Galicia se queman. S¨®lo en nuestra particular C¨®rdoba, hace escasamente una semana, 1.000 hect¨¢reas de pinar, encinar y bosque: bajo ard¨ªan entre los t¨¦rminos de: El Frenazo y Los Billares. Millones de pesetas en p¨¦rdidas. M¨¢s graves a¨²n las irreparables consecuencias ecol¨®gicas. El fantasma de la desertizaci¨®n, ah¨ª mismo, a la. puerta de nuestra casa. Aviones del Icona, voluntarios de las Fuerzas Armadas, bomberos y civiles luchando contra las llamas. Llamas que, desgraciadamente, muchas veces se cobran vidas humanas.Me han informado que uno de los principales problemas con que lucha el Icona para cubrir sus eficaces plantillas es la de la falta de personas dispuestas a vivir 12 meses al a?o en el fragor de una sierra como la de Cazorla, Caurel, La Demanda o Morena. Pues bien, se?or director, 12.000 hombres, 12.000 presos espa?oles, estar¨ªan dispuestos a cubrir la geograf¨ªa forestal hispana de ojos vigilantes, brazos dispuestos a luchar contra el fuego, constancias previsoras de la cat¨¢strofe, voluntades de acceso
a una situaci¨®n que jam¨¢s podr¨¢n alcanzar tras el marco de una reja. No es un sue?o ut¨®pico. Un guarda forestal -que durante el invierno puede cubrir funciones en la repoblaci¨®n de zonas arrasadas- se forma en un cursillo acelerado de pocas semanas: manejo de extintores, t¨¦cnicas de telecontrol, utilizaci¨®n de bulldozers para construir cortafuegos, t¨¦cnicas de primeros auxilios y, sobre todo, disposici¨®n y firmeza en la funci¨®n ejecutada. Y en pocas semanas, el Icona, una Andaluc¨ªa pionera o una Espa?a entera, podr¨ªa contar con un nutrid¨ªsimo cuerpo especial en la lucha y prevenci¨®n de los incendios forestales. Un cuerpo especialmente devoto, porque quien ha vivido la negatividad del patio de un presidio tiene mejor sensibilidad para valorar una tarea cuyo premio es su propia dignidad, cuyo castigo ser¨ªa volver al infierno de la reclusi¨®n.
?Problemas legales para llegar a la constituci¨®n de este cuerpo de forestales penados? No los conozco, pero quiero suponer que en una etapa progresista, de aut¨¦ntico vanguardismo doctrinario, de supuesta preocupaci¨®n social ante el problema de la poblaci¨®n reclusa, pocos o ninguno pueden producirse. Menos a¨²n, si consideramos que en la etapa pertitenciaria franquista, con condenas abrumadoras, frecuentes conmutaciones de penas y una tabla de sanciones penales desorbitada, esta propuesta m¨ªa era una realidad patente y gloriosa. Los destacamentos de El Caurel -explotaci¨®n forestal-, Herrera de la Mancha -explotaci¨®n agr¨ªcola- y Mirasierra, en pleno coraz¨®n de Madrid y con una poblaci¨®n reclusa de cerca del medio millar de presos, funcionaban y eran una realidad positiva, readaptadora y reinsertadora.
Termino ya. Piense que tal vez esos 37 incendios que ha sufrido nuestra amada C¨®rdoba, los 930 que sufri¨® Andaluc¨ªa el pasado 1985 y los miles que se produjeron en toda Espa?a podr¨ªan verse reducidos por manos redimidas. ?Con un solo bosque que se nos permitiera salvar!- miembro de la comisi¨®n de internos del centro penitenciario de C¨®rdoba.
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