Yugoslavia acaba con las ¨²ltimas ilusiones de Espa?a
JUAN JOS? FERN?NDEZ Yugoslavia, campeona ol¨ªmpica en Los ?ngeles 84, acab¨® con las ¨²ltimas ilusiones espa?olas de conseguir una medalla en waterpolo. Y lo hizo de forma contundente, sin paliativos. La superioridad balc¨¢nica fue clara ante un rival lento, que fall¨¦, en las entregas, que no fue suficientemente agresivo en la defensa y que no aprovech¨® las ventajas num¨¦ricas por las expulsiones temporales. Demasiadas carencias como para aspirar a estar entre los cuatro primeros del torneo. El partido de hoy ante Cuba ya no sirve. La historia se cerr¨¦ el s¨¢bado con Hungr¨ªa.
Espa?a no ten¨ªa otra opci¨®n ayer que imponer su mayor velocidad, pero s¨®lo lo consigui¨® por primera vez muy avanzado ya el segundo de los cuatro tiempos. Fue, al fin, un contraataque: r¨¢pido de Neira, por la derecha, que remat¨® Sans. Demasiado poco para poder inquietar algo a los campeones ol¨ªmpicos, cuya seguridad en casi todas las facetas del juego fue impresionante. Ni siquiera Estiarte, tras forzar un penalti en el tercer tiempo, pudo marcar. El tanteador fue aumentando de forma elocuente: 0-4, 1-5 y 3-9. El tercer tiempo, en especial, con un parcial de 0-3, result¨® la puntilla.
El equipo espa?ol no presion¨® excesivamente en la defensa y permiti¨® con ello un juego c¨®modo en los pases del muy t¨¦cnico conjunto yugoslavo. En realidad, quiz¨¢ jug¨® agarrotado no s¨®lo por la nueva responsabilidad, sino porque uno de los ¨¢rbitros designados para el encuentro fuese de Hungr¨ªa, a cuyo equipo elimin¨® Espa?a con desagradables agresiones finales. En waterpolo el protagonismo de los colegiados pesa mucho en el ¨¢nimo de los jugadores, aunque luego no influya lo m¨¢s m¨ªnimo. Existe entre los waterpolistas la certeza de que la permisividad arbitral o no en una defensa ante el hombre-boya o avant-piquet rival (el jugador que se coloca adelantado) e incluso ante el resto de los jugadores puede decidir un partido No en vano las posibles expulsiones subsiguientes abren siempre unos huecos en el ataque que pueden resultar decisivos para el resultado final.
Sin embargo, el colegiado h¨²ngaro no solo no influy¨® en el resultado, sino que se permiti¨® expulsar del banquillo al entrenador yugoslavo, Rudic, ex jugador sancionado por d¨®ping en los Mundiales de Cali 75, aunque posteriormente fue recalificado. El problema espa?ol fue ¨²nicamente su propia inferioridad. Se jugaba otra vez el ser o no ser en el torneo y fall¨® m¨¢s a¨²n que el primer d¨ªa frente a Italia. El sue?o de la medalla ya es imposible. Cada partido de la fase semifinal es como una final en la que no se puede fallar y la selecci¨®n espa?ola fall¨®.
Espa?a s¨®lo aprovech¨® dos superioridades num¨¦ricas para marcar de las siete que dispuso. Yugoslavia aprovech¨® las cuatro suyas. Krivokapic, el guardameta yugoslavo, demostr¨® tambi¨¦n que por algo es uno de los mejores del mundo. Y la impotencia espa?ola en el tiro, tras caer en el juego lento del rival, fue otra vez evidente. Los yugoslavos, sin embargo, con dos hombres-boya potent¨ªsimos, de m¨¢s de dos metros, Milanovic y Paskvalin, no s¨®lo permitieron combinar desde la l¨ªnea de cuatro metros con sus compa?eros m¨¢s retrasados, s¨®lo marcados en zona, sino que ellos mismos no perdonaron en cuatro oportunidades. La tremenda capacidad para. ,el tiro lejano de los jugadores balc¨¢nicos hizo el resto. Bukic, por ejemplo, desde el extremo, mostr¨® a los espa?oles c¨®mo se puede encontrar huecos con potencia y colocaci¨®n. Y eso que falt¨® su mejor goleador, Bebic.
Yugoslavia tuvo adem¨¢s la ha.bilidad de marcar en los tres primeros tiempos sus ¨²ltimos goles al borde de los descansos. Puso tanibi¨¦n as¨ª la losa psicol¨®gica sobre el perdido y desmoralizado equipo espa?ol. S¨®lo unos fallos de Sukno en el tercer tiempo, impropios de su categor¨ªa, impidieron un triurirc balc¨¢nico a¨²n m¨¢s abultado. Los campeones ol¨ªmpicos se relajaron en el cuarto tiempo, ya con un 9-3 en el marcador, y Espa?a gan¨® esa parte por 3-1. Estiarte marc¨®, al fin de penalti, su decimoiactavo, gol del torneo, del que es m¨¢ximo realizador.
Pero los fallos fueron la nota dominante espa?ola. Antonio Esteller, el entrenador, se enfad¨® en uno de los descansos del partido por la falta de velocidad de su equipo en el ataque, que imped¨ªa, aprovechar la lentitud de regreso) de los hombres-boya yugoslavos a la defensa, y se le escap¨®: "Que se nos va el Mundial". El Mundial efectivamente se fue. Espa?a s¨®lo jugar¨¢ para los puestos quinto al octavo. La bonita historia de so?ar con una medalla termin¨®.
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