Vargas Llosa y la secta Moon
En relaci¨®n con el art¨ªculo Los Moon, en Espa?a (3, de agosto de 1986) me gustar¨ªa hacer las siguientes precisiones, para las que le pido hospitalidad:
1. No he tenido ni tengo v¨ªnculo alguno con la Iglesia de la Unificaci¨®n., salvo haber asistido, en 1983, a un Congreso sobre Medios de Corriunicaci¨®n, en Cartagena, que result¨® ser auspiciado por esa entidad. Lo presid¨ªa un intelectual colombiano que merece todo mi respeto -Germ¨¢n Arciniegas- y asistieron a ¨¦l cerca de un millar de periodistas de todo el mundo, la mayor¨ªa de ellos con impecables t¨ªtulos profesionales (como el actual corresponsal de EL PA?S en Londres, mi amigo Carlos Mendo). Mi intervenci¨®n en el congreso la conocen los lectores espa?oles, pues fue publicada poco despu¨¦s en EL PA?S (?Libertad para los libres?).
2. La autora del art¨ªculo me atribuye una frase cacasena ("S¨¦ que los rnoonistas poseen un conglomerado trasnacional, pero a m¨ª me da mucha risa") que no recuerdo haberle dicho en la conversaci¨®n telef¨®nica que tuvimos. La proliferaci¨®n de sectas religiosas y pol¨ªticas no me da risa ni, para el caso, me entristece. Me intriga, porque es una caracter¨ªstica mayor de nuestro tiempo que comparten el mundo desarrollado y el Tercer Mundo. Esas sectas, aun las m¨¢s extravagantes, suminis-
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tran alimento espiritual a unas minor¨ªas crecientes a las que las igles¨ªas tradicionales parecen cada d¨ªa menos aptas para satisfacer. Y tambi¨¦n me inquietan porque ellas representan, asimismo, esa visi¨®n excluyente y dogm¨¢tica del mundo y del trasmundo que no he cesado de combatir, como lo sabe cualquiera que est¨¦ someramente al tanto de mis libros. Por esta raz¨®n no puede dejar de causarme risa -esto s¨ª- que se me quiera ¨ªncluir entre los disc¨ªpulos del evangelista coreano.
3. No he visto la foto en la que aparezco d¨¢ndole la mano a este personaje y que, seg¨²n el art¨ªculo, se ha difundido por todo el mundo". No me extra?ar¨ªa, desde luego, que fuera as¨ª: Moon, estaba en Cartagena y la foto debe existir. Otra caracter¨ªstica de nuestro tiempo es que las instituciones pol¨ªticas y religiosas se valen de todos los medios -santos o no santos- para hacerse publicidad. En todo caso, tengo la esperanza de que las gentes con algo de discernimiento y alguna buena fe me juzguen por los textos que escribo y firmo y no por mis ocasionales vecinos de fotograf¨ªa.
4. El art¨ªculo asegura que uno de mis hijos "fue durante una ¨¦poca miembro de la secta fundada por el gur¨² Bhagwan Shree Rajneesh". Es falso. Mi hijo tuvo veleidades rastafaris y entre los rastas y el gur¨² indio hay tantas diferencias teol¨®gicas como las que separan a los rosacruces de los menonitas.-
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