Reagan y De la Madrid intentan hoy limar asperezas en las relaciones EE UU-M¨¦xico
El presidente de M¨¦xico, Miguel de la Madrid, lleg¨® ayer a Washington, donde hoy se entrevistar¨¢ con el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, con la intenci¨®n de limar las asperezas surgidas los ¨²ltimos meses en las relaciones entre los dos pa¨ªses. Esta intenci¨®n de lograr un entendimiento se advierte claramente en que el n¨²cleo de la reuni¨®n estar¨¢ centrado en cuestiones bilaterales y se dejar¨¢ de lado el tema de Centroam¨¦rica, sobre el que M¨¦xico y Estados Unidos mantienen posiciones diferentes.
En varias entrevistas con la prensa estadounidense, De la Madrid da la impresi¨®n de que la cuesti¨®n de Contadora, la iniciativa de paz para Centroam¨¦rica, est¨¢ agotada. Incluso d¨ªas atr¨¢s circul¨® por la capital mexicana el rumor de que el ministro de Asuntos Exteriores, Bernardo Sep¨²lveda, ten¨ªa los d¨ªas contados en el cargo. Esto podr¨ªa ser la consecuencia del fracaso de Contadora y de las presiones del sector m¨¢s derechista y pronorteamericano del Gabinete mexicano.El comentarista Miguel ?ngel Granados considera en la publicaci¨®n La Jornada que Sep¨²lveda ser¨ªa un "nuevo san Juan Bautista cuya cabeza quiere ser ofrecida al Herodes de la Casa Blanca", y a?ade que el secretario de Relaciones Exteriores "encarna hoy una pol¨ªtica exterior de la que M¨¦xico no puede abdicar. Su expulsi¨®n implicar¨ªa una nueva rendici¨®n".
Aunque la reuni¨®n en Ixtapa del Grupo de los Seis sobre paz y desarme haya recuperado algo a Sep¨²lveda, parece evidente que el margen de maniobra de M¨¦xico en la pol¨ªtica centroamericana ha quedado reducido. As¨ª se trasluce de la entrevista del presidente mexicano con el corresponsal del The Washington Post. Al hablar de Contadora, De la Madrid dice que "el Grupo de Contadora siempre estar¨¢ dispuesto a intervenir", pero a?ade inmediatamente una limitaci¨®n: "Cuando las partes consideren que su intervenci¨®n sea ¨²til", lo que, en definitiva significa una p¨¦rdida de iniciativa.
En la lista de cuestiones que tratar¨¢n hoy Reagan y De la Madrid en su quinto encuentro no aparece Centroam¨¦rica entre ninguno de los nueve puntos m¨¢s importantes: visi¨®n global de la relaci¨®n bilateral, perspectiva econ¨®mica de M¨¦xico y Estados Unidos, relaciones comerciales, asuntos financieros, lucha contra el tr¨¢fico de drogas, migraci¨®n, asuntos pesqueros y de l¨ªmites mar¨ªtimos, turismo y cooperaci¨®n fronteriza en algunos programas de saneamiento ecol¨®gico y construcci¨®n.
Desde la ¨²ltima reuni¨®n de los presidentes en Mexicali, el 3 de enero, entre M¨¦xico y Estados Unidos se acumularon los resentimientos, desinformaciones y malentendidos. Entre los factores negativos est¨¢n las acusaciones del senador Jesse Helms, de corrupci¨®n de pol¨ªticos mexicanos y fraude electoral, y las denuncias de funcionarios norteamericanos sobre el tr¨¢fico de drogas. Sin olvidar la actitud de prepotencia proconsular del embajador de EE UU en M¨¦xico, John Gavin -que dej¨® su puesto en mayo y todav¨ªa no ha sido sustituido-, y las informaciones cr¨ªticas de la prensa estadounidense sobre las elecciones en Chihuahua. Todo ello cre¨® en M¨¦xico la sensaci¨®n de que estaba en marcha una campa?a para desestabilizar al pa¨ªs desde el vecino del Norte.
De la Madrid ha estado claro en sus declaraciones a The Washington Post: "No conocen profundamente el sistema mexicano y creen que por la crisis econ¨®mica podemos ser objeto de desestabilizaci¨®n. He o¨ªdo esos juicios mal informados durante m¨¢s de cuatro a?os, que con alg¨²n morbo pol¨ªtico esperan que se produzcan en M¨¦xico grandes conmociones".
El tr¨¢fico de drogas es un asunto que preocupa extraordinariamente en Estados Unidos, donde el presidente y el vicepresidente se han sometido a un examen para probar que no consumen droga. En M¨¦xico se considera que el problema afecta a las dos partes y debe ser tratado conjuntamente. No se trata s¨®lo de un problema de los pa¨ªses productores y de tr¨¢nsito de la droga, sino fundamentalmente de demanda, es decir, que deber¨¢ ser atacado en los centros de consumo, sobre todo en EE UU.
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